¿Qué debemos cambiar, mejorar o mantener en Chile? ¿Cómo podemos lograrlo? ¿Qué puedo hacer yo como ciudadano para lograrlo? Esas fueron las preguntas que se hicieron en los diálogos de ‘Tenemos que Hablar de Chile’, la plataforma de conversaciones y participación ciudadana de la Universidad de Chile y la Pontificia Universidad Católica, en los que se invitó a grupos formados por 5 a 8 personas, desconocidas entre sí y con realidades muy diversas, a conversar por videollamadas acerca de los temas del país.
Tras ocho meses de trabajo, los rectores Ennio Vivaldi e Ignacio Sánchez se reunieron en el Centro Cultural Gabriela Mistral para dar a conocer los resultados de los primeros mil diálogos, donde participaron alrededor de 5.100 habitantes de entre 18 a 87 años, provenientes de 326 comunas de Chile.
“Una de las cosas importantes que ha logrado este proyectos es que se ha podido reunir a personas de distintas partes del país, de distintos oficios, profesiones, educación y procedencia”, indicó Sánchez, mientras que Vivaldi señaló que estos resultados “dan cuenta de la importancia de la cohesión social para la construcción de un país del que todas y todos nos sintamos parte, con nuestras diferencias y similitudes, pero parte de un común”.
Uno de los principales hallazgos es que las personas comparten un mismo sentir al inicio de las conversaciones: malestar e inseguridad respecto al funcionamiento de la vida. Sin embargo, a medida que el diálogo avanza y son invitadas a pensar en el futuro, la conversación se torna esperanzada ante la posibilidad de un cambio que se traduce a vivir mejor. “Hay algo que hemos denominado como una “incertidumbre esperanzada”. Hay incertidumbre, pero hay grandes esperanzas de que este proceso constituyente y que el futuro nos depare beneficios para todos los chilenos y chilenas. Creo que hay un optimismo, que no es ciego, que se basa en aspectos reales, y que demanda también la colaboración de nuestra población“, sostuvo el rector Sánchez en la presentación de los resultados.
En esa línea, otro de los hallazgos tiene que ver con la visión sobre el Estado, percibido como un sistema indiferente que no sólo no apoya a los vulnerados, sino que también los vulnera y no siente como suyas las preocupaciones de la ciudadanía. “La ciudadanía espera una transformación social importante, pero que venga desde el Estado. Un Estado que esté más presente, pero que también conozca mejor su realidad”, explicó la subdirectora de la plataforma “Tenemos que Hablar de Chile”, Valentina Rosas. “Sienten que hay una desconexión desde el Estado y desde la clase política con la ciudadanía, y eso va a en muchos ámbitos: desde la salud, educación y pensiones, pero también en el trato a nivel municipal y nacional. Hay una crítica bien importante, pero que se acompaña con un ánimo de esperanza y de seguir conversando para mejorar las cosas”, agregó Rosas.
La diversidad de puntos de vista, ideas y realidades fue considerado un aspecto positivo por los participantes. El tercer hallazgo apunta a que esas diferencias son valoradas como complementarias y existe un ánimo de integración, no de anular o cancelar a quien piensa distinto. En el cuarto punto, existe un llamado generalizado a construir un sistema político distinto dado que los participantes observan que la política es un servicio público que no funciona y que se protege a sí misma, no a la ciudadanía. Pero en las opiniones no existe un planteamiento definido sobre cómo debería organizarse el sistema político de Chile.
Una mirada transversal sobre la educación fue otro de los hallazgos. No solamente concebida como un derecho fundamental, sino también vista desde su rol cívico en cuanto a las dinámicas de convivencia social. Hay conciencia transversal en las conversaciones de que un mejor futuro para Chile pasa por una mejor educación. Por último, la economía de las personas, asociadas al trabajo, las deudas y la vida cotidiana, fue otro de los temas que se repitió de manera sistemática en los diálogos, donde los participantes compartían sus experiencias desde una economía doméstica más que desde las grandes cifras de crecimiento del país. “La economía no emerge como una discusión sobre nociones abstractas o indicadores macroeconómicos a nivel país, sino desde la economía de las personas, del hogar”, dice el informe.
Los resultados expuestos por ambos rectores son el puntapié inicial de una serie de hallazgos que serán compartidos próximamente. A la fecha, Tenemos que Hablar de Chile ha logrado reunir a más de 12.000 personas de todas las 346 comunas de Chile en conversaciones por videollamada, mientras que ha recibido más de 90.000 respuestas a sus 18 consultas ciudadanas, una por cada tema país como educación, salud, pensiones, entre otros. Toda esa información será parte de una serie de documentos entregables a las autoridades para incidir en el diseño de políticas públicas, tomando como base lo que dijo la ciudadanía.
Puedes descargar el resumen ejecutivo y conocer más en detalle estos resultados preliminares aquí .