En conversación con la primera edición de Radioanálisis, el economista de la Fundación SOL, Marco Kremerman, abordó el último estudio publicado por la organización titulado: Pensiones sin Seguridad Social ¿Cómo se calcula el moto de las pensiones en Chile? Un trabajo que el investigador realizó en conjunto a la economista Francisca Barriga.
El documento da cuenta de cómo el sistema de contribución definida bajo la lógicade capitalización individual, contraviene a los principios históricos de la seguridad social. El sondeo tiene por objetivo dilucidar los mecanismos generales de funcionamiento del sistema de las Administradoras de los Fondos de Pensiones (AFP) y los procesos que determinan los montos para las personas afiliadas.
En ese sentido el economista consideró a las AFP una “caja negra” en la medida que los y las cotizantes y quienes se están jubilando, desconocen cómo se calcula el monto de una pensión. Una excepción de la realidad de muchos países en el mundo, dado que en Chile no existe ningún beneficio definido, ni tampoco una fórmula determinada de cálculo para estos montos.
“En general en el mundo las pensiones se calculan de otra forma. Se calculan dependiendo de los años cotizados por las personas, por ejemplo 20, 30, 35 años y a cada nivel de año cotizado se le aplica una tasa de reemplazo, que es el porcentaje que la personas van a sacar de lo que ganaba cuando trabajaba de manera remunerada, como pensión. Por ejemplo si alguien ganaba $500 mil y cotizó 30 años, tiene derecho al 70% de lo que ganaba, $350 mil, entonces depende de cuánto ganaba, de los años cotizados y en Chile nada de eso existe”, afirmó.
En ese sentido, Kremerman explicó que en el país sólo se tiene certeza de lo que se cotiza mes a mes, más la comisión que va para las administradoras y que eso ocurre por la forma en que se calculan las pensiones.
“Las pensiones se calculan de la siguiente manera: el saldo que las personas alcanzan a ahorrar, más la rentabilidad que las AFP consiguen -que es el giro de las AFP para hacer crecer los recursos- se divide por algo que es muy alejado de lo que las personas escuchan a diario, que es el concepto de Capital Necesario Unitario (CNU) y se multiplica por 12 para mensualizar la pensión, y ¿Qué es la CNU? Es una variable que depende de múltiples factores, la mayoría de ellos no controlables por las personas“, señaló.
Kremerman explicó que aquellos factores se relacionan con las características individuales de los y las cotizantes y entre ellas mencionó la estructura del hogar; si una persona tiene cónyuge, hijos menores de 18 años o de 24 que se encuentren estudiando, para lo cual debe considerar un remanente de lo ahorrado para construir pensiones de sobrevivencia y por otro lado, el género de las personas afiliadas, en cuanto determina el tiempo en el que se distribuirán las mensualidades y por tanto, el monto.
“A cada persona se le aplica una tabla de mortalidad que tienen que ver con la esperanza de vida promedio que las personas van a tener y esa tabla llega hasta los 110 años, lo que no significa que se calcula que todas las personas mueran a los 110 años, porque hay una tabla de probabilidad, entonces mientras más nos alejamos de la probabilidad promedio de muerte, que para las mujeres es cerca de los 91 años y para los hombres 86 años, se les va asignando probabilidades más bajas de morir. Entonces una mujer que ahorró lo mismo que un hombre va a poder conseguir una pensión más baja, porque se le trata como clienta, no como ciudadana, y por lo tanto va a tener que distribuir ese ahorro en más años, porque tiene una esperanza de vida en promedio mayor”, observó.
Otro factor central que subrayó el economista tiene que ver con las rentabilidades, en la medida que el monto de las pensiones depende de la rentabilidad futura de las administradoras, que no se puede conocer hoy día, lo que no permite calcular la tasa de interés.
“Se hace el siguiente calculo, se toma un 20%, se pondera de la rentabilidad pasada de los fondos más conservadores, C D y E y un 80% de la rentabilidad futura proyectada para los próximos 20 años, contratando a agencias financieras especialistas que con una curva de cero costo, más un agregado, establece una tasa de interés promedio y de esa manera el regulador, que es la Superintendencia de Pensiones, me va informando cada tres meses como se va moviendo esa tasa y se van recalculando las pensiones año a año. Por eso muchas personas dicen que les recalcularon la tasa de interés y que le bajo la pensión”, indicó.
Un Ferrari que no avanza
Estos elementos en conjunto hablan de una magnitud de la crisis previsional que ha alanzado un nivel catastrófico, aseveraron los investigadores en el estudio, en cuanto han podido constatar que el 2020 se jubilaron 102 mil personas y el 50% de ellas pudo autofinanciar una pensión menor a $75 mil.
En esa línea, Kremerman realizó un contrapunto a lo que alguna vez manifestó el creador del sistema privado de los fondos de pensiones, José Piñera, quien pregonaba que quienes ahorraban toda una vida iban a poder sacar el 80% de su ultimo salario, si es que la rentabilidad conseguida por las AFP fuese un 5%.
“La realidad es que si uno toma el inicio del sistema hasta el día de hoy, la rentabilidad promedio ha sido en torno al 8%, ha sido más de lo pronosticado por José Piñera y si uno mira las personas que han cotizado cerca de 35 años, más de la mitad de ellas están sacando menos del salario mínimo de pensión. Entonces la situación es catastrófica incluso para quienes le echan bencina, que obviamente en cualquier sistema de pensiones, quien más cotiza puede sacar una mejor pensión pero este sistema, dado como se construyen las pensiones, no da para nadie, aunque se aumente la tasa de cotización dado que las caídas de las tasas de rentabilidad va en caída libre, década a década ha disminuido más la rentabilidad que consiguen las AFP, por lo que este sistema aunque se cambien los parámetros, nunca va a poder pagar buenas pensiones. Ya fracasó”, aseveró.
El economista abordó además el proyecto de reforma que propuso hace tres años la administración de Sebastián Piñera y que actualmente se encuentra estancado en el Senado, iniciativa que originalmente proponía aumentar la cotización en cuentas individuales del 10% al 14%, sumado a un aumento gradual del pilar solidario, pero que en atención a la presión ejercida por la revuelta social, se separó para acelerar el alza del pilar solidario, otorgar un aumento del 50% gradual de la pensión básica solidaria y del aporte previsional solidario. “Así todo fue insuficiente porque las pensiones aun no superan la línea de la pobreza“, señaló.
“Lo más sensato es que el Gobierno haga una ley corta porque perfectamente, sin tomar de rehén al sistema contributivo, puede seguir aumentando las pensiones solidaria. Sin duda tiene que demostrar que los recursos están y cómo los va a sacar -ojala vía impuestos- pero puede aumentar la cobertura del pilar solidario, tiene que acercarse a la universalidad, el Gobierno ha hablado de acercarse del 60% al 80% más pobre, ojala se haga pronto y que el monto de la pensión básica solidaria aumente”.
En ese sentido instó a que el Ejecutivo aumente la pensión básica solidaria, a modo que llegue a los $200 mil, en estos meses que restan de gobierno. “Hasta la propia UDI proponía que la pensión fuese de 100 UF, vale decir cerca de 210 mil pesos, eso debería ser el monto mínimo, aumentarse la cobertura, decirse de dónde vendrán los recursos para financiar aquello y el resto hay que dejarlo para el próximo gobierno y para la Convención Constituyente, porque hay que reformular profundamente el sistema de pensión“, afirmó.
Los mitos del debate
Kremerman aseveró que la discusión en torno a los cambios estructurales sobre el sistema de pensiones contiene una retórica sumamente pobre, que se ha alimentado de argumentos de poca rigurosidad empírica por parte de las autoridades de Gobierno y del Parlamento, con respecto a la premisa de que los sistemas de reparto vienen en retirada. En ese sentido, el investigador de Fundación Sol reparó en que más del 96% de los países en el mundo, en su pilar contributivo, sigue manteniendo el reparto como sistema hegemónico y pocos el han agregado complementos- no sustitutos- de un pilar privado de capitalización individual.
“Después de Chile cerca de 30 países privatizaron parcial o totalmente su sistema de pensiones y 18 de ellos ya se han devuelto al sistema público por la pésima experiencia que significó aquello y estamos hablando no sólo de Argentina, Bolivia, sino de países como Rusia, República Checa, Croacia, Lituania, Polonia, Hungría, que se han devuelto a los sistemas públicos porque han visto que las pensiones son pésimas, que los adultos mayores tienen una situación de pobreza y que se genera un problema político impresionante. De hecho en Europa del Este, todos los gobiernos que se devolvieron a sistemas públicos fueron gobiernos de derecha, que ante las movilizaciones sociales y crisis económicas, incluso ante improntas nacionalistas como la del gobierno Húngaro, dijeron que no podían permitir que adultos mayores que dieron la vida por la patria, se queden con una pensión miserable”, señaló.
Otro mito en la discusión sobre el modelo, es sobre la supuesta inviabilidad de los sistemas de reparto por los cambios en la pirámide demográfica, explicó Kremerman: “También seria inviable un sistema de cuentas individuales, porque cada persona se tiene que jubilar a los 75 años o tiene que soportar sola una baja pensión que se traduce en que su forma de cálculo, si aumenta el envejecimiento, se ve afectada, entonces la gran diferencia de un sistema colectivo es que se puede proyectar con tiempo, se pueden ver cuales son las variables para que sea sostenible y en Chile perfectamente se puede hacer esto”.
En ese sentido denunció que el sistema vigente no tiene seguridad social en la medida que paga muy malas pensiones y que el único objetivo que ha cumplido ha sido dinamizar con recursos el mercado de capitales e inyectar con recursos frescos y de bajo costo a los grupos económicos, bajo el argumento del crecimiento y la generación de empleo.
“Es bastante inverosímil que una persona, porque se crean empleos, pueda sacrificar y quedarse con una pensión miserable. Ese es el costo de esta supuesta creación de empleos, traspasarle recursos de los trabajadores a los grupos económicos (…) En el mundo está habilitada la posibilidad de que las personas se ayuden a sí mismas, en la solidaridad intergeneracional, los sistemas colectivos, eso se permite y en Chile está prohibido pero está habilitada la posibilidad de que los trabajadores ayuden a grupos Luksic, Matte, Angelini“, criticó.
Cuarto retiro
El investigador de Fundación Sol consideró legítimo el debate sobre el retiro de fondos de pensiones, dada la dilación y la reticencia con la que el gobierno ha salido a inyectar recursos a las familias durante la pandemia y en atención a los indicadores económicos, que particularmente en materia de empleo, siguen manifestando un rezago importante.
“Llegamos a tener un IFE equivalente a la línea de la pobreza, hasta eso se llegó después de 15 meses, golpeado todas las puertas y el Gobierno en el suelo políticamente. Se llegó solo a la línea de la pobreza con una cobertura mucho más amplia que quizás fue lo más interesante, que logramos tener un beneficio más cercano a la universalidad. Entonces en ese sentido, los retiros anteriores, cuando no hubo una ayuda concreta para los hogares, corrieron por su carril propio, avanzaron y ya sabemos cual fue el resultado”.
No obstante consideró lamentable que hasta la fecha se hayan concretado tres retiros con miras hacia un cuarto y hasta una sustracción total de los fondos de pensiones, “es un fracaso del sistema político”, lamentó.
“Me parece extraño que alguien proponga un retiro casi en términos apriorísticos, vale decir que sus apuestas desde el mundo político sea promover retiros. Me parece que es un aprovechamiento político que diputados y diputadas vayan promoviendo retiros parciales o totales porque ninguno de ellos muestra una alternativa al sistema de pensiones”, observó.
Finalmente señaló que el cuarto retiro es un debate que se ha construido a “medias verdades”, en la medida que se ha instalado la premisa de que pocas personas podrían hacer efectivo el cuarto retiro y que aproximadamente cuatro millones y medio de chilenos y chilenas se quedarían sin pensión.
“Siete millones de personas podrán retirar sus recursos, eso no es marginal y en segundo lugar, decir que cuatro millones y medio de personas se van a quedar sin pensión, porque se quedarán con saldo cero y no informar que de esos cuatro millones y medio, tres millones tiene 35 años, es mentirle a la ciudadanía, porque son personas que han comenzado a cotizar recientemente, después van a volver a cotizar y no se van a quedar sin pensión. Su pensión va a ser más baja que es distinto”, reparó.
En esa línea consideró más apropiado que las políticas fueran en orden de realizar un cambio profundo en el sistema de pensiones, extender el IFE y de hacerlo más robusto en términos de su suficiencia.