Japón ha dejado claro que 2023 marcará el inicio de su rearme, y en lo que va del año se ha dedicado a reforzar y consolidar pactos militares con países aliados como Estados Unidos y el Reino Unido.
Los ministros de Defensa y Asuntos Exteriores de Japón y Estados Unidos se comprometieron, el miércoles en Washington, a potenciar la capacidad nipona de contraatacar países que se disponen a disparar misiles a su archipiélago.
Se espera que las conversaciones incluyan un reposicionamiento de las fuerzas estadounidenses en la isla japonesa de Okinawa -estratégicamente cerca de Taiwán-, que alberga a más de la mitad de las 50.000 tropas de Washington en el archipiélago.
El acuerdo, que cubrirá también la protección del ciberespacio japonés, se anunció como parte de los preparativos de la reunión, mañana viernes, en la capital estadounidense, del primer ministro japonés Fumio Kishida y el presidente Joe Biden.
Kishida realiza una gira por los países del G-7, ya que la siguiente cumbre de ese grupo se celebrará en la ciudad de Hiroshima en mayo de este año.
A Washington, Kishida llegará de firmar con su homólogo británico, Rishi Sunak, un acuerdo de cooperación militar sin precedentes.
Tokio tiene previsto duplicar su presupuesto de defensa hasta el 2% del Producto Interno Bruto en los siguientes cinco años, un gasto que lo situaría en el tercero del mundo después de Estados Unidos y China.
La expansión china y las continuas pruebas de misiles norcoreanos que sobrevuelan Japón son el trasfondo del rearme nipón pese a que sigue vigente su Constitución pacifista, impuesta por Estados Unidos tras su rendición en la Segunda Guerra mundial.