No hay duda que uno de los sectores más golpeados por la pandemia de Covid-19 ha sido el del arte y la cultura. El desamparo en el que ha vivido históricamente el mundo cultural, marcado por la flexibilidad, incertidumbre y precariedad laboral, se ha visto incrementado debido a la crisis sanitaria, que ha hecho aumentar el desempleo y la informalidad de los trabajadores. Sin embargo, también hay cifras que demuestran que la demanda en acceso a la cultura ha aumentado, a la vez que se ha modificado el comportamiento del público en torno, por ejemplo, a la lectura.
Un artículo elaborado en abril de este año por los académicos María Eugenia Domínguez y Tomás Peters y publicado por Palabra Pública plantea que “si bien la pandemia agudizó la crisis del libro físico, la aceleración de la virtualidad podría estar ampliando la accesibilidad del libro digital” y lanza datos interesantes como el aumento en préstamos de libros de la Biblioteca Pública Digital, que entre enero de 2019 y noviembre de 2020 creció en 48%. Aunque siempre está el fantasma de la poca comprensión lectora; el último informe de la OCDE, de 2016, arrojaba que solo un 1,6% de las/os chilenas/os entiende bien lo que lee o alcanza los niveles más altos de competencia lectora
Fue en esa línea que en septiembre el Observatorio del Libro y la Lectura (OLL) de la Vicerrectoría de Extensión y Comunicaciones de la U. de Chile -y que reúne a diferentes agentes del libro entre ellos la Cámara Chilena del Libro y Editores de Chile- elaboró un carta dirigida a los entonces siete candidatos y candidata presidenciales con una serie de medidas en torno a la promoción de la cultura y de la lectura como bien común para que fuesen consideradas dentro de sus programas de gobierno.
Asimismo, durante octubre el OLL desarrolló la campaña en redes sociales #MásCulturaMásLectura, que interpeló con diferentes preguntas en video, basadas en la misma carta pública, a los candidatos y candidata para conocer sus visiones en torno al tema. Si bien Gabriel Boric, Yasna Provoste y Marco Enríquez-Ominami, respondieron a algunas de las interrogantes, los candidatos José Antonio Kast, Franco Parisi y Eduardo ArtéS fueron los grandes ausentes de la discusión. En tanto, el 1 de noviembre, la Universidad de Chile desarrolló un debate principal donde el foco estuvo puesto en temas poco debatidos en otros espacios: educación, medio ambiente y cultura, donde el único ausente fue el candidato del Partido Republicano.
Durante la última semana ambos candidatos, de cara a la segunda vuelta, fueron consultados nuevamente por el lugar que ocuparía la Cultura y la lectura especialmente en sus futuros gobiernos, a la vez que se compararon sus programas públicos.
El equipo programático de Gabriel Boric respondió con una carta al OLL, donde esbozó ideas generales y presentó sus intenciones en la materia: “Nuestra propuesta de trabajo se articula bajo el concepto de democracia cultural (…) ya no bajo la mera lógica de fomento y acceso a una oferta cultural, sino que bajo un enfoque de derechos culturales”, y además plantea medidas concretas respondiendo a interrogantes específicas planteadas por el organismo que agrupa a diferentes agentes del libro liderados por la U. de Chile, la Cámara Chilena del Libro y Editores de Chile.
“Un aumento del 1% del presupuesto de la nación en el próximo Gobierno para el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio”; “reactivar consultas postergadas como la Encuesta Nacional del Uso de Tiempo (ENUT), la Encuesta Nacional de Participación Cultural (ENPCC) y la Encuesta de Comportamiento Lector (ECL), con el fin de desarrollar estrategias más pertinentes, que reconozcan nuevos formatos de lectura”; “velar por una participación efectiva y vinculante en el desarrollo de la nueva Política del Libro y la Lectura”, fueron algunas de las ideas propuestas por el equipo de Boric, que también aparecen en su programa público.
En el caso de José Antonio Kast, al cierre de esta edición su comando advirtió no tener aún un plan definitivo en cultura. Sin embargo, en su web de campaña se puede encontrar un documento donde se delinean 14 medidas concretas.
Entre las ideas generales el candidato aboga por considerar a “las personas los titulares del derecho a participar de la vida cultural de la nación, debiendo contar con la libertad de producir y/o elegir a qué bienes y servicios culturales acceder. La labor del Estado es asegurar tal derecho, promoviendo, difundiendo y cofinanciado el acceso a la cultura de los habitantes del país”, recalcando que “ni el Estado, ni las industrias culturales o personas específicas tienen derecho a monopolizar la provisión de bienes culturales”. En esa línea y a diferencia de su oponente, el candidato no ha dado cifras sobre los montos destinados a la cartera de Cultura.
En otra línea, el candidato propone, por ejemplo, el desarrollo de concursos anónimos: “no queremos más pitutos en los fondos de cultura, sino que verdaderos concursos donde todos tengan igualdad de oportunidades”. En ese sentido, advierte que habrá “cero difusión ideológica. La cultura no es de derecha ni de izquierda, sin embargo desde hace años que los fondos culturales se usan para financiar proyectos ideológicos como la Fundación Frei o Allende. Vamos a terminar con esos traspasos y subvenciones, el foco será exclusivamente artístico y cultural”.
Por su parte Boric habla sobre reestructurar los Fondos de Cultura: “terminaremos con la lógica de la concursabilidad y crearemos Puntos Culturales para financiar de manera permanente el desarrollo y proceso creativo, no solamente desde Santiago, sino a lo largo y ancho de todo Chile”.
Una diferencia clara entre ambos candidatos es la postura que cada uno tiene sobre la participación de los pueblos originarios en materia cultural. Mientras Boric propone realizar una consulta ciudadana para la reformulación de la Ley de Patrimonio, incluyendo el proceso de Consulta Indígena conforme al estándar del Convenio 169 de la OIT, Kast cree que es fundamental “promover la Cultura de las Comunidades Indígenas mediante el potenciamiento de la creación y difusión cultural de cuentos, tradiciones, cantos e idiomas diversos”, al mismo tiempo que “revisar la Ley Indígena y volver a la definición de ‘indígena’, denunciando el Convenio 169 de la OIT”.
Libros, lectura y bibliotecas
En cuanto al tema específico del fomento lector -uno de los principales focos del OLL-, ambos candidatos coinciden en considerarlo una herramienta fundamental en el desarrollo del ser humano.
El candidato del Partido Republicano enfoca su programa sobre todo en fomentar la lectura a nivel preescolar y de infancia: “Se incorporará al currículum de la educación preescolar y primer ciclo básico actividades que lleven a los niños en forma natural a la lectura” y se preocupará de “incentivar iniciativas como Bibliotecas Infantiles en los distintos pueblos de Chile, donde se genere la cultura de la responsabilidad del cuidado del libro prestado, haciendo al primer lector parte de la comunidad. Enmarcando todo en la propuesta de crear “más bibliotecas para Chile por parte de municipios, universidades, colegios y privados”.
En tanto, el candidato de Apruebo Dignidad profundiza el impulso de leyes sectoriales como la “ley de archivos” y la “ley de bibliotecas”, y que en estas últimas se “asegure no solo una orgánica y presupuesto a estos relevantes y únicos espacios culturales, sino también que garantice el desarrollo integral de las bibliotecas públicas, populares y comunitarias de nuestro país”, escribe en la carta dirigida al Observatorio del Libro y la Lectura.
Para Vivian Lavín, periodista, agente literaria y consejera del OLL, “nos encontramos con dos miradas del mundo de la cultura muy diferentes que, en el caso de José Antonio Kast es sombría en cuanto a la ideología neoliberal que la sustenta”, plantea.
“Su programa denota desconocimiento de la actual situación de la lectura y el libro en Chile. “Más bibliotecas” o “Lectura a nivel preescolar” son de una vaguedad enorme y no se comprometen con acciones concretas. No alude a la Política de la Lectura y el Libro 2022-2026 que se está formulando, una política de Estado fundamental para proyectar nuevas acciones”, señala la también conductora del programa radial Vuelan las plumas. También enfatiza el hecho de que Kast “tampoco ha respondido los emplazamientos públicos realizados por el OLL a todos los candidatos en esta materia, lo que ya presagia una actitud no dialogante con el sector”.
Lavín, en cambio, valora positivamente el que Boric “tome el diagnóstico realizado por el OLL y lo complementa con otras acciones que involucran a todo el sector, como la propuesta de una nueva Ley de Archivos, por tantos años esperada. Denota también una apertura al trabajo colaborativo y de escucha a través de consultas ciudadanas, indispensables para un sector tan diverso como el de la cultura y la lectura”.
En tanto, Francisca Jiménez, consejera del Observatorio del Libro y la Lectura desde Editores de Chile, cree que es importante que siendo cualquiera de ambos candidatos el presidente electo se pueda “asegurar las condiciones para que la lectura y el libro sean garantizados por el Estado, de manera que la nueva Política de la Lectura y el Libro 2022-2027 sea el centro de las medidas a considerar en el próximo periodo”, y resalta “el rol de las bibliotecas como parte importante del ecosistema del libro y del fomento lector en un público infantil, juvenil y adulto”.