Además, Vladimir Putin llamó a Ucrania a un “alto el fuego inmediato y el regreso a la mesa de negociaciones”, pero dejó en claro que en esos diálogos “no se abordará la devolución” de estas localidades. La ceremonia de la firma, que tuvo lugar en la imponente sala San Jorge del Gran Palacio del Kremlin, participaron los líderes separatistas de los cuatro territorios ucranianos, Denis Pushílin, Leonid Pásechnik, Vladímir Saldo y Yevgueni Balitski, respectivamente. Tras la firma, y en medio de los aplausos de los centenares de invitados, el mandatario ruso estrechó la mano a los cuatro jefes prorrusos mientras se escuchaba el himno de Rusia. Tras la última nota, Putin, Pushilin, Paséchnik, Saldo y Baliski juntaron sus manos y formaron un semicírculo para vocear “Rusia, Rusia, Rusia”.
“Serán ciudadanos rusos para siempre”, dijo Putin al defender el derecho de los ciudadanos de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia de unirse a la “patria histórica”. Ante los líderes prorrusos de las cuatro regiones ucranianas que firmaron en el Kremlin los tratados de adhesión, agregó que “éste es su derecho“, sostuvo. El gobernante ruso dio así un nuevo paso en su ofensiva soberanista sobre el país vecino, desoyendo las advertencias de los gobiernos occidentales y de la ONU, que cuestionaron de inmediato la validez legal de esta anexión. Putin se ha defendido argumentando que responde al deseo de “millones de ciudadanos”, que están en su “derecho” de pedir sumarse a Rusia en virtud del principio de la autodeterminación de los pueblos que, según afirmó, también se contempla en la Carta de Naciones Unidas.
Durante el simbólico acto, en presencia de las principales autoridades del país y de los líderes prorrusos de las cuatro regiones ucranianas, Putin ha dado un nuevo paso en su ofensiva soberanista sobre el país vecino, haciendo caso omiso de las advertencias de los gobiernos occidentales y de la ONU, que cuestionan la validez legal de esta anexión. Putin ha defendido que responde al deseo de “millones de ciudadanos”, que están en su “derecho” de pedir sumarse a Rusia.
En su discurso, el mandatario recordó la época soviética y apeló a la tradición para defender el que fuera de Rusia haya quienes quieren “volver a su patria histórica”, en un discurso dirigido tanto a Kiev como a Occidente. También recordó a los “mártires” que han perdido la vida “víctimas del régimen de Kiev”, incluidos los militares rusos fallecidos desde el inicio de la invasión en febrero.
Fue ese el momento que aprovechó para emplazar a las autoridades ucranianas a que acepten un alto el fuego y vuelvan a la mesa de negociaciones, abogando por proteger la libertad frente a quienes buscan la “soberanía mundia”, afirmó, denunciando que esos poderes actúan con doble estándar. “Occidente habla de un orden internacional basado en reglas, pero ¿de dónde vienen esas reglas?”, planteó entre aplausos, pero “no nos ven como una sociedad libre”, sino como “una multitud de esclavos”, ha añadido, acusando a los “avariciosos” gobiernos occidentales de actuar siempre en beneficio propio.
Putin advirtió, asimismo, que los compromisos de no expansión de la OTAN en el este de Europa han resultado ser un engaño, tanto como los acuerdos para frenar el desarrollo armamentista. “Estados Unidos es el único país del mundo que usó dos veces armas nucleares”, ha recordado, en alusión a los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki.
Pero su discurso abarcó también otros temas al margen de lo estrictamente bélico, como por ejemplo, una defensa de los valores familiares conservadores, así como críticas al sistema capitalista -en especial en lo referente a la crisis energética y alimentaria mundial- de la que el presidente ruso no se siente responsable. La crisis energética deriva, señaló, de “muchos años de políticas equivocadas” por parte de Occidente. “No se puede acusar a Moscú de “todos los desastres” del mundo”, aseveró.