Un centro de retención del Instituto Nacional de Migración en Ciudad Juárez, fronteriza con Estados Unidos, se quemó íntegramente la noche del lunes y al menos 39 migrantes murieron en su interior, según informó este martes el Gobierno de México. El siniestro, inédito en este tipo de instalaciones, se originó cuando en su interior había 68 hombres retenidos, todos mayores de edad y todos provenientes de Centro y Sudamérica, la mayoría de ellos desde Venezuela, aunque entre las víctimas mortales hay también ciudadanos de Guatemala y Honduras, según especificó una fuente oficial a la agencia Reuters. Aún se desconoce el origen del mortal incendio en el centro de retención muy cercano al puente Internacional Stanton-Lerdo, que conecta a Ciudad Juárez con la ciudad de El Paso, en Texas, pero testigos expresaron a medios locales que el fuego comenzó precisamente en el área donde estaban los hombres migrantes retenidos y muchos de ellos quedaron atrapados.

En días previos, los agentes del Instituto Nacional de Migración habían llevado a cabo un gran operativo con el propósito de recoger de las calles de Ciudad Juárez a muchos migrantes que pedían limosna y luego de chequear sus antecedentes, los mantenían retenidos en el centro incendiado. La zona del siniestro, próxima al río Bravo que marca la frontera entre México y Estados Unidos,  se ha convertido en un lugar de paso obligado para los migrantes que intentan el ingreso legal a territorio estadounidense, debido fundamentalmente a la exigencia reciente del gobierno de Biden de que deben realizar desde territorio mexicano su solicitud para llegar al país del “sueño americano”.

Por otra parte, fuentes oficiales han explicado este martes que el fuego fue aparentemente causado por una protesta de los migrantes al enterarse de que iban a ser deportados a su país de origen. Tesis que suscribió el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, quien afirmó durante su diaria rueda de prensa matutina que los migrantes “como protesta, pusieron colchonetas en la puerta del albergue y les prendieron fuego, sin imaginar que eso iba a causar esta terrible desgracia”, afirmó el mandatario desde el Palacio Nacional, en el Zócalo.

El incendio se produce en plena confrontación entre EE.UU. y México para hacer frente al número creciente de cruces ilegales en su frontera compartida. A pesar de ello, la región registra cifras récord, con 2 millones 760 mil migrantes en situación irregular que se encuentran detenidos en el lado mexicano de la frontera (datos de  2022) y, según datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el flujo migratorio a través de territorio mexicano aumentó un 8% en ese mismo lapso.

Aunque el Gobierno mexicano también afronta críticas de organizaciones nacionales e internacionales de derechos humanos al haber aceptado  las políticas migratorias dictadas e impuestas por Washington y desplegar a más de 20.000 efectivos de las Fuerzas Armadas para tareas migratorias en las fronteras. Según entidades civiles del país, 2022 fue el año más trágico para los migrantes en México, pues unos 900 de ellos murieron en su intento de cruzar sin documentos desde ese país hacia Estados Unidos.

Para peor, las autoridades estadounidenses estigmatizan y discriminan a los migrantes latinoamericanos y haitianos, privilegiando acoger en su territorio a migrantes europeos, como los ucranianos, que huyendo de la guerra han ido llegando a México desde hace un año. Jocelyn Rhau, haitiana que lleva ya un par de años en el país, reconoce que la situación de refugio para ellos es especialmente complicada. “La vemos difícil” dice Rhau, al observar cómo los ucranianos han podido cruzar hacia Estados Unidos sin mayor inconveniente. “Nosotros no podemos cruzar, no sé cómo vamos hacer para que podamos cruzar, esperemos que nos ayuden a los migrantes, porque los haitianos estamos sufriendo mucho y está muy complicada la vida aquí”, se lamenta con tristeza.