“Matar el ojo. Una forma de venganza mitológica. Una costumbre que consistía en aplicar fierros calientes en la pupila de los prisioneros o extirparles los párpados antes de exponer sus rostros al sol. Un entrenamiento popular en el circo romano. Una práctica inadmisible, hubiéramos creído, entre nosotros”. 

Este es uno de los fragmentos de Zona ciega, libro que acaba de presentar la escritora nacional Lina Meruane. En la publicación, la autora formula un ensayo para reflexionar sobre la visión, la ceguera, la violencia y el poder desde una perspectiva de género. 

La revuelta popular de octubre de 2019 es parte de ese relato en el que confluyen referencias respecto de la mitología griega, Gabriela Mistral y Marta Brunet, entre otros. 

“El problema de la visión, la posibilidad de la ceguera, es un tema que, personalmente, me acompaña”, indicó la escritora en conversación con el programa Semáforo. 

“Llevo muchos años marcando todas las apariciones oculares, las cegueras que están en la literatura, los modos en que aparecen y los modos en que se relatan ciertas cuestiones que tienen que ver con la ciencia y la medicina”, explicó la escritora radicada en Estados Unidos. 

En Zona ciega la escritora cruza tres intereses para plantear un análisis sobre los vínculos entre la mirada y el poder. Así, el ensayo aborda temas como la escritura como un espacio negado para las mujeres, la representación de la ceguera en la literatura y la importancia simbólica del ojo. 

“La cuestión del ojo aparece muy temprano en nuestra cultura. Casi todas las figuras religiosas están representadas por un ojo. Está la idea de que Dios ve. Por lo tanto, tiene un poder que se ejerce a través de esta constante persecución y mirada sobre lo que hacemos los humanos. Ahí ya hay una primera inscripción”, dijo Meruane. 

“Lo que me parece muy interesante es que la cultura patriarcal no piensa en que las mujeres sean capaces de tener un poder o su propio poder. Nunca piensa que la ceguera en una mujer, la pérdida de sus ojos, pueda ser meritoria de un relato. Pero también es interesante pensar a contrapelo de esto, pensar en el caso de las mujeres a las que le han arrancado los ojos en situaciones de violencia de género”, agregó la autora. 

“Los hombres logran convertir sus cuerpos y sus problemas en épicas para narrar, épicas de valientes como dice Borges (…). Para las mujeres en cambio es distinto, porque como el territorio de la literatura no era propio de ellas, lo que empieza a suceder es que si ellas ponen su cuerpo por delante o como pena o como dolor, lo que le pasa a su literatura es que es leída como una literatura ombliguista, femenina, lastimera”, comentó la escritora. 

La autora también indicó que el estallido social tiene distintos aspectos simbólicos respecto de la visión. Lo primero es el ejercicio del despertar. Posteriormente está la violencia del Estado frente a los manifestantes. 

“En la dictadura se hizo desaparecer el cuerpo para no tener evidencia, pero en el momento de la democracia se espectaculariza el daño que se hace a la ciudadanía.  Se está usando el ojo para espectacularizar la violencia dónde más miedo nos da”, reflexionó la autora. 

“Los poderes democráticos, no solamente en Chile, se dirigen a los ojos como un castigo fundamental”, concluyó la escritora. 

Zona ciega ya fue presentado en el marco de un lanzamiento virtual. Ahora, el libro puede ser adquirido de manera física y digital.