En conversación con el director de Radio y Diario Universidad de Chile, Patricio López, en la primera edición de Radioanálisis, el destacado dibujante chileno Alberto Montt, se refirió a la obra de Quino y el legado que deja el argentino luego que se anunciara su fallecimiento este día miércoles.
Para Montt, “uno de los grandes legados que tuvo Quino fue que él entra al humor gráfico con una fuerza arrolladora, con esta idea de plantarse frente a un statu quo que predominaba en Latinoamérica”.
El creador de Dosis Diarias agrega que “si bien Quino comienza con un tipo de humor muy inocuo, al poco andar comienza a descubrir que tiene una voz y empieza a hablar de temas más serios y ahí entra Mafalda y comienza a tratar temas muy profundos que van desde la cotidianidad de la familia, críticas a la sociedad y de frentón críticas al estado político, no solo de Argentina, sino que del mundo”.
En ese sentido, Montt sostiene que “Quino retrata un día a día que estaba plagado de política, él se hace bardo y relata de forma cotidiana y además muy astuta porque al no hablar de temas puntuales, sino que de temas más macro como la violencia, el machismo, la opresión, la solidaridad, eso hace que puedas leer Mafalda y, lamentablemente, sentir que fuese hecho ayer”.
Sin duda alguna el personaje más emblemático de la obra de Quino es Mafalda, respecto del significado de esta pequeña niña argentina, Montt sostiene que “Mafalda es un señor de 40 años que dibujaba en su casa lo que pensaba. Un señor profundamente crítico hasta el punto de casi ser amargado. De todas formas, prefiero el infierno de Quino al cielo de cualquier otro”.
En esa línea Alberto Montt recordó una entrevista que dio Quino a la pregunta de ¿qué hubiese pasado si Mafalda fuese una mujer mayor? “Ante esa pregunta Quino dijo que probablemente Mafalda sería una detenida desaparecida y lamentablemente eso tiene mucho sentido, porque ir contra el statu quo acá en Latinoamérica muchas veces te condena. Creo que Mafalda es eso, la necesidad de un señor de 40 años de decir lo que lo atormentaba y no solo con esa intención, sino que invitar al resto a pensar también”.
Alberto Montt comentó además el legado de Quino más allá de Mafalda, el que muchas veces queda eclipsado por la trascendencia del personaje avecindado en el barrio de San Telmo. En ese sentido, el dibujante chileno señaló que “el Quino posterior a Mafalda es mucho más críptico y por ahí hay gente que no necesariamente le causó la misma repercusión. A veces me da un poco de pena que la grandiosidad de Mafalda opaque otro espacio fantástico de Quino que es su obra posterior”.
Sobre ese Quino no tan conocido, Montt detalla que “cuando él deja de hacer Mafalda y se dedica a hacer páginas editoriales en revistas de temas que le eran contingentes y al tener una página entera para crear, se podía dar el lujo de ocupar mejor los espacios y utilizar los personajes que él quisiera, ya no estaba supeditado al pequeño grupo de niños de San Telmo y esto le dio la posibilidad de tratar temas más peliagudos, más crítico y ácido y puedes ir viendo su progresión hasta que los últimos libros son casi puras declamaciones, ensayos acompañados por gráficos”, concluyó.