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Minería Digital: ¿Es contracultural?

Columna de opinión por Nancy Pérez
Jueves 17 de marzo 2022 17:34 hrs.


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Trabajar en el sector minero no es fácil pero “quedé pa’ dentro”, como se dice coloquialmente, cuando comenté sobre igualdad de género en la minería en un grupo de WhatsApp y un sociólogo me dijo: “eso es contracultural”. La expresión del sociólogo me hizo recordar una cita del libro de Mary Beard, Mujeres y Poder: “No es fácil hacer encajar a las mujeres en una estructura que, de entrada, está codificada como masculina: lo que hay que hacer es cambiar la estructura”. Ese momento me llevó a poner en perspectiva las oportunidades, pero también las dificultades que hay en este sector para impulsar la transformación digital.

Partamos por las oportunidades: nos sentimos en un continuo de cambios, muchos de ellos impulsados por las tecnologías, pero otros impulsados por la necesidad de adaptación para enfrentar la crisis climática. La pregunta que surge entonces es: ¿cambiarán las tecnologías digitales la estructura de la minería? En enero de este año se realizó Congreso Futuro, variadas presentaciones nos mostraron la revolución tecnológica en la que estamos inmersos. El evento que se llamó “aprender a convivir”,  encendió las luces, para ver que no sólo estamos utilizando nuevas tecnologías, sino que cada vez estamos más conectados y ya casi inmersos en el mundo digital. Tal vez hoy, vemos de manera más nítida, un antes y un después de internet, de redes sociales, de inteligencia artificial, blockchain, la nube y un sinnúmero de tecnologías que están reconfigurando nuestros entornos.

Pasemos ahora a las dificultades, las que surgen principalmente del lado de los cambios culturales, y que constituyen la razón del porqué hablamos de transformación y no simplemente de digitalización. Si hacemos el ejercicio de mirar la realidad de la industria minera y paralelamente los avances tecnológicos, y ponemos la atención en, por ejemplo, las estructuras organizacionales, caracterizadas por ser verticales, de trabajo en silos, vemos cómo esa forma se contrapone con la horizontalidad y el trabajo en red que se da en el entorno digital. Si, por otro lado, ponemos el foco en cómo usamos las tecnologías, vemos una gran variedad de sistemas transaccionales con datos dispersos, que son escasamente aprovechados para analizar problemas de manera sistémica o para dar soporte a la toma de decisiones usando herramientas modernas de análisis, vale decir, una arquitectura más bien consistente con la organización de trabajo en silos.

En mi opinión, es este ejercicio de cambio de enfoque desde donde tenemos que proyectar la incorporación de tecnologías en las empresas. ¿Cómo facilitamos el desempeño a las personas a través de las tecnologías, co-diseñando las soluciones desde la diversidad? ¿Cómo integramos información y datos de manera más ágil y los ponemos al servicio de nuevos modelos de negocio? Hoy, el máximo potencial de las organizaciones no pasa sólo por incorporar más tecnologías: la aspiración requiere de un trabajo de transformación cultural. Así lo dicen diversas publicaciones, aunque pareciera ser que tenemos que vivirlo para entenderlo: hacer nuestro propio proceso de transformación, que, explicándolo en desde la esencia de los cambios, es salir del “don´t look up” y tener la apertura para entender lo que está detrás del #metoo, que cuadra perfecto con el lema de ONU Mujeres para este 8 de marzo, “Igualdad de género hoy para un mañana sostenible”.

Por último y no por eso menos importante, no podemos hablar de transformación digital en minería, sin incluir una de las principales motivaciones de los cambios: me refiero a la sostenibilidad. Chile se ha caracterizado por ser un país minero, aunque ha primado más bien el  extractivismo. Hoy, sin embargo,  tenemos la oportunidad de ser los mejores del mundo en aprender a hacer una minería más amable. Esto se traduce en una gran invitación a desafiar a la ciencia y la tecnología, a elevar los estándares ambientales y abrazar la circularidad. Así, en el desafío de impulsar la transición hacia una economía sostenible, la minería puede ser un gran impulsor de ese proceso, porque su transformación, en sí misma, conlleva un cambio cultural sustantivo. La minería de la cual estoy segura que nos gustaría sentirnos orgullosas, será aquella que le abrirá paso a nuevas formas de desarrollo, y si lo digital implica transformaciones en la minería, bienvenida la minería digital.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.