Hace un par de semanas atrás se destapó un caso de carácter “farandulero”; una persona que estaba en el balneario argentino de Mar del Plata le sacó una foto a Moria Casán en bikini, hasta aquí la cosa no pasa del clásico paparazzeo, aunque veo un poco de mala leche en quien tomo la instantánea, teniendo en mente la idea de ridiculizar a la mediática, todo comenzó cuando la imagen fue subida a redes sociales y la personalidad de televisión recibió varios comentarios con respecto a la ridiculez de mostrarse en bikini a su edad, la que consta de 76 años. Entre esos había muchos jóvenes señalando ese despropósito. El punto es ¿a qué payasada se indica? ¿A lo insensato de mostrar un cuerpo envejecido en una playa? Sin querer el acto de Moria de mostrar su cuerpo mayor inauguró un debate acerca de los alcances de la gerontofobia.
La ex vedette, actriz y conductora se defendió perfectamente de tales acusaciones sentenciando un “tapate vos imbécil”, pero queda en el aire que en nuestras sociedades impera además de la homofobia, transfobia, xenofobia, gordofobia entre otras, el peso de simplemente volvernos viejos y eso que ya significa tener problemas de orden laboral y social incluye, literalmente, que se comience a invisibilizar a las personas de la tercera edad. Se cruzan en el caso de Casán dos cosas más; ser vieja y mujer. Cuando accedí a la foto en cuestión, respire aliviada, el cuerpo de Moria es el de una señora cualquiera que ha tenido trazas vitales evidentes; un parto, algunas cirugías estéticas muy de modas en los ’90, pero no pasaba de ser un sencillo cuerpo envejecido. La belleza hegemónica es algo que nos ha podrido la cabeza a generaciones completas, es interesante que los comentarios más virulentos contra la foto fueron escritos por mujeres jóvenes, demostrando que el machismo no es algo que se acumula con la edad, sino muy por el contrario, nos es dado de muy pequeños y hay que comenzar a desactivarlo en un largo proceso de liberación interna.
“Tápese señora ubíquese como lo que es, una persona mayor” es la frase lapidaria de una chica ¿Por qué escandalizan los cuerpos ancianos? Existe la primera respuesta y es que quedan fuera del canon de belleza hegemónico, pero también puede ser la supuesta condición de “no productivos”, son cuerpos que ya no están entregados a la elaboración de capital, por lo tanto son dispensables. Si el cuerpo mayor es escandaloso, ya triplica la insolencia el deseo mayor. Aquí en Chile en algunos hogares de ancianos impera una regla moral cavernaria, no escrita, la cual indica que los residentes de dichos centros no pueden tener contacto íntimo con otros pares. Se les obliga a una castidad forzosa.
El cine también ayuda a perpetuar los estereotipos, así Kelly McGillis la actriz original de Top gun fue rápidamente descartada y remplazada con una contorsión de guion por Jenniffer Connelly (12 años menor) para la nueva versión, puesto que McGillis se ve como lo que es; una señora de 65 años a diferencia del intervenido Cruise de 60. Por otra parte, gran revuelo causaron los desnudos de Emma Thompson –de 63− en una de sus últimas películas Buena suerte Leo Grande, donde interpreta a una profesora viuda, que con la ayuda de un trabajador sexual va en búsqueda de su placer íntimo pospuesto durante todo su matrimonio.
El neoliberalismo requiere de exposiciones y invisibilizaciones para funcionar, así se expone los cuerpos hegemónicos, en las publicidades de todo tipo para que la rueda del consumo no deje de girar y, por el contrario, trata de esconder toda la hojarasca que pueda tener ese consumo; cuerpos de migrantes, de negros, de disidencias, de indígenas, de niños, de pobres, de viejos, son las corporalidades descartables, el sedimento silencioso de un sistema que se llevara puesto el planeta y a todos lo que vivimos en el si no cambia en algo.
Podríamos pensar que todo este pequeño revuelo es innecesario y superfluo, que si Casán se hubiera estado en la playa un poquito más tapada no se habría tenido que fumar el odio de un grupo de chicas jóvenes, pero cuando vemos a la vocera del gobierno argentino Gabriela Cerruti, involucrarse en la trifulca de Twitter apoyando a la celebridad trasandina entendemos que esto tiene más peso simbólico del que parece, la defensa gubernamental versó así: “Tape sus juicios y prejuicios, amiga. Es muy de mujer menor opinar sobre el cuerpo de las demás, Y mucho más menor aun es creer que hay edad para la libertad, el placer o el disfrute de la vida. Gracias Moria Casán por tu libertad. La revolución de las viejas te banca mucho”.
Por su parte Moria encontró una nueva lucha, volvió a salir otra vez en bikini desde su casa, apropiándose de #larevoluciondelasviejas, dando rostro a los cuerpos mayores de hombres y mujeres que tienen derecho a una visibilidad y a no ser discriminados por la edad que se observa en sus cuerpos y eso que en Argentina, tengo la impresión, que el trato que se le da a la tercera edad es mucho mejor que el que le damos acá a los ancianos, en donde inmediatamente son infantilizados con el mote de “abuelitos” además de padecer de bajos recursos económicos y aislamiento social. Cerruti antes de ser vocera de gobierno fue diputada y justamente en su libro La revolución de la viejas, se hace esa pregunta sobre cómo se puede vivir mejor luego de que se ingresa en la tercera edad, una de los periodos etarios que por la esperanza de vida ha aumentado en años. No será el sistema económico desregulado el que nos ayudara en nuestro último tramo de vida, sino muy por el contrario, las políticas públicas que se estén construyendo ahora en nuestros países para abordar estas problemáticas que ya son presente.