Como “un hecho extraordinario” calificó el presidente de Brasil, Luis Inacio Lula da Silva la llegada de Dilma Rousseff a la presidencia del Banco de los BRICS, la alianza que reúne además del gigante sudamericano a Rusia, China, India y Sudáfrica, es decir, naciones con grandes economías fuera de los EE.UU. y la Unión Europea.
Desde la ciudad de Shanghai, Lula destacó la asunción de Rousseff quien fuera su sucesora y luego derrocada con un golpe parlamentario que terminó con el triunfo de Jair Bolsonaro y su llegada al Planalto, la sede del gobierno en Brasilia.
Para Lula, la orientación que dará Rousseff al cargo es una “herramienta de reducción de la desigualdad entre países ricos y países emergentes”.
El presidente brasileño propuso a Rousseff para el cargo después de la renuncia en marzo del diplomático brasileño Marcos Troyjo, que asumió en 2020 por designación de Bolsonaro.
Rousseff, que ya tomó las riendas a finales de marzo, completará el periodo restante de la presidencia rotativa de Brasil en el organismo que expira en julio de 2025.
El banco de desarrollo multilateral de los BRICS fue creado en 2015, con la misión de financiar obras de infraestructura y promover el desarrollo sustentable en esas y otras economías emergentes.
Al tomar posesión del cargo, Rousseff aseguró que esta entidad está en “una posición única para liderar el camino” en dirección a un mundo próspero y con un desarrollo compartido. La expresidenta brasileña también enumeró los “desafíos significativos” a los que se exponen las economías emergentes como la desigualdad persistente, la pobreza extrema, la infraestructura inadecuada o la falta de acceso a la educación y a la salud.
A su llegada a la metrópolis tecnológica y comercial china, Lula sostuvo que “la época en que Brasil estaba ausente de las grandes decisiones mundiales ya es cosa del pasado. Estamos de vuelta en la escena internacional después de una ausencia inexplicable”.
Este viernes se reunirá con su homólogo, Xi Jinping, en Pekín para intentar formar un grupo de países mediadores en la guerra en Ucrania.
Como “un hecho extraordinario” calificó el presidente de Brasil, Luis Inacio Lula da Silva la llegada de Dilma Rousseff a la presidencia del Banco de los BRICS, la alianza que reúne además del gigante sudamericano a Rusia, China, India y Sudáfrica, es decir, naciones con grandes economías fuera de los EE.UU. y la Unión Europea.
Desde la ciudad de Shanghai, Lula destacó la asunción de Rousseff quien fuera su sucesora y luego derrocada con un golpe parlamentario que terminó con el triunfo de Jair Bolsonaro y su llegada al Planalto, la sede del gobierno en Brasilia.
Para Lula, la orientación que dará Rousseff al cargo es una “herramienta de reducción de la desigualdad entre países ricos y países emergentes”.
El presidente brasileño propuso a Rousseff para el cargo después de la renuncia en marzo del diplomático brasileño Marcos Troyjo, que asumió en 2020 por designación de Bolsonaro.
Rousseff, que ya tomó las riendas a finales de marzo, completará el periodo restante de la presidencia rotativa de Brasil en el organismo que expira en julio de 2025.
El banco de desarrollo multilateral de los BRICS fue creado en 2015, con la misión de financiar obras de infraestructura y promover el desarrollo sustentable en esas y otras economías emergentes.
Al tomar posesión del cargo, Rousseff aseguró que esta entidad está en “una posición única para liderar el camino” en dirección a un mundo próspero y con un desarrollo compartido. La expresidenta brasileña también enumeró los “desafíos significativos” a los que se exponen las economías emergentes como la desigualdad persistente, la pobreza extrema, la infraestructura inadecuada o la falta de acceso a la educación y a la salud.
A su llegada a la metrópolis tecnológica y comercial china, Lula sostuvo que “la época en que Brasil estaba ausente de las grandes decisiones mundiales ya es cosa del pasado. Estamos de vuelta en la escena internacional después de una ausencia inexplicable”.
Este viernes se reunirá con su homólogo, Xi Jinping, en Pekín para intentar formar un grupo de países mediadores en la guerra en Ucrania.
Como “un hecho extraordinario” calificó el presidente de Brasil, Luis Inacio Lula da Silva la llegada de Dilma Rousseff a la presidencia del Banco de los BRICS, la alianza que reúne además del gigante sudamericano a Rusia, China, India y Sudáfrica, es decir, naciones con grandes economías fuera de los EE.UU. y la Unión Europea.
Desde la ciudad de Shanghai, Lula destacó la asunción de Rousseff quien fuera su sucesora y luego derrocada con un golpe parlamentario que terminó con el triunfo de Jair Bolsonaro y su llegada al Planalto, la sede del gobierno en Brasilia.
Para Lula, la orientación que dará Rousseff al cargo es una “herramienta de reducción de la desigualdad entre países ricos y países emergentes”.
El presidente brasileño propuso a Rousseff para el cargo después de la renuncia en marzo del diplomático brasileño Marcos Troyjo, que asumió en 2020 por designación de Bolsonaro.
Rousseff, que ya tomó las riendas a finales de marzo, completará el periodo restante de la presidencia rotativa de Brasil en el organismo que expira en julio de 2025.
El banco de desarrollo multilateral de los BRICS fue creado en 2015, con la misión de financiar obras de infraestructura y promover el desarrollo sustentable en esas y otras economías emergentes.
Al tomar posesión del cargo, Rousseff aseguró que esta entidad está en “una posición única para liderar el camino” en dirección a un mundo próspero y con un desarrollo compartido. La expresidenta brasileña también enumeró los “desafíos significativos” a los que se exponen las economías emergentes como la desigualdad persistente, la pobreza extrema, la infraestructura inadecuada o la falta de acceso a la educación y a la salud.
A su llegada a la metrópolis tecnológica y comercial china, Lula sostuvo que “la época en que Brasil estaba ausente de las grandes decisiones mundiales ya es cosa del pasado. Estamos de vuelta en la escena internacional después de una ausencia inexplicable”.
Este viernes se reunirá con su homólogo, Xi Jinping, en Pekín para intentar formar un grupo de países mediadores en la guerra en Ucrania.
