Kemy Oyarzún, filósofa: “Si vamos a renunciar a Neruda, tenemos que renunciar a Salvador Allende”

En el marco de los 50 años del Premio Nobel de Pablo Neruda, la académica de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile hizo una relectura de la figura del vate y descartó la cultura de la cancelación en torno a su obra: “No podemos caer en la negación que es lo que quería la dictadura”.

En el marco de los 50 años del Premio Nobel de Pablo Neruda, la académica de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile hizo una relectura de la figura del vate y descartó la cultura de la cancelación en torno a su obra: “No podemos caer en la negación que es lo que quería la dictadura”.

Durante los últimos años y, a la luz del movimiento feminista, la figura de Pablo Neruda ha despertado más de una crítica. Distintos episodios lo han transformado en una personalidad incómoda y de difícil lectura. La violación de una joven en Asia y su desempeño como padre de Malva Marina, a quien abandonó tempranamente, son algunos de los hechos que han empañado la historia del poeta.  

A 50 años del Premio Nobel de Literatura, ese debate vuelve a instalarse y hay quienes optan por distanciarse de su nombre o, derechamente, eligen cancelar su obra. Para Kemy Oyarzún, académica de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile, ese debate no es tan fácil. Según dijo, es importante situarse en el contexto histórico y reconocer que Neruda no se entiende sin la Guerra Fría. 

“Una cosa es la vida de Neruda, pero otra cosa es lo que ha quedado, que es una tremenda obra”, comenta la filósofa. “Los padres de la patria tienen enormes diferencias entre sí. Pero no podemos poner en un mismo saco a Pablo Neruda y a Pinochet”, recalca. 

Según la académica, es importante considerar que “la historia está siempre en movimiento”, oscilando entre la revuelta y la represión. De acuerdo a ello, manifestó que la poesía nerudiana se instala en el ciclo de la Unidad Popular y que, en ese contexto, las mujeres no tenían un rol protagónico. 

“Lamentablemente, la Unidad Popular comenzó con las mujeres excluidas, porque el movimiento de emancipación de las mujeres ya había sido perseguido por la Ley Maldita. En ese sentido, Neruda es representativo de la Unidad Popular, que no fue lo suficientemente hábil en el reconocimiento de las mujeres. Eso no quiere decir que la Unidad Popular sea tan patriarcal como lo es el pinochetismo”, señaló la filósofa. 

“A mí eso me parece súper importante tenerlo en cuenta, porque Neruda instala el pueblo como nadie en la literatura chilena. Ahora, hoy yo hablo de puebla, y Neruda habla mucho del minero, el trabajador, el explotado, pero también habla de María, que va a comprar la alcachofa y la cocina”, indicó. 

neruda pablo

Frente a este tema, la académica también expresó que es crucial entender que la literatura, mayoritariamente, es patriarcal. De acuerdo a ello, sostuvo que la generación nerudiana solía posicionar a los varones como sujetos dentro de la historia, mientras que las mujeres eran representadas como objetos de deseo e intercambio.  

“En ese sentido, tenían costumbres, hábitos y ahí no se salva, como dice un poeta, ahí no se salva ni Dios. Entonces, tenían esa cultura del amor, que era horriblemente misógina”, comentó Kemy Oyarzún. 

“Esa es la situación existencial en la que vivía Neruda. Pero también tenemos la propia escritura que hay que mirarla, porque Neruda instala al pueblo en la literatura chilena. Su escritura es fundamental, porque reconoce la gran deuda histórica que tenemos para una literatura que fue oligárquica y patronal y Neruda recoge toda la variedad, la heterogeneidad, el pluralismo del pueblo y de la puebla oprimida y violentada”, reflexionó. 

“En ese sentido, creo y lo digo con toda claridad: Neruda habría estado en la calle con nosotras. Le habría encantado la marcha de dos millones de mujeres. Y es muy importante que como no está, reconozcamos que también hay una tercera parte en la literatura que es quien lee (…). Y saludo a esas chiquillas que leyeron el Poema XV y se rebelaron y escribieron en las calles: ‘No nos hagas callar’. Sé que el propio Neruda diría ‘vaya, no me habría dado cuenta de las otras lecturas’ y, en ese sentido, quiero rescatar la insolencia de las chiquillas’, agregó la académica. 

Para Oyarzún es imposible estar de acuerdo con la cultura de la cancelación de la obra Nerudiana. Según dijo, eso sería caer en el juego de la dictadura que intentó socavar la cultura revolucionaria del autor e indicó: “No podemos caer en la negación que es lo que quería la dictadura”. 

Pongo a Neruda en la misma altura que Salvador Allende. Entonces, si vamos a renunciar a Neruda, tenemos que renunciar a Salvador Allende y si vamos a renunciar a Salvador Allende, vamos a tener que renunciar a la Unidad Popular y estar de acuerdo con el Golpe Militar”, concluyó la académica.





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