En una entrevista con la BBC en 2010, el otrora máximo dirigente soviético ya alertaba que una victoria en Afganistán resultaba imposible, que la guerra en ese territorio seco, hostil y tribal simplemente no iba a funcionar. En la conversación, Gorbachov vaticinaba hace ya 11 años que para EE.UU. sería mucho más difícil salir de Afganistán de lo que fue para la URSS y se preguntaba si la alternativa para Washington era vivir otro Vietnam.
Las implicancias de aquella retirada sin pena ni gloria de las tropas soviéticas -una decisión tomada personalmente por Gorbachov como líder de la poderosa URSS- aún son resentidas en el seno de la sociedad rusa, más de 30 años después del colapso del primer Estado Socialista del mundo. Ahora, en 2021, el también premio Nobel de la Paz, establece paralelos entre la invasión soviética y su triste final, con lo sucedido por estos días con la caótica e indecorosa salida de Estados Unidos y de la OTAN desde Afganistán. Por eso tal vez reitera que invadir y ocupar militarmente ese país no sólo “fue una mala idea desde el principio”, sino que fue un “error” y, para peor, Washington demoró demasiado en reconocer su derrota, según él.
Gorbachov, que con anterioridad siempre fue crítico a la presencia estadounidense y de sus socios de la Alianza Noratlántica en Afganistán, propende ahora a asegurar que no se repitan errores similares e insta a sacar lecciones de la dura experiencia sucedida. Entrevistado por la BBC en el actual contexto de los acontecimientos en Afganistán, Gorbachov recordó que tras la evacuación de la embajada estadounidense el fin de semana y el caos en el aeropuerto de Kabul, muchos han comparado la situación en Afganistán con lo sucedido a Estados Unidos en Saigón, cuando desdorosamente los norteamericanos y sus colaboradores debieron morder el polvo de la derrota y precipitarse a helicópteros de la US Marine Task a través del techo de la embajada yanki en la capital de Vietnam del Sur, hoy Ciudad Ho Chi Min.
Es aquí cuando, al parecer, queda demostrado que la experiencia es la madre de la ciencia. El poderoso Ejército Rojo invadió Afganistán en 1979 con el propósito de apoyar a un gobierno pro-comunista que entró en combate con guerrilleros musulmanes. Los soviéticos mantuvieron esa lucha durante una década pero no lograron arribar a una victoria militar. Entonces, premunido de una visión de más largo plazo, Gorbachov logró completar el retiro de sus tropas en lo que, entonces, fue celebrada en el mundo capitalista como la mayor derrota jamás sufrida por el Ejército Soviético. Sin embargo el tiempo ha demostrado que fue correcto considerar como un grueso y determinante error político la presencia militar de su país en Afganistán, pues minaba valiosos recursos humanos, logísticos y financieros en un momento en que la Unión Soviética atravesaba una delicada crisis que se convertiría, a la larga, en el preámbulo de su propia desaparición como una de las superpotencias en ese mundo bipolar.
Hoy podemos ver que Washington se equivocó tratando de conformar una sociedad democrática y un Estado de Derecho en un país que se sostiene en una compleja diversidad étnica y, lo que es peor, religiosa. El error que ya antes había cometido la propia Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas al intentar introducir las teorías y principios de la sociedad igualitaria y sin clases de Marx, Engels y Lenin “en una cultura compuesta por muchas tribus y rigurosamente estratificada”.
Porque, aunque el objetivo original del Pentágono al copar militarmente Afganistán fuese derivado de un acto revanchista surgido poco después de los ataques del 11 de septiembre de 2001 a las Torres Gemelas y su reguero de muerte, de ir a buscar para ultimar a sus propias creaturas -Al Qaeda y su líder Ossama Bin Laden-, la opinión del hoy nonagenario Gorbachov es que aquello fue “un intento poco realistas de Estados Unidos, basado en exageraciones y estrategias políticas, geopolíticas y militares absolutamente erróneas y mal definidas”, señaló al medio londinense.
Así las cosas, en una conferencia de prensa el lunes de esta semana, el presidente de EE.UU., Joe Biden, señaló que ya no era un objetivo para su país intentar levantar una democracia en Afganistán y reiteró que su decisión de retirar las tropas era la correcta. “Después de 20 años he aprendido de la manera más dura que cualquier momento pudo ser bueno para retirar las fuerzas estadounidenses desde Afganistán” afirmó.
Pareciera que al otro lado del mundo hubiesen escuchado a Mijail Gorbachov.