Rector Vivaldi en medio español: “El plebiscito denota una voluntad de transformar este modelo de sociedad no solo porque no nos gusta, sino porque no funciona”

En “Chile: Un golpe y dos plebiscitos”, una columna publicada por el diario El País, el Rector de la Universidad de Chile hace un paralelo entre los plebiscitos de 1988 y 2020. Allí, Vivaldi explica que si bien en el último proceso eleccionario no se votó para terminar con una dictadura sí se decidía por terminar con el modelo instaurado después del golpe de Estado.

En “Chile: Un golpe y dos plebiscitos”, una columna publicada por el diario El País, el Rector de la Universidad de Chile hace un paralelo entre los plebiscitos de 1988 y 2020. Allí, Vivaldi explica que si bien en el último proceso eleccionario no se votó para terminar con una dictadura sí se decidía por terminar con el modelo instaurado después del golpe de Estado.

Temas como la educación y el presupuesto 2021 son algunos de los abordados por el Rector Ennio Vivaldi en su columna “Chile: Un golpe y dos plebiscitos”, publicada el 10 de noviembre en el diario El País de España. En ella da cuenta de cómo se instauró el actual modelo de sociedad chileno y la forma en que permeó en los principales ámbitos de la vida de las y los chilenos a través de la constitución.

“A diferencia de aquel otro (plebiscito) de 1988, este no preguntaba acerca de si debía continuar gobernando el principal responsable del golpe de Estado que instauró este nuevo modelo de sociedad. Más bien, preguntaba si se quería seguir viviendo bajo la Constitución que cristalizaba ese modelo (…) Sin duda, la decisión en 1988 respecto a Pinochet fue muy importante para la vida del país. Sin embargo, parecería que no fue el punto final de una etapa de nuestra historia, sino más bien un punto de inflexión dentro de ella”, expone Ennio Vivaldi en El País.

El Rector de la U. de Chile, a su vez, explica los resultados de la Constitución de 1980 en algunos ámbitos, como el universitario, ejemplificado con la irrupción de las universidades privadas y el crecimiento de la matrícula en educación superior, lo que posteriormente sería la razón de las altas tasas de endeudamiento de miles de estudiantes.

“La institucionalidad política pudo jactarse de la gran ampliación de la cobertura, satisfacción compartida por las empresas detrás de los nuevos proyectos educacionales. Pero pronto comenzarían las protestas de jóvenes a quienes se había inducido a endeudarse para asistir a universidades que, según el dato testimonial de postulación en el sistema único de admisión, y con el perdón de Friedman, no eran las que habían elegido, y acerca de las cuales nadie se había realmente preocupado de publicar sus estadísticas de titulación o empleabilidad. Así, la política pudo lucir un aumento de cobertura sin precedentes, el negocio pudo beneficiarse por la facilidad de crédito estudiantil y, en este despampanante mercado recién descubierto, nadie quiso pensar en proteger al consumidor”, detalla.

Posteriormente aborda la compleja situación que viven las universidades estatales y tradicionales debido a la disminución del presupuesto para 2021: “En el proyecto de presupuesto para 2021 en Educación Superior, desagradeciendo el desempeño ejemplar de las universidades tradicionales en la pandemia COVID, se propone transferir una enorme cantidad de recursos desde los fondos basales de las universidades públicas y privadas tradicionales a las privadas nuevas las que, amparadas por el dictamen recién mencionado y motivadas por la crisis económica, han decidido ingresar a la hasta ayer denostada política de gratuidad. La actual Constitución recuerda la escena del matón en el patio del liceo que le toma la mano a un compañero más pequeño y lo obliga a abofetearse su propio rostro con su propia mano, al tiempo que le dice ‘No te pegues… ¿para qué te pegas?’”.

Y finaliza con las perspectivas que se abren con el proceso constituyente. “El reciente plebiscito que decide cambiar la Constitución denota una voluntad de transformar este modelo de sociedad no solo porque no nos gusta, sino porque no funciona. La nueva constitución será redactada por ciudadanos electos, resguardando paridad de género y presencia de pueblos originarios. Un punto fundamental es recuperar el ámbito de lo público. Muy especialmente, revalorar la educación pública, la instancia por excelencia que fomenta la cohesión social y permite interiorizar un sentido de bien común (…) Precisamente, lo que esperamos de la nueva Constitución es que vuelva a armonizar los derechos reales, efectivos, de cada ciudadano con el bien común de la sociedad entera”, concluye el Rector Vivaldi.





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