“La falta de costumbre”, “sediento” y “apresurado”. Todas esas serían las razones que explicarían a juicio del presidente de Brasil, Luis Inacio Lula da Silva, la urgencia planteada por su homólogo chileno, Gabriel Boric, para condenar la guerra en Ucrania en el marco de la cumbre UE-CELAC realizada recientemente en Bélgica.
El objetivo del mandatario de nuestro país era que las naciones latinoamericanas y caribeñas suscribieran un documento que condenara a Rusia, algo que varios países como Venezuela y Nicaragua se mostraron contrarios a realizar.
“Posiblemente la falta de costumbre de participar en estas reuniones hace que un joven sea más sediento, más apresurado”, comentó Lula de 77 años y que en enero de este año inició su tercer mandato al frente del país más grande de la región y la octava economía a nivel global.
“Yo ya tuve la prisa de Boric”, agregó el jefe de Estado brasileño, quien recordó que en su primer mandato iniciado hace 20 años fue invitado a la cumbre del G-7 donde esperaba que todo fuera decidido en ese encuentro porque consideraba que era importante para su país y su pueblo que entonces enfrentaba grandes carencias de acceso a la luz eléctrica -especialmente en las zonas del interior y rurales-, así como de alimentación que luego se pudo resolver con el programa del propio Lula “Hambre Cero”.
“No todo el mundo concuerda con nosotros ni todo el mundo tiene la misma prisa ni la misma visión”, agregó el presidente de Brasil, antes de valorar la cumbre entre el bloque europeo y la CELAC.