Rodeada de caudalosos ríos y frondosos bosques, al sur de Chile, en la ciudad de Angol, nace a fines de siglo XIX, Matilde Throup Sepúlveda (1876), quien con la misma determinación con la que brilla el sol a mediodía, se convirtió en la primera abogada titulada del país, abriendo paso a generaciones de mujeres deseosas por estudiar, educarse y ocupar espacio en la vida pública de nuestro país.
“Existen muy pocas investigaciones sobre la vida de Matilde Throup, a diferencia de otras mujeres que han sido pioneras y que existen estudios sobre su vida personal y profesional. Lo que sabemos, en este caso, son los datos básicos”, explica Ariadna Biotti Díaz, historiadora y parte del equipo del Archivo Central Andrés Bello.
Sabemos que su travesía para obtener su título universitario comenzó cuando ingresó a estudiar a la Facultad de Leyes y Ciencias Políticas —hoy en día Facultad de Derecho— de la Universidad de Chile, donde recibió el Bachillerato en dicha disciplina el 25 de mayo de 1891.
A pocos meses de cumplir 16 años -el 6 de junio de 1892- Matilde obtuvo su Licenciatura en Leyes, convirtiéndose en la primera mujer chilena en recibir este grado universitario, lo que le permitió recibir el título de abogado, otorgado por la Corte Suprema.
Como una ola que remueve y afecta todo el ecosistema a su alrededor, la obtención del título de Throup tuvo resonancia en países extranjeros. Luego de su titulación, países tan disímiles como Bélgica y Argentina comenzaron a otorgar el título de abogado a mujeres en sus respectivos territorios. Cabe destacar que, en Chile, las mujeres fueron autorizadas para obtener títulos universitarios en 1877, mediante el Decreto Amunategüi. En el caso de la carrera de abogado, sólo seis años más tarde, Matilde Brandau, acompañaría en el espacio público a Matilde Throup, al convertirse en la segunda abogada del país en 1898.
Las batallas de Matilde
Convertirse en abogada fue el primero de los muchos desafíos en la vida de Throup, quien en búsqueda de ejercer su profesión libremente, libró varias batallas. Una de ellas fue cuando postuló al Juzgado de Letras de Ancud, cargo al que se le negó el acceso por ser mujer.
“Ella marca un precedente importante en ese mundo de hombres públicos, que es el mundo de los hombres de derecho, que son por naturaleza los ‘hombres de estado'”, acota Biotti. En este campo, la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile es la cuna de los “hombres públicos”.
“Matilde Throup es una figura importante en el campo del derecho, en la medida en que también desarrolla una carrera que ella misma hace interesante y valiosa, pues postula al Juzgado de Bienes y Letras de Ancud y la Corte de Apelaciones de Concepción, y pide informes de derecho por estimar que por ser mujer no podía acceder a ese puesto”, relata la historiadora.
Throup apela a la Corte Suprema, ganando el caso y sentando un precedente con respecto al ingreso de mujeres a cargos públicos. “Ella abre el paso jurídicamente para que otras mujeres puedan ser notarios y conservadores de bienes raíces en otras partes del país”, explica Biotti.
Recuperar la memoria feminista
Luego de varios años de ejercer su profesión, Matilde falleció a los 46 años (1922) dejando como herencia un legado feminista. “Como mujer del siglo XIX, es interesante considerar la historia que tienen el movimiento feminista, que a veces está protagonizada por mujeres que quizás hicieron muchas cosas porque les nacía y no conocían la palabra ‘feminismo’, pero sí tienen gestos que nosotros podemos interpretar como feministas”, explica la historiadora que forma parte del equipo del Archivo Central Andrés Bello.
“Son mujeres fuertes de personalidad que nacen en familias que las impulsan y no la restringen, en familias donde estudiar es algo interesante y estimulado. Es un momento histórico en el cual las mujeres se abren campo, porque jurídicamente pueden hacerlo, pero también porque hay un estado de derecho abriendo campo, que va permitiendo a las mujeres entrar en ese mundo”, explica. Y agrega: “Es muy interesante rescatar y considerar que nuestro camino y nuestro presente está marcado por historias de estas mujeres que como Matilde Throup y Eloísa Díaz -entre otros ejemplos- dieron pasos en campos totalmente masculinos”.
Para la historiadora es importante rescatar el legado de estas figuras como ejercicio de conciencia histórica “sobre los muchos desafíos que tenemos también hoy en el campo universitario”.
“Por ejemplo, en el campo universitario, tenemos muchas diferencias de género todavía. Hay carreras que están sumamente feminizadas y otras masculinizadas. También vemos muchas diferencias en lo que respecta a la presencia de mujeres en cargos de responsabilidad. Todavía son pocas las mujeres académicas, hay pocas rectoras, lo cual todavía sigue siendo algo novedoso. Recordar a Matilde Throup Sepúlveda como Eloísa Díaz o Elena Caffarena es un gesto importante de memoria y de reconocimiento en lo que hemos hecho para avanzar como sociedad en términos de equidad e igualdad. Lo importante es recordar a aquellas que dieron la lucha en tiempos muy difíciles”, cierra la historiadora.