En conversación con la primera edición de Radioanálisis, la infectóloga y académica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, Claudia Cortés, se refirió al drástico aumento de contagios por Covid-19 tras la irrupción de la variante Ómicron y coincidió con las proyecciones que apuntan a la opción de alcanzar los 43.000 casos diarios.
En cuanto a la pertinencia de la aplicación de la segunda dosis de refuerzo- cuyo proceso inició la semana pasada- Cortés sostuvo que “hoy día sabemos que las vacunas contra el Covid van perdiendo eficacia a medida que pasa el tiempo y en general a los seis meses hay un refuerzo. No sabemos todavía cuántos refuerzos vamos a necesitar porque eso va a ir dependiendo de los estudios que se vayan realizando”.
En ese sentido, la académica se mostró de acuerdo con la inoculación de las personas inmunodeprimidas, puesto que “siempre tienen una respuesta más pobre a la vacuna y necesitan un refuerzo”; sin embargo, consideró que todavía es un poco temprano aplicar esta cuarta dosis en la población general y que lo ideal sería esperar un plazo de seis meses.
Asimismo, descartó de momento la posibilidad de que la vacunación contra el coronavirus pueda evolucionar a un proceso similar al que se hace con la influenza, debido a que la inoculación contra esta última se va modificando todos los años, lo que no sucedería con el primero.
“El virus de la influenza muta muchísimo más que el Covid. Por lo tanto, la vacuna que nos colocan todos los años es distinta a la del año anterior. Es una vacuna que se va adaptando a las distintas variantes. Después de dos años, el Sars-Cov-2 ha variado lo suficiente y, de hecho, la industria farmacéutica está generando vacunas ‘2.0’, que incluyen protección contra Delta, Ómicron, y en la medida que vayan apareciendo distintas variantes. Hasta ahora la vacuna que nos han colocado de refuerzo es idéntica a la primera vacuna”, explicó.
Por otra parte, coincidió con la proyección planteada en el informe semanal del doctor Mauricio Canals, que apunta a la posibilidad de alcanzar los 43.934 casos diarios al 31 de enero “si todo se mantiene exactamente como hasta ahora”. Esto, porque según la infectóloga la variante Ómicron se ha convertido “en el virus más contagiante que existe”, superando incluso al sarampión.
“Por otro lado, basta mirar con lo que pasa en Argentina, que tienen un poquito menos de 200.000 casos diarios o lo que ocurrió en Inglaterra, o en Sudáfrica. El alza de casos es brutal, es casi vertical la curva en países con alto nivel de vacunación. Hay que recordar que la vacuna sirve para no morir o para no enfermarse grave, pero no tiene una alta eficacia para no enfermarse”, aseveró Cortés.
Bajo ese contexto, expresó que “el doctor Canals es nuestra mejor bola de cristal. Él no hace magia, sino que hace cálculos matemáticos y estadísticos que a la fecha han sido extraordinariamente precisos. Le creo al doctor Canals, no es una cosa de fe, es que él ha demostrado que sus cálculos son bastante exactos”.
Por ello, insistió en las medidas de autocuidado, tales como el uso de la mascarilla, la ventilación de espacios cerrados y la vacunación. Además, destacó que las actividades al aire libre tienen un menor riesgo de contagio.
“Ahora si estamos en una aglomeración como hemos visto de la V Región en los últimos días en que casi está una persona al lado de la otra, pegadas, por muy aire libre que estemos el riesgo existe igual. Lo Idealmente, hay que mantenerse con un espacio, con una distancia física con las otras personas de por lo menos dos metros, incluso en los espacios abiertos para disminuir el riesgo”, comentó.
Además, la infectóloga enfatizó en diferenciar la ola de contagios de la tasa de hospitalizaciones. “Si hay mucha gente enferma, pero es un cuadro leve esto se vuelve poco relevante. Distinto es si hay mucha gente enferma y el cuadro es grave. Ahí hay que hacer la distinción en que las personas vacunadas, Ómicron puede ser en su mayoría un cuadro menor, pero en las personas no vacunadas- que en Chile son más de un millón- puede ser un cuadro bastante severo tal cual como los anteriores”.
En esa línea, planteó que lo que tiene que hacer el Gobierno es “ir a buscar a esos 1,2 millones de personas que no se ha vacunado por distintos motivos, muchos de ellos por razones logísticas, llevarles las vacunas a su casa, a su trabajo, hacer una búsqueda mucho más individualizada y tenemos que mantener los aforos bastante bajos. Pero lo más importante en lo que le corresponde es una buena fiscalización de las medidas que ellos mismo toman, como el pase de movilidad, que prácticamente no se fiscaliza. Es un muy buen instrumento siempre y cuando se utilice bien”.
Sobre este último punto, comentó que “en general, en los vuelos internacionales, en el Aeropuerto de Santiago en vuelos que vienen desde afuera funciona bastante bien, esa es quizá la mejor trazabilidad que tenemos, pero hay un montón de otras instancias, como los vuelos nacionales, el transporte terrestre, la entrada a los restaurantes, al cine u oficinas públicas en que no hay una fiscalización adecuada al pase de movilidad. Tengo que ver que esté vigente, que corresponda a la persona y eso prácticamente no se hace nunca”.
Con todo, descartó que se tenga que volver a las cuarentenas masivas porque “lo que importa en este momento también es la tasa de hospitalización y estamos bastante lejos de estar con el nivel de saturación de camas críticas que tuvimos. Lo que hay que hacer es controlar el pase de movilidad en forma adecuada y eso va a generando limitaciones para que las personas sin vacunas se sientan presionadas para vacunarse”.
Mientras que sobre las recomendaciones del Consejo Asesor Covid-19 respecto a regresar al teletrabajo y reducir aforos, la infectóloga dijo que “lo que se está viendo en otros países, como Argentina, Estados Unidos, Ingaterra es que la tasa de contagio de Ómicron es tan alta que está empezando a tener un ausentismo laboral masivo, en los choferes de los medios de transporte, en los funcionarios de salud. Por lo tanto, teniendo al menos teletrabajo para quienes pueden hacerlo disminuyes el riesgo de contagio y no paralizas la actividad económica. La gente puede seguir trabajando, pero desde su casa”.