Andrés Giordano, dirigente sindical y candidato constituyente: “Las injusticias nos han empujado a movilizarnos”

El representante de los trabajadores de la transnacional Starbucks sostiene que es necesario cambiar la mirada del país para colocar a las personas por sobre la propiedad privada. Esta es la entrevista que entregó a nuestro medio.

El representante de los trabajadores de la transnacional Starbucks sostiene que es necesario cambiar la mirada del país para colocar a las personas por sobre la propiedad privada. Esta es la entrevista que entregó a nuestro medio.

¿Cuáles deberían ser las prioridades estratégicas de los partidarios de los cambios que resulten electos?

Primero un reglamento de la Convención que considere la participación ciudadana como eje. Luego debemos asegurar un Estado protagónico, empresario, verdaderamente democrático, paritario, plurinacional, con soberanía sobre sus recursos naturales y capaz de garantizar una robusta agenda derechos sociales como salud, educación, vivienda, medio ambiente sano, trabajo digno, salarios justos, renta básica universal para quienes generan o posibilitan la creación de riqueza, como quienes realizan labores domésticas y de cuidados, y pensiones suficientes para una vejez digna. Y por último pero no menos importante, una democracia radicalmente participativa.

¿Cómo se logra una “verdadera” democracia?

Junto con reducir considerablemente los poderes del Presidente, eliminar una cámara parlamentaria y terminar con los privilegios en los cargos públicos, tenemos la oportunidad de crear profundos mecanismos democráticos que permitan la participación de la gente y de sus organizaciones sociales para desconcentrar el poder que hoy se acapara en pocas manos. Para esto es fundamental hablar de descentralización para dar más poder a las regiones, establecer rendición de cuentas y poder revocatorio, plebiscitos vinculantes a nivel nacional y local, e iniciativas populares de ley, entre otras formas de participación.

Hay muchos derechos ya consagrados en la Constitución de 1980 que no se hacen efectivos en la sociedad. ¿Qué hacer para que no se repita la historia?

Primero, se debe cambiar la lógica de participación del Estado actual, que delega la mayor parte de los derechos sociales al mercado para beneficiar la inversión privada. Esto significa establecer sin ambigüedades que Chile es un Estado Solidario garante de derechos y que la gran propiedad privada no está sobre la dignidad de las personas. Lo segundo, es el rol del Estado en la economía, con una participación que permita precisamente para desconcentrar la riqueza y financiar una robusta agenda de derechos sociales. Lo tercero, es crear una institucionalidad autónoma de los Gobiernos de turno, una Defensoría Popular, para la defensa de los derechos que el Estado debe garantizar, incluso cuando el propio Estado sea quien los vulnere o permita su vulneración. Y por último, fortalecer el rol de las organizaciones sociales y de la ciudadanía en la distribución del poder, de manera que dejemos de pensar la democracia como un poder delegado.

El trabajo parece seguir siendo central en muchos ámbitos de la vida de las personas ¿Cómo expresar esto en la Constitución?

Las trabajadoras y trabajadores somos la columna vertebral de la sociedad y por lo tanto, es en el ámbito del trabajo donde se encuentran los derechos que nos permitirían vivir mejor a todas y todos como comunidad, partiendo por el acceso a la salud mental y general, el derecho al trabajo digno y a una remuneración justa (salario mínimo), acorde a las necesidades socioeconómicas reales de una familia en Chile. El reconocimiento del trabajo doméstico y de cuidados con un Sistema Nacional de Cuidados. También el derecho a la seguridad social, que entre otras cosas, debe garantizar una jubilación digna, proveniente de un sistema previsional solidario, financiado de forma tripartita y cuyo mínimo sea igual al nuevo salario mínimo digno. Todo esto con filtro de equidad de género y respeto a las disidencias.

¿Debe haber mecanismos de democracia directa en la Convención? ¿Cómo deberían operar?

Sí, el reglamento debería garantizar la participación de la ciudadanía para que ésta sea el reflejo del Chile que queremos construir, por ejemplo a través de consultas y plebiscitos vinculantes cuando no se alcancen los quórum supra mayoritarios que los sectores más conservadores de la sociedad que han gobernado por más de tres décadas pretenden utilizar para tener una constitución de mínimos. Asimismo, creo que es necesario que las y los mismos convencionalistas realicen cabildos periódicamente durante todo el proceso; es más importante que nunca mantener la conexión con lo que quiere y necesita la gente y abrir la Convención. No queremos un congreso 2.0, sino una asamblea constituyente soberana.

¿Cuál es tu motivación para ser parte de la Convención?

Las injusticias nos han empujado a movilizarnos y a no delegar nuestra voz en políticos reciclados, en farándula o en personajes que no viven en nuestro distrito ni nuestra realidad. Y esto se relaciona con quién soy: trabajador de la multinacional Starbucks, dirigente sindical y vecino de Estación Central. Me considero una alternativa desde la juventud que ha vivido la cara más latente de la precarización laboral y que rompió el miedo de unirse y frenar los abusos desde la organización. No tememos interpelar al poder, como lo hice cuando encaré al -en ese momento- ministro Briones por hacernos pagar el costo de la crisis sanitaria a las y los trabajadores, o al actual ministro Melero en comisiones del Congreso. La constituyente necesita nuestros testimonios, porque hemos vivido las injusticias del modelo en carne propia, organizándonos para transformarlo; quiero estar allí para dar todas las peleas que se tengan que dar como lo he hecho por más de 10 años en nuestro sindicato.





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