Este sábado, mientras la junta militar celebraba el Día de las Fuerzas Armadas con un desfile en la capital, cientos de personas fueron asesinadas por protestar en contra de la junta militar que realizó un golpe de Estado en el mes de febrero.
Las muertes recientes ocurrieron durante manifestaciones celebradas en Rangún, la mayor ciudad del país, así como en Lashio, Mandalay, Meikhtila, Kyaukpadaung y Kyeikhto, entre otras, con numerosos heridos en estado crítico, según informaron testigos y medios locales.
Varios medios internacionales califican estos últimos sucesos como la jornada de represión más feroz y sangrienta contra los participantes en las protestas que fueron convocadas en unas 40 ciudades de Birmania, se cree que al menos van 114 muertos reportados. Los equipos de emergencia y rescate informaron que es probable que el número de víctimas mortales aumente.
“Hoy es un día de vergüenza para las fuerzas armadas”, dijo al medio AlJazeera, el Dr. Sasa, portavoz del Comité Representante de Pyidaungsu Hluttaw (CRPH), un grupo antigolpista creado por políticos depuestos.
“Violencia impactante contra el pueblo de Birmania por parte de sus militares el Día de las Fuerzas Armadas. Estamos recibiendo informes de decenas de muertos, incluidos niños, cientos de heridos en 40 ubicaciones y detenciones masivas. Esta violencia está agravando la ilegitimidad del golpe y la culpabilidad de sus líderes”, reaccionó a través de sus redes sociales la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
Shocking violence against #Myanmar’s people by its military on #ArmedForcesDay. We are receiving reports of scores killed, incl. children, 100s injured across 40 locations, & mass arrests. This violence is compounding the illegitimacy of the coup & the culpability of its leaders. pic.twitter.com/ifgpXSqG8e
— UN Human Rights (@UNHumanRights) March 27, 2021
En febrero, los militares tomaron el poder con la excusa de un supuesto fraude electoral en los comicios del pasado noviembre, en los que arrasó el partido de la líder depuesta y nobel de la paz, Aung San Suu Kyi, y que fueron declarados legítimos por los observadores internacionales.
Desde el golpe, la junta militar ha detenido a más de 3.000 personas, incluida Suu Kyi y gran parte de su Gobierno, quienes se encuentran en su mayoría incomunicados.