Durante la semana que viene se retomará en la Comisión de Constitución de la Cámara de Diputadas y Diputados la discusión en torno a la reforma transitoria que busca permitir, de manera excepcional, un impuesto a los llamados ‘súper ricos’.
Un debate que ha estado marcado por el enfrentamiento entre las posturas de la oposición y el oficialismo, con una férrea postura en contra desde el Ejecutivo y de la que además se ha hecho parte activa el empresariado chileno. Más aún ahora, al aprobarse la indicación que fusiona el artículo original del proyecto e incluye la eliminación de las exenciones tributarias y un aumento transitorio, desde el 27% actual a un 30%, al impuesto a las grandes empresas, es decir, a aquellas con ingresos superiores a UF 1.000.000.
La indicación presentada por la diputada PC Camila Vallejo y el diputado DC Matías Walker, fue aprobada esta semana y ha vuelto a encender las alertas del oficialismo, desde donde ya han presentado propuestas. Y es que dentro de Chile Vamos también hay quienes creen que es necesario que los que tienen más, al menos durante la pandemia, paguen más impuestos; pero las principales diferencias recaen en la forma. Sobre el tema de fondo, en conversación con Radio Universidad de Chile, la diputada RN Ximena Ossandón abordó su postura frente a un debate en el que, dice, pese a no participar de la Comisión de Constitución, ha querido ser parte activa asistiendo a reuniones y evaluando alternativas.
¿El objetivo lo comparte?
Claramente el objetivo es bueno, lo comparte muchísima gente, el tema es cómo hacer que recaude bien. Lo que el diputado Gonzalo Fuenzalida, desde Renovación Nacional, propone son cosas que Michelle Bachelet hizo con proponer estímulos, por ejemplo, para que los patrimonios que están en el extranjero vuelvan a Chile. Y también el uso del FUT con una tasa de un 10% y que después se descuente del global complementario.
Lo más complicado de todo, es que ninguna de las tres propuestas, si bien van en la misma línea, te dicen cuánta plata piensan recaudar más o menos. Y a veces cuando se habla del impuesto a los súper ricos, hay muchos expertos que dicen que si tú te dedicaras a la evasión y la elusión podrías incluso recaudar más plata.
Es decir, más allá del mecanismo, ¿usted está de acuerdo con la idea de establecer un impuesto a los súper ricos?
Y ni siquiera los súper ricos, porque de las críticas que yo tengo, y se lo dije a Camila (Vallejo), es que 22 millones de dólares era muy alto y que tenía que ser escalonado desde hartos millones menos para abajo. Distintas tasas, pero en el fondo no solo a los súper ricos, si son solo 1.406 personas que creo que caben en ese universo, de 18 millones que somos en Chile. Pero una persona que tiene 18 o 15 millones de dólares, o una persona que tiene 10 millones de dólares, ¿tú crees que no tiene capital también para aportar en esta situación que estamos viviendo? Yo creo que sí.
El tema está en que como ahora este proyecto ha ido cambiando, ahora ya no estamos sólo gravando los patrimonios de las personas y estamos gravando también a las empresas. Y eso es lo que hay que ver, porque yo creo que si hay algo con lo que tenemos que tener mucho cuidado, es con pegarle hoy día a las empresas. Ya el proyecto no está solo enfocado en los súper ricos, sino que en las mega empresas también. Ahí hay que ponerle mucho ojo y tener mucho cuidado, porque si hay algo que necesitamos es que las empresas funcionen.
Pero en el tema de fondo, ¿usted está de acuerdo con que los que tienen más, durante la pandemia al menos, paguen más?
Yo estoy de acuerdo con eso e incluso te diría que permanentemente. Yo creo que siempre el que tiene más debe pagar más. Pero tiene que ser de una forma transparente y que sea una constante. No que tú vivas en un sistema tributario como el que nosotros vivimos, que es un sistema integrado y entonces tú lo que sacas por un lado lo recuperas por el otro; y caminar hacia un sistema tributario desintegrado, donde tú separes realmente la empresa de la persona. Sólo así vamos a tener mayor transparencia, y así se ha hecho en la mayoría de los países que participan en la OCDE, que tienen sistemas tributarios desintegrados. Es mucho más transparente, mucho más fácil, tú sabrías perfectamente a quién vas a gravar y con cuánto. Pero en esta mezcla entre lo personal y la empresa es donde se hacen todas estas triquiñuelas y se termina pagando menos de lo que se debería pagar. Tú comprenderás que a los super ricos o a las mega empresas no les va a hacer gran diferencia.
¿Por qué cree que el impuesto a los súper ricos no tiene tanta acogida en su sector? Su postura frente al tema de fondo no parece ser mayoritaria en Chile Vamos…
¿Sabes qué? Yo creo que cada vez, y se ve en la última votación del retiro del 10% con ciento veintitantas personas a favor, eso antes no era así, antes era el raspado y hoy en día fue con holgura. Hay una circunstancia especial, hay una cosa histórica especial. Estamos en una pandemia que no termina y en una pandemia económica que todavía le queda para rato, entonces vamos a tener que usar varios mecanismos. Éste puede ser uno, y espero que el Gobierno así lo acoja, lo patrocine y lo mejore, porque ellos son los únicos que realmente lo pueden hacer. Pero con una fórmula que sea factible, que no sea un mono comunicativo.
¿Pero usted comprende el malestar de la gente cuando, por ejemplo, ven que las familias más ricas de Chile se enriquecieron aún más, mientras ellos deben recurrir a sus ahorros previsionales para sortear la crisis? Y que en medio de una discusión en la que se está poniendo sobre la mesa un impuesto para los súper ricos, el Gobierno se manifieste -hasta ahora- en contra…
Pero que el Gobierno se manifieste en contra no quiere decir que sea la voluntad de cada una de esas siete familias que dices tú. Yo creo que esto va a avanzar y vamos a sacar el proyecto de ley, yo creo que en un corto plazo. Y créeme que yo entiendo el malestar, o sea, nosotros hemos sido fundadores de la derecha social, de levantar la mano y decir aquí hay desigualdades, de meter el dedo en la herida, de molestar a una clase que estaba muy acomodada, de derecha y de izquierda. Eso nadie lo puede discutir, así que claramente entiendo el malestar de la gente.
Ahora tenemos que ver el mecanismo para hacerlo bien y recaudar bien, porque no saco nada con venderle a la gente la pomada de que vamos a hacer un impuesto de los súper ricos, que queden todos felices y todos salgan a aplaudir; y que después no pase nada y no se recaude nada. Yo creo no equivocarme en que el Gobierno está viendo alternativas que van en ese camino, y si lo llevan al Tribunal Constitucional bueno, al menos uno puso el tema sobre la mesa. Muchas veces ha ocurrido que se va al TC pero la pelota queda dando bote y el Gobierno en algún minuto la toma y desarrolla algo, lo vimos con el segundo retiro del 10%. Pero a mí no me gusta venderle humo a la gente; yo puedo decir que me gusta la idea, pero el mecanismo no es el que corresponde.
¿Cree que hay un análisis distinto de la realidad actual de la sociedad chilena? Por ejemplo, la diputada Camila Vallejo señaló en la semana que usted y otros pocos parlamentarios de RN “han demostrado tener mayor sentido de realidad y de urgencia respecto de las necesidades de la gente y de combatir las desigualdades”…
Sí, puede ser, pero cada vez son más. Ahora, el sentido de realidad tiene mucha relación con lo que realmente tú consigas con el proyecto. Hay muchos especialistas incluso de izquierda que dicen que el proyecto no va a recaudar si sigue tal cual está. Y es por eso que Camila (Vallejo) ha recogido, y se ha dado cuenta de que tienen razón, otras propuestas distintas que van en el mismo camino.
Entonces, esa realidad, que nosotros de alguna forma nos arrogamos, también tiene ser una operativa. Porque yo puedo y todo el mundo va a quedar feliz. Pero ¿Qué pasa si a nadie le llega esta recaudación y si la gente no la siente? Las cosas son reales no cuando están en el Congreso, sino que cuando la gente realmente las siente.
¿Por qué cree que en su sector hay quienes se oponen derechamente a un impuesto a los súper ricos? Considerando también la señal que puede dar esa defensa en épocas como ésta, en la que, como usted dice, son especiales.
Yo creo que efectivamente hay harta riqueza en la derecha y muchos empresarios adhieren a nuestro sector. Pero no podemos decir que la izquierda no tiene, o sea, cuando vemos la historia de las boletas a los políticos con Soquimich, ahí estaban todos metidos con las grandes empresas. Entonces, de alguna forma van renegando pero mucha parte, sobre todo de los más antiguos, han vivido de las grandes fortunas. Y así es, izquierda, derecha y todo, y es cosa de ver los patrimonios que tienen los distintos partidos, hay partidos de izquierda que tienen grandes patrimonios también…
Uno ve la composición actual del Congreso y los aportes hechos por las siete familias de mayor riqueza en Chile, sus dineros fueron todos o en gran parte para campañas de Chile Vamos. Lo mismo para la Convención Constitucional.
Claro, yo no tengo esa suerte, pero probablemente sí. Pero tampoco tenemos que negar que históricamente estas mismas familias les daban a todos. Ahora, ése no es el punto, a mi no me gusta esta cosa ideológica o la idea de que el otro tenga menos y ojalá tirarlo para abajo. No, lo que yo pretendo es que hoy día esas familias súper ricas se metan la mano al bolsillo básicamente. Ahora, cuando tú dices que se oponen, yo diría que es por el tema constitucional. No veo que exista un análisis distinto al que te estoy diciendo yo, porque es muy normal y muy lógico. Desde la ONU también te dicen, el que tiene más, dadas las circunstancias que estamos viviendo, tiene que pagar más.
Yo creo que vamos a sacar algo, yo creo que aquí va a nacer algo. Estoy segura, porque la situación sanitaria es muy compleja y no va a terminar en poco tiempo. Creo que hay que dejar las críticas de lado y no seguir dándonos vueltas como en el barro, que los ricos, que los pobres, no sé qué, y pongámonos todos a trabajar para sacar esto adelante.