La Tropósfera es aquella parte más baja de la atmósfera que se calcula desde la el nivel del mar planetario hasta una altura de unos 12 km. aproximadamente, espacio donde ocurre la interacción entre la actividad humana y los fenómenos del clima. El Acuerdo de París estableció en 2015 el compromiso de limitar el aumento medio de la temperatura global hasta un máximo 2ºC con respecto a los niveles pre revolución industria pero redoblando todos los esfuerzos posibles para que, ojalá, el nivel de 1,5ºC de aumento en la temperatura terrestre no sea superado para fines de este siglo.
En tal contexto, la investigación de Oxford analizó el período de la historia transcurrido entre 1751 y 2017, un periodo de 216 años en los que Estados Unidos aparece como el mayor contaminante del planeta. En detalle, las estimaciones que arroja el estudio Our World in Data establecen que en ese período, el país norteamericano contribuyó con la emisión de ¡399 mil millones! de toneladas de dióxido de carbono vertidas a la atmósfera en general y a la tropósfera en particular, lo que equivale al 25% del total de las emisiones realizadas en toda la historia mundial.
De forma acumulada, el segundo lugar es para el viejo continente, específicamente considerado como aquella área europea que reúne a los países industrialmente más avanzados, es decir, la Europa occidental y, diríamos, el meollo de lo que hoy conforma la Unión Europea. Luego, el tercer mayor contaminante del planeta resulta ser la República Popular China, de acuerdo a Our World in Data. En este caso, aunque también contribuye muy masivamente con millones de toneladas de dióxido de carbono al aire que todos respiramos, su llegada a este ránking mortal es mucho más reciente y tiene que ver con su muy acelerada industrialización, especialmente durante el último medio siglo.
Pero en el seno del mayor depredador ecológico del planeta parece haber ido creciendo una conciencia autocrítica acerca de su papel en la devastación del medio ambiente. Así al menos lo ha expresado desde hace ya bastante tiempo el ex secretario de Estado de EE.UU., ex senador y ex candidato a la Presidencia de Estados unidos, John Kerry, actual enviado especial de su país para el clima, quien al arribar el lunes a Milán, Italia, señaló que confía en que los líderes mundiales puedan alcanzar un “progreso enorme” durante la Cumbre del Clima de Glasgow, Escocia (llamada COP26), prevista para un mes más. Kerry agregó que “necesitamos tener éxito” en la cumbre climática para no superar el nivel de 1.5 grados a finales del siglo XXI, agregando con solemne seriedad que “esta es una cuestión de vida o muerte”.
El enviado especial para el clima de John Biden sostiene que los objetivos globales de reducción de emisiones todavía son factibles. “Tenemos que alcanzar una reducción que esté en torno al 45% de ellas durante los próximos diez años y ésta es la década clave”, subrayó Kerry. Sus declaraciones se conocieron al término de una reunión de alto nivel sobre política medioambiental que se efectuó en la capital de Lombardía, en la que participaron más de 40 ministros de medio ambiente de otros tantos países, constituyendo la última reunión preparatoria de alto nivel sobre el clima antes de la mencionada cita de Glasgow, a principios de noviembre.
El informe que se analizó en Milán también apuntó al riesgo de que la meta de 1,5 grados centígrados de calentamiento de la Tierra pueda ser peligrosamente superada en la próxima década si no se ponen en marcha políticas ambiciosas al respecto desde ahora y hasta 2030. Y fue justamente el presidente de la COP26, Alok Sharma quien planteó durante la reunión que no obstante las señales pesimistas, pareciera existir un mayor consenso entre los líderes mundiales para tratar de mantener como factible el objetivo de los 1,5 grados, algo que sería muy bienvenido por la comunidad mundial, por cierto.
La COP26 es la cumbre climática de la Organización de las Naciones Unidas y se reunirá por primera vez desde 2019, año en que Brasil debía realizarla, pero, lamentablemente, llegó al poder el ultraderechista Jair Bolsonaro, quien desechó efectuarla en su país. Fue cuando Chile asumió la presidencia y comenzó a organizar el evento. No obstante, debido al levantamiento ciudadano del 18 de octubre de 2019, se optó por no hacerla en Santiago. Finalmente, España salvó la situación apoyando logísticamente una cita que, lamentablemente, hizo noticia mundial por no cumplir con los objetivos, decisiones, ni planes esperados.
¿Será la COP26 en Glasgow la última oportunidad?
(Imagen: Global Citizen)