Óscar Ramírez, fundador y director artístico del Ballet Folclórico Antumapu, repasa con orgullo la historia del conjunto que nació en 1971 en la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la Universidad de Chile. Dice que el Antumapu se transformó en una gran familia y señala que hoy el ballet vislumbra una serie de proyectos que buscan seguir difundiendo el folclore y la historia del grupo.
Por lo mismo, comenta con entusiasmo los detalles de la celebración que se vivió el 15 y 16 de enero recién pasado, cuando el Ballet conmemoró sus 50 años con una actividad presencial que convocó a cerca de 400 asistentes en el Parque San Borja.
“Esta celebración tuvo una connotación muy especial, ya que después de un año y medio, no habíamos tenido contacto con el público en vivo. Añorábamos ese reencuentro con el público. Queríamos tener la posibilidad de volver al escenario”, afirma.
“Como todos, el público ha sufrido la pandemia y el encierro. Entonces, creo que haber llevado la música, la danza, el folclore en general, fue una gran aliciente para ellos. Lo recibieron muy bien. Hubo mucho público. Quedamos muy contentos”, señala respecto de esta presentación.
Para el Antumapu, al igual que muchos conjuntos artísticos, estos años no han sido fáciles. Sin embargo, el grupo ha sabido adaptarse a las circunstancias y ha encabezado distintos encuentros digitales con el objetivo de seguir conectados con el público y abrazando una de sus causas más preciadas: la difusión del folclore. Es así como hoy el ballet tiene una importante presencia digital, principalmente, por medio de sus redes sociales y una videoteca que destaca los principales cuadros del grupo.
Así, Óscar Ramírez señala que este ejercicio de digitalización fue interesante para el conjunto y sostiene que, en general, la experiencia fue positiva. Las palabras del director artístico del Antumapu revelan que el ballet está más activo que nunca y advierten que el grupo hoy tiene muchos obstáculos que enfrentar. “Seguimos con la mística de siempre y el deseo de continuar adelante”, recalca sobre esta nueva etapa que se instala para el Antumpau, tras la celebración de sus 50 años.
Ustedes vienen preparando la celebración de los 50 años desde hace mucho tiempo. ¿Cómo vivieron ese proceso en este contexto de crisis sanitaria?
Difícil. Nosotros retomamos los ensayos en el mes de agosto- septiembre de este año. Recién ahí comenzamos a hacer ensayos presenciales, porque todo el año anterior lo hicimos de manera virtual. Pero, indudablemente, queríamos hacer ensayos presenciales y desde septiembre a la fecha comenzamos a reunirnos, primero con grupos pequeños y después fuimos ampliando el número y alternando entre músicos y bailarines. Ha sido un proceso bien especial, en donde hemos tenido que adaptar nuestro funcionamiento a la realidad que vivimos.
Repasando un poco la historia del Antumapu, ustedes iniciaron con 16 personas y hoy tienen distintas ramas…
Ha sido un proceso bien dinámico. De forma muy natural hemos ido sumando actividades de acuerdo a las necesidades de los propios integrantes. La primera actividad que hicimos fue incorporarnos al colegio Manuel de Salas para formar a un grupo infantil por la necesidad que tenían algunos ex integrantes. Ahí nació esta rama llamada Antumapito, que está compuesta por niños y jóvenes hasta los 16 años. Así como ellos, después algunos integrantes antiguos me plantearon la idea de crear un programa de radio, porque los programas dedicados al folclore son muy pocos. Así creamos Chile, su tierra y su gente que ya lleva 13 temporadas en Radio Universidad de Chile. Ahora, los antiguos, los históricos, también mantienen su práctica. Ellos se juntan y hacen actividades, presentaciones. Además, muchos de nuestros integrantes, por sus profesiones, viven en el extranjero. Entonces, en Francia tenemos dos integrantes muy activos, quienes han creado una rama internacional y ya programaron su gira para el mes de abril.
En lo personal, ¿qué sentimientos surgen a la hora de revisar toda la historia del Antumapu?
Para mí son muchos momentos de plena satisfacción. Me siento orgullosísimo de esta oportunidad, de que la vida me diera la posibilidad de dirigir durante tantos años esta agrupación. Pero, en lo personal, para mí lo más importante es que esto se mantenga y que se incorpore a la línea de actividades culturales de la Universidad. Con el Rector, estamos trabajando en un proyecto especial para tratar de hacer que el Antumapu pueda ser integrado al elenco oficial de la Universidad. Eso le daría un plus importante de permanencia en el tiempo.
Ustedes estaban trabajando en un cuadro dedicado al pueblo selknam. ¿En qué va ese proyecto?
Esta nueva obra es un proyecto Fondart y tenemos que hacer el estreno durante este año 2022. Ya lo estamos trabajando y hemos tenido el apoyo de la comunidad selknam y, con su apoyo, hemos tratado de hacer un análisis muy profundo de lo que son los vestigios que todavía quedan de esta cultura, tratando de poder llegar a plasmar una obra que sea importante en términos de que demuestre que, muchas de las expresiones culturales del pueblo selknam, han sido invisibilizadas. Sus descendientes y familiares están luchando por ser reconocidos. Entonces, de alguna manera, queremos contribuir a esta causa. Queremos valorar estos elementos de la cultura selknam que tienen vigencia en el cuidado del medio ambiente, en el cuidado de la naturaleza, la formación de los hijos. Muchos valores permanentes están ahí y hoy tienen una aplicación muy valiosa en nuestra sociedad.
¿Qué retos se instalan para el conjunto, sobre todo, frente al alza de contagios de COVID-19?
Si la pandemia vuelve a complicarse y no nos permitieran mantener nuestros ensayos en forma presencial, teniendo que volver a hacer los ensayos de manera virtual, eso nos complicaría. Aprovechando la parte virtual, ya hicimos una revisión muy amplia del material sobre la cultura selknam y ahora estamos en proceso de elaborar el montaje. Entonces, ojalá que mantengamos la posibilidad de nuestros ensayos de manera presencial. Con eso vamos a poder salir adelante y vamos a poder cumplir, porque esta obra tiene que hacer una itinerancia muy amplia, partiendo por Punta Arenas.
En este nuevo ciclo, ¿qué se viene para el Antumapu?
Tenemos varios desafíos. Lo primero es terminar la edición y publicación de un libro que van a contener estos 50 años. Queremos que este registro quede plasmado. Eso por un lado. También tenemos algunos proyectos que nos habíamos trazado para 2021 y que no logramos terminar, como lo es el poder habilitar alguna de las obras antiguas que teníamos y que queríamos poner en valor, nuevamente, para, a partir de agosto, para la celebración mundial del folclore, hacer una actividad de manera presencial en la comunidad, que es lo que más nos gusta: llevar nuestro arte a la comunidad.