En medio del teletrabajo: ¿Sabes qué le hace a tu piel el uso prolongado de pantallas?

La luz que proyectan celulares, computadores y también televisores pueden dañar nuestra piel. La sobreexposición a ella puede provocar la aparición de manchas e incluso -a largo plazo y por la acumulación- cáncer de piel. Ante este casi inevitable escenario para quienes desarrollan teletrabajo, académicos de la Universidad de Chile aconsejan el uso diario, hasta tres veces por día, de protectores solares que permitan protegernos. Adicionalmente, en invierno, recomiendan evitar cambios de temperatura debido a la calefacción excesiva.

La luz que proyectan celulares, computadores y también televisores pueden dañar nuestra piel. La sobreexposición a ella puede provocar la aparición de manchas e incluso -a largo plazo y por la acumulación- cáncer de piel. Ante este casi inevitable escenario para quienes desarrollan teletrabajo, académicos de la Universidad de Chile aconsejan el uso diario, hasta tres veces por día, de protectores solares que permitan protegernos. Adicionalmente, en invierno, recomiendan evitar cambios de temperatura debido a la calefacción excesiva.

A más de un año y medio de la aparición del coronavirus, nuestras rutinas cambiaron de manera radical. Muchos y muchas mantienen sus responsabilidades laborales desde sus hogares, por lo mismo, el uso de pantallas se ha incrementado y hoy son varias las horas al día que pasamos frente a un computador, celular, tablet o expuestos a iluminación artificial.

¿Puede esto perjudicar nuestra piel? Los especialistas explican que es equivocado pensar que nuestra piel y cuerpo solo debe protegerse del cuerpo durante el verano, mediante el uso de protector solar, sombrillas y otros elementos.

La doctora Irene Araya, dermatóloga del Hospital Clínico Universidad de Chile, explica que es necesario protegerse de todas maneras porque si bien, “no estamos tan expuestos a la radiación ultravioleta, que es fuente de radiación que llega del sol, sí estamos expuestos más a todas estas luces LED y a pantallas”.

La especialista afirma que la llamada “luz azul” o “visible de alta energía” que tienen dichos artefactos pueden generar cambios en nuestra piel, y advierte que “si sumamos que no hay buena protección diseñada, aparte que la gente no está una, sino que seis o más horas expuesta, eso puede generar un montón de problemas, no solamente a nivel cutáneo”. Esto último porque se ha visto que las luces pueden producir ciertas alteraciones en la retina e incluso afectar nuestro ciclo del sueño.

Envejecimiento digital y daño acumulativo

En la piel -explica la doctora Araya- estas pantallas y luces pueden producir “aparte de las manchas, en algunos tipos de pieles lo que se llama envejecimiento digital”, ya la luz “se mete en la generación de colágeno. Activa una enzima, que es la metaloproteinasa, entonces esa enzima rompe el colágeno”. Por otro lado, también “aumentan los radicales libres, que son como basuritas, por decirlo así, que van circulando por la sangre, que es producto del metabolismo, entonces eso es lo que provoca daño y aumenta también la inflamación”.

Por su parte, el doctor Fernando Valenzuela, académico del Departamento de Dermatología de la Facultad de Medicina de la U. de Chile, plantea que “cada vez hay más información sobre que la luz visible es capaz de inducir algún tipo de daño en la piel y eso justificaría, sobre todo en estos momentos de pandemia y que estamos frente a pantallas por mucho tiempo, el uso de bloqueadores solares y que estos tengan protección, no solamente contra la radiación ultravioleta sino que también contra la luz visible”.

El especialista enfatiza que, si bien uno puede estar frente a un computador o a un celular y no ver cambios a corto plazo, “eso no significa que en 10, 15 o 20 años más, exista un daño solar acumulativo en el material genético de las células de la piel, y que ese se transforme en un cáncer”.

¿Qué hacer entonces?

Ambos dermatólogos coinciden en que es necesario aplicar protector solar, aunque estemos en nuestro hogar, sin salir a la calle, y no solo una vez por día, sino que idealmente el uso debe ser de por lo menos tres veces cada jornada.

El doctor Valenzuela explica que “las moléculas de los filtros solares se inactivan”, y esto entonces lo que hace “es que si yo me pongo por primera vez el protector solar a las 8 de la mañana, después de tres horas y media, tengo cero protección solar (…). No existe un protector solar que dure todo el día”.

Por eso, la recomendación entregada por la doctora Araya es aplicar bloqueador solar de factor 30 o más “al menos 3 veces al día, incluso en la noche cuando se está trabajando. Aplicar una capa, un protector para tu tipo de piel, que sea libre de aceite para evitar el acné de mascarilla”. Además, recomienda “mantener una distancia entre el dispositivo y la cara porque estar con la pantalla encima no es muy bueno. Se recomienda por lo menos 35 centímetros al celular y el doble con el computador, o sea, 70 centímetros”.

Otros consejos en invierno

La doctora Irene Araya recuerda que durante los días de frío es necesario hidratar la piel, ya que debido al uso de calefacción constante ante las bajas temperaturas, la piel se seca. Esto, “tanto por esta radiación como por el clima, por eso hay que humectar con algún producto dependiendo del tipo de piel”, asegura.

Llama también a tener precaución con las fuentes de calor y los tiempos que permanece expuesta nuestra piel, porque “en estos momentos empezamos a ver quemaduras de piel por el guatero, por el calentador de cama, o en personas que tienen alguna alteración genética-médica”, quienes, prosigue, “al tener frío ponen su piel directamente en contacto con estufas o con otras fuentes de calor, y que en vez de beneficiarse con eso tienen mayores problemas”.

Otra recomendación se asocia a los baños que nos damos a diario, pues el agua muy caliente también puede dañar nuestra piel: “lo que hacemos todos es que, como tenemos frío, nos duchamos media hora con agua hirviendo y eso también es bastante dañino para la piel”. Primero, porque “la piel no está preparada para temperaturas muy altas; y, segundo, como el agua en Chile es muy dura en general, las duchas largas en vez de hidratar, deshidratan”.





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