La misión electoral de la Unión Europea en Venezuela, la primera en 15 años, comenzó a desplegar a sus observadores este jueves, cuando empezó oficialmente la campaña para los comicios regionales del 21 de noviembre. “Esta misión es independiente, imparcial, neutral”, dijo la jefa de la misión, la eurodiputada portuguesa Isabel Santos, que acompañó la salida de unos 40 observadores de Caracas a otros estados del país. “Vamos a observar todo el proceso, desde la campaña, hasta el momento de votación; después el recuento, reclamaciones si hay y después producimos un informe”.
Santos subrayó que los “observadores no van a intervenir” en caso de problemas, como es habitual en este tipo de misiones tanto de la UE como de la ONU. Los observadores estarán en 23 de los 24 estados del país: solo Amazonas (sur) no estará cubierto por la misión antes de las elecciones. El 18 de noviembre, 34 nuevos observadores “de corto plazo” se unirán a la misión, que en total contará con más de 100 participantes.
La Unión Europea pilota la misión de gran calado. Desde el Centro Carter, una ONG estadounidense con gran experiencia en defensa de los Derechos Humanos y de las garantías democráticas en todo el mundo, se va a dirigir una mucho más pequeña. Apenas seis observadores formarán parte de un equipo que tiene unos objetivos claramente definidos. “En el mismo día [de las elecciones] no nos centraremos en el conteo porque no tendremos los medios humanos necesarios. Sí podemos analizar el comportamiento del Consejo Nacional Electoral, su transparencia al divulgar los resultados. Tras la elección podemos analizar cómo se manejarán las quejas dentro del proceso,” apunta Jennie Lincoln, miembro de la misión.
“El contexto está repleto de retos”
El Centro Carter ha llevado a enviado una misión previa en Venezuela en el mes de octubre, donde dicen haber dialogado con la totalidad del espectro político. Según Lincoln, “escuchamos de boca de todos una voluntad de participar, con escepticismo, pero tras años de crisis, se ve la posibilidad de dar un paso adelante, de recuperar la democracia en Venezuela. Nosotros encontramos algo de esperanza en este ejercicio electoral. Hay problemas en el proceso, pero es un primer paso.”
La misión del Centro Carter espera que su trabajo en el terreno pueda servir de cara a los próximos comicios. Respecto a los del mes de noviembre de 2021, Jennie Lincoln apunta que “el contexto está repleto de retos para la población de Venezuela. La oposición no ha tenido oportunidad suficiente para organizarse, de tener acceso a los medios, por ejemplo. Nuestra tarea es estudiar este contexto para ver qué impacto tiene en el proceso electoral. Contamos además con una mirada de futuro, para proponer reformas de cara a las próximas elecciones.”
Las autoridades venezolanas se mostraron en el pasado reticentes a permitir la entrada de observadores internacionales independientes y optaban por “misiones de acompañamiento” de organizaciones afines al chavismo. La UE presionó, sin éxito, para desplegar una misión de observación en las legislativas de diciembre 2020, a las que la oposición no acudió y el oficialismo arrasó. La pandemia, la inseguridad y problemas logísticos como la escasez de gasolina, sobre todo en la provincia, destacan entre los obstáculos que tendrán que sortear los observadores.
(Imagen: RFI – Yuri Cortés/AFP)