En Chesque Alto, zona cordillerana de la Región de la Araucanía, conviven comunidades mapuches ancestrales y emprendimientos turísticos, todos quienes dependen de la pureza del agua de los esteros Nalcahue y Los Quiques, los cuales desembocan en el río Chesque en la cabecera de la cuenca del río Valdivia, lugar que además está inserto dentro de la Reserva de la Biósfera “Araucarias”. Sin embargo, desde 1998 se ubica en el sector la “Piscicultura Chesque Alto”, la cual, a pesar de que ha aumentado su producción constantemente, funcionó hasta junio del 2019 sin autorización ambiental.
“Los impactos de esta piscicultura se hicieron ver desde que se instalaron y a pesar de nuestros reclamos, la autoridad nunca nos escuchó. Era evidente que no hicieron ningún estudio de los impactos aquí en el territorio”, señala Juan Paillamilla, Lawentuchefe y miembro de la Comunidad José Caripang.
El año 2016, con el propósito de regularizar sus operaciones y conseguir la autorización para su producción, la empresa realizó una Declaración de Impacto Ambiental (DIA), titulada “Mejoramiento Ambiental Piscicultura Chesque Alto”, solicitando que se le autorizara una producción de 140,1 toneladas anuales de biomasa -casi 100 toneladas más que las que fueron declaradas en 1998-, con un uso de aguas por un caudal operacional de 550 litros por segundo que extrae del Estero Nalcahue y el Estero Los Quiques. El agua captada es utilizada en los procesos y luego devuelta al Estero Nalcahue, contaminando las aguas de este estero y del Río Chesque, en el que desemboca.
“Hoy día el agua del río no se puede tomar porque su sabor es salado, la gente no se puede bañar porque se producen alergias, viene con espuma y épocas de verano, cuando baja el caudal, se puede apreciar que el agua está totalmente turbia. En términos de nuestras tradiciones, es imposible utilizarla para el uso medicinal y ceremonial”, agrega el Lawentuchefe.
Sin embargo y pese a que las comunidades participaron de la evaluación ambiental, indicando que el diseño y funcionamiento del proyecto no era compatible con la conservación del medio ambiente, sus formas de vida y cosmovisión ya que contamina severamente las aguas que sirven para el consumo humano, animal y recreativo, además de tener un muy relevante uso ancestral religioso, existiendo sitios ceremoniales en los que el agua limpia juega un rol central, río abajo del Proyecto, o como reservorio de hierbas medicinales -lawen-; este fue aprobado.
Una deficiente evaluación ambiental
Además del problema de contaminación de las aguas y la afectación de su acceso como derecho humano y la infracción al convenio 169 de la OIT, la evaluación de la Piscicultura Chesque Alto tiene otros defectos, ya que se excluyó a comunidades indígenas y no se logró descartar la alteración de los sitios pertenecientes al patrimonio cultural y las atracciones naturales cercanas como el Parque Nacional Villarrica, zona de gran importancia turística.
“Es importante destacar también que al tratarse de una empresa que ha funcionado irregularmente por más de 20 años, no puede obviarse la evaluación de impactos acumulados o sumados de todo el tiempo que se ha encontrado en ejecución ilegal en este territorio que antes de que comenzara a operar la piscicultura era un lugar prístino y mínimamente intervenido”, explica Diego Lillo, Coordinador de Litigios de ONG FIMA.