A contrarreloj avanza el trabajo al interior de la Convención Constitucional que en menos de cinco meses deberá presentar ante la ciudadanía el texto de la nueva Carta Fundamental.
De hecho, la Mesa Directiva- encabezada por los convencionales María Elisa Quinteros y Gaspar Domínguez- hicieron un llamado a los distintos colectivos a promover los acuerdos para sacar las normas en los plazos establecidos. Esto, luego de una reunión a puertas cerradas la noche del lunes en la que se abordó el cronograma que tiene el organismo para entregar la propuesta de Constitución, fijado para el próximo 4 de julio.
A este estrecho margen se le suma también las polémicas que han suscitado la discusión de determinadas normativas. La última de ellas, referida a la propuesta encabezada por la convencional independiente María Magdalena Rivera, que ingresó a la comisión de Sistema Político y que pretende disolver los poderes del Estado, creando en reemplazo una Asamblea Plurinacional.
En conversación con Radio Universidad de Chile, el abogado constitucionalista y coordinador del Observatorio Nueva Constitución, Tomás Jordan, consideró que el momento actual del proceso constituyente está “en una etapa de ajuste entre las distintas posiciones para después entrar en los acuerdos más sustanciales”.
Bajo ese contexto, diferenció los avances entre las distintas instancias, destacando los acuerdos logrados, por ejemplo, en las comisiones de Forma de Estado y de Sistema de Justicia. “Por un lado, hay espacios en que todavía se es muy inicial en la forma en que se están presentando las posiciones y las cartas muy identitarias y, por otro lado, hay algunas comisiones que ya van en una etapa mucho más avanzada”.
Por lo que para el abogado “habla bien de que los tiempos son correctos, son ajustados, lo que falta es iniciar más profundamente las negociaciones entre los convencionales”, señalando en ese aspecto a comisiones, tales como las de Sistema Político y Medioambiente.
En cuanto a los cuestionamientos que han suscitado ciertas normativas, el constitucionalista distinguió dos aspectos, que dicen relación con “discusiones técnicas y otras que son discusiones complejas para una nueva Constitución”.
En esa línea, detalló que “discutir un Congreso unicameral o bicameral me parece que no es una polémica en el sentido de que sea una refundación propiamente tal. Lo diferencio completamente de esta idea de suprimir todos los poderes del Estado o eliminar todas las concesiones mineras o a esta idea de suprimir todos los permisos que se han otorgado o derogar el Código de Aguas. Ese grupo de iniciativas me parece que están todas juntas en una idea muy particular de refundación del sistema Constitucional y esas son aquellas con las que hay que tener mucho cuidado, que ponen en alerta y que muestran la necesidad de ponderar mejor lo que es una Constitución y lo que se necesita”.
Es por ello que planteó que las posiciones refundacionales “pueden hacer más daño a la Convención y su trabajo, porque en el fondo van a contrapelo de lo que el mundo académico, político y la ciudadanía espera de una Constitución propiamente tal”.
Por otra parte, destacó los llamados de la Mesa Directiva y de convencionales sobre la necesidad de que los distintos colectivos lleguen a acuerdos, apuntando que “lo que no puede pasar es que los convencionales lleguen al pleno sin haber negociado intensamente antes y solo se pongan en ese momento a buscar una votación, porque va a llevar a que se veten y se rechacen distintas posiciones. Entre más temprano se desarrollan las negociaciones, a más consenso puedes llegar al pleno y ha faltado esa voluntad”.
Pese a estas dificultades, expresó que “aún existe, incluso en los convencionales de derecha, la voluntad de tener un nuevo texto constitucional y existe la voluntad de las personas fuera de la Convención de que haya una nueva Constitución. Lo que pasa es que todo va a estar mediado por el tipo de texto que se vaya a terminar aprobando. Si hace un tiempo atrás el plebiscito estaba determinado por tener una nueva Constitución, ahora se incorpora otro factor que es el tipo de Constitución”.
De manera que esta idea de un eventual rechazo a la nueva Carta Fundamental se debería “a disposiciones que hacen mucho ruido, pero eso todavía es muy temprano para evaluarlo, porque va a estar determinado por las primeras aprobaciones en el pleno. Si se aprueban cuestiones que son bien disruptivas para el sistema político chileno, ahí ya entramos en un escenario dos y habría que volver a evaluarlo, pero eso no ha ocurrido”.
Además, el abogado Tomás Jordan descartó que exista un problema comunicacional al interior de la Convención, sino que se trataría más bien de un asunto político.
“Por los liderazgos individuales se generan polémicas. Entonces, el problema de la Convención, más que comunicar bien, es que en la medida en que vaya acordando cosas más ampliamente posibles, el mensaje va a ser más claro hacia afuera”, aseguró.