La semana recién pasada, el ministro de Salud, Enrique Paris, informó que desde el Gobierno están preparando un protocolo a presentar después de las elecciones para implementar un pasaporte de vacunación o carnet verde que habilitaría para la realización de ciertas actividades gracias al registro de las personas que cuentan con las dosis de vacuna y los días en que éstas fueron administradas.
La idea fue rechazada por el Colegio Médico que aludió al tipo de vacuna que se utiliza mayoritariamente en Chile que es la proveniente del laboratorio Sinovac. La presidenta metropolitana del Colmed, Francisca Crispi, precisó que la principal diferencia con Israel, que sí implementó este documento, es que en ese país la inmunización se llevó a cabo con el compuesto desarrollado por Pfizer y BioNTech.
“Si bien hay países que han implementado este carnet verde, son países que han vacunado con Pfizer y en Chile, el 90% de la vacunación es con Sinovac. Sabemos que los resultados de Sinovac en efectividad son de un 60% en disminuir la transmisión y con esto quiero decir que la vacuna no elimina la posibilidad de contagiarse y transmitir el virus”.
Para ahondar en el tema, en la primera edición de Radioanálisis conversamos con la doctora María Soledad Martínez, Médica Salubrista, Doctora en Salud Pública y académica de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile, quien manifestó la importancia de entender que uno de los objetivos principales del país debe ser cortar el contagio, por lo tanto, las medidas que se adopten deben apuntar a ello.
“En nuestro caso tenemos una vacuna que no es tan efectiva para cortar el contagio, todo indica que la vacuna Sinovac nos protege de la enfermedad más grave, a diferencia de lo que pasa en Israel y Estados Unidos que es la vacuna Pfizer cuyos datos indican que efectivamente sirve para cortar el contagio. En ese entendido la idea de un pasaporte verde es una muy mala idea”.
Consultada sobre las posibilidades de que a futuro la vacunación se haga solo con vacuna Pfizer para quienes están aun pendientes de ser inoculados, la también académica de la Escuela de Salud Pública señaló que efectivamente ese es el panorama ideal, pero es necesario comprender que la disponibilidad a nivel mundial de ese compuesto es mucho menor.
“Pfizer no está disponible simplemente, incluso si el país tiene los recursos para adquirirla. Hay un límite de generación de vacunas en el mundo y, por supuesto, quienes aseguraron aquellas que cortan el contagio son aquellos países que las producen y además los que tienen el dinero y el poder político para ello. En nuestro caso tuvimos la suerte de acceder a la vacuna Sinovac que es muy efectiva para evitar el fallecimiento y la enfermedad grave. Otros países de Latinoamérica no han tenido acceso ni siquiera a esa sino que solo pudieron optar a pequeñas cantidades de diversos compuestos, lo que no ayuda ni a controlar la pandemia ni las muertes u hospitalizaciones graves”.
“Ojalá hubiésemos tenido Pfizer para todo Chile, pero en este contexto global era imposible porque hay un límite para la fabricación de vacunas. Lo que sí sería estupendo es que en Chile pudiéramos empezar a generar vacunas nosotros mismos y si a eso se agrega la sugerencia del Presidente de Estados Unidos respecto de liberar las patentes de las vacunas, entonces podríamos producir vacunas de ARN mensajero que son las más efectivas. Lo que tenemos hoy es muy bueno y debemos seguir usando esas vacunas, porque la mejor vacuna es la que se puede poner hoy mismo”, enfatizó.
En materia de comparaciones con Israel y las expectativas de nuestro país de llegar prontamente al estado sanitario en el que se encuentra ese país que ya comenzó la apertura completa, la especialista recalcó la importancia de la comunicación de riesgos de parte del Ministerio de Salud para que la gente pueda realmente saber lo que pueda esperar.
“Las noticias buenas son que estamos vacunando y tenemos el triple de camas UCI. Las malas son que la vacuna de Sinovac no corta el contagio tanto como quisiéramos. Todos esos mensajes deben ser entregados a la población de manera clara y firme y decir que las vacunas no son lo único que permiten eso. Recordemos que en Australia y Nueva Zelanda también se ha logrado tener mayores libertades como por ejemplo para organizar eventos masivos sin que todo el mundo esté vacunado, pero eso es sobre la base de una excelente trazabilidad. Hay otras opciones para poder volver y hacer las cosas que queremos hacer, pero eso requiere muchas estrategias, no solo la vacunación con vacuna específica”.
La especialista sostuvo que “es necesario además que a las personas se les den las condiciones para poder ser responsables, por ejemplo que los empleadores entreguen los permisos para que quienes estén en el rango de vacunación puedan ir efectivamente a hacerlo, que podamos poner vacunatorios fuera de los locales de votación o en supermercados. Todo eso hará que la gente se vacune más y que podamos volver a una semi normalidad”.
Finalmente, Soledad Martínez reiteró que no está de acuerdo con la idea de entregar ningún tipo de certificación a quienes estén vacunados de modo que en el país se puedan abrir otros tipos de actividades.
“Yo no lo recomiendo en absoluto hoy día, porque eso implica que hay gente que puede hacer algunas cosas y otros que no. Las personas vacunadas igual pueden contagiar y no hay ninguna actividad que pudieran hacer las personas vacunadas que las que no lo están no puedan hacer. Hay cosas que se podrían abrir como los parques, pero eso es para personas vacunadas y no vacunadas, incluso donde hay cuarentenas. Pero lugares cerrados como cines o gimnasios, no, eso todavía no es posible”, concluyó.