Este viernes 13 de mayo se conmemora un nuevo año desde el primer evento sismológico registrado a nivel nacional, ocurrido en 1647 con epicentro en Santiago. Bajo este escenario, y a raíz de la serie de temblores acontecidos en el país durante las últimas semanas, investigadoras e investigadores de CITRID, reflexionaron sobre la importancia de mantener un estudio transdisciplinar de la materia.
En pleno periodo colonial, Santiago fue azotado con un gran terremoto que dejó la ciudad en ruinas. La infraestructura de ese entonces sufrió graves daños, provocando la muerte de alrededor del 20% de la población. A su vez, el clima de crisis se vio intensificado debido a la lejanía geográfica que poseía Chile con el Reino Español al que dependía, dificultando una pronta reconstrucción del espacio.
En materia de investigación, el evento representa el inicio del estudio sismológico a nivel nacional, mediante su registro a través de cartas dirigidas a las autoridades españolas de ese entonces. A esto, se suma la relevancia social del hito ya que, a pesar de la gran destrucción, el Cristo alojado en la Iglesia San Agustín sobrevivió de manera intacta, salvo por su corona de espinas que, de manera inexplicable, quedó alrededor de su cuello.
De acuerdo con el director Ejecutivo de CITRID y director del Departamento de Ingeniería Civil, Ricardo Herrera, la importancia de seguir estudiando la historia de la sismología radica en “entender e identificar las amenazas, su origen y los riesgos asociados. Si no se investigara, todavía pensaríamos que estos eventos son un castigo divino inevitable, y no nos prepararíamos para lo que va a ocurrir o proteger nuestras comunidades”.
Por su parte, Daniela Ejsmentewicz, coordinadora de docencia de CITRID y Académica de la Facultad de Derecho, sostuvo que la importancia de conmemorar este evento tiene que ver con “el componente histórico que tienen los desastres naturales. El vínculo con la situación actual son varios, ya que, debido a la seguidilla de temblores, lo importante tiene que ver en cómo tú educas a tu población en riesgo. En el terremoto de mayo ocurrieron muchas situaciones de pánico, pero ahora la cultura que existe sobre temas sísmicos es mucho más grande”.
Educación, la clave ante el riesgo
Al contar con características geográficas de alto potencialidad riesgo, Chile ha sido afectado con diversos terremotos a lo largo de su historia. En lo que respecta al último periodo, el Centro Sismológico Nacional (CSN), registró 7.436 eventos de menor intensidad, dando cuenta de la periodicidad de estos hechos.
Las y los especialistas coinciden en que la educación ante estos escenarios es fundamental a la hora de generar planes y políticas públicas que apoyen la toma de decisiones oportunas. Según el director de CITRID, “aún estamos aprendiendo de los eventos que ocurren. Cada nuevo terremoto nos pone “los pies en la tierra”, nos sorprende y nos recuerda las limitaciones de nuestro conocimiento”.
Ejsmentewicz, comentó que si bien, existen claros avances de conocimiento en estos temas, lo fundamental es analizar cómo el comportamiento de la población se traduce en un posible riesgo. “No es la idea que reaccionemos en pánico como en 1647, sino que siempre es fundamental que nos eduquemos para tener claro que, si está temblando más, entendemos que esto escapa de nuestro control así que lo mejor es saber qué puedo hacer, preocupándonos por nuestro autocuidado”, afirmó la investigadora.
Asimismo, la profesora reflexionó ante la necesidad de generar un plan para futuros escenarios, pues “¿Tenemos nuestro kit de seguridad en casa? ¿Qué pasa si la situación se agrava? ¿Dónde nos vamos a encontrar con mi familia y mis hijos? ¿Dónde está el punto de seguridad del edificio? Todas estas son preguntas que debemos racionalizar con nuestro entorno como forma de autocuidado”.
Articulación transdisciplinar ante desastres
Especialistas concuerdan en que los desastres asociados a terremotos son problemas que no pueden ser resueltos desde el enfoque de una sola disciplina, sino que las decisiones en torno al tema deben ser construidas a partir de todas las áreas del conocimiento.
Ante esto, el Vicerrector de Investigación y Desarrollo UChile e integrante de CITRID, Enrique Aliste, reconoció la importancia de estudios inter y transdisciplinar en la materia, pues “el conocimiento especializado y disciplinar aporta lo suyo en cada área: las ciencias de la tierra, las ciencias sociales, las ingenierías, etc. Cuando cada uno de estos saberes profundizan en lo suyo, se agrega robustez que aporta importantes conocimientos”.
A su vez, destacó que “cuando todos estos saberes dialogan y se ponen al servicio de problemáticas concretas, como los terremotos, se produce otro tipo de conocimiento, capaz de entender que la dimensión histórica, por ejemplo, aporta a comprender mejor, y que esta nueva forma de entender, puede colaborar a mejores políticas públicas”.
Por su parte, director del Departamento de Ingeniería Civil sostuvo que “el enfoque sismológico no nos dice nada sobre la resistencia de las construcciones o los efectos sobre la sociedad. Las políticas públicas tienen que estar basadas en conocimiento científico, pero su implementación requiere la participación de la sociedad y de sus instituciones”.
En este sentido, la academia y la investigación tienen la capacidad de reconocer las necesidades de conocimiento que requieren tanto instituciones públicas como privadas, para enfrentar temas de riesgo y vulnerabilidad. “El tema de reducción de riesgos es transversal al actuar de las personas e instituciones, por lo que es necesaria una reflexión para la construcción del tema de riesgo”, aseguró Ejsmentewicz.
A su vez, la docente aseguró que “es importante el aporte que la academia puede hacer ante la comunicación y los planes de reacción ante situaciones. La articulación se debe dar a nivel micro y macro para hacernos la pregunta si estamos contribuyendo a la resiliencia o a crear vulnerabilidad, lo que se aplica al contexto de cada uno”, concluyó Ejsmentewicz.