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Militar afroamericano expulsado por Pyongyang regresa a EE.UU.

Travis King cruzó corriendo a Norcorea durante un recorrido turístico cuando se le suponía volando a Texas tras 48 días de cárcel por patear un auto policial surcoreano. Ahora podría ser declarado desertor.

Luis Hernán Schwaner

  Jueves 28 de septiembre 2023 15:52 hrs. 
Travis King

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El militar fue llevado de regreso este jueves a EE.UU. tras ser primero deportado a China por Corea del Norte, territorio al que había penetrado de forma irregular en julio pasado cruzando la altamente vigilada frontera desde Corea del Sur. El régimen norcoreano expulsó al soldado estadounidense gracias a la mediación de Suecia, y lo envió a la ciudad fronteriza china de Dandong, donde fue puesto bajo custodia de funcionarios de la embajada de Estados Unidos en Pekin. 

Desde allí se le trasladó a Shenyang, siempre en China, desde donde fue llevado en avión a la base militar estadounidense de Osan, en Corea del Sur. Finalmente, tras 71 días en “territorio enemigo” (como le llaman los norteamericanos), el joven de 23 años, aterrizó esta mañana en la Base Aérea Lackland, en San Antonio, Texas, desde donde lo transportaron al centro médico militar Brooke, dijo el el portavoz del Pentágono, Matthew Miller. Posteriormente, agregó, se le permitiría reunirse con su familia.

Funcionarios suecos llevaron a King el miércoles hasta la frontera de Corea del Norte con China, donde fue recibido por el embajador de EE.UU. en Pekin, Nicholas Burns, el embajador de Suecia en China y, al menos, un funcionario del Departamento estadounidense de Defensa. En un video emitido este jueves por una cadena de noticias de Texas se ve cómo el soldado bajaba de un avión en San Antonio vestido de civil y en la loza habla brevemente con personas que le esperan allí, mientras sus anteriores custodios se alejan. Luego, King estrecha la mano de uno de ellos, el que enseguida le guía hasta un edificio cercano.

Antes de lo ocurrido, el muchacho, que prestaba servicio en Corea del Sur, iba a ser repatriado a Estados Unidos como medida disciplinaria por sus problemas con la Justicia surcoreana, lo que le habría determinado a escapar a Corea del Norte donde -según Pionyang- habría pedido asilo político “porque albergaba resentimientos contra el maltrato inhumano y la discriminación racial dentro del ejército estadounidense”, dijo la agencia estatal norcoreana KCNA. 

Sin embargo, el asilo le fue negado por el régimen de Kim Jong-un y, ahora, tras una evaluación médica y psicológica será sometido a un “proceso de reintegración” según altos cargos de Estados Unidos. No obstante, las autoridades dijeron que King goza de buena salud y que la prioridad sería atenderle, pero como es de imaginar, sus problemas probablemente distan mucho de haber terminado.

Posteriormente, Washington expresó su agradecimiento a Suecia, país que cuenta con una embajada en Pionyang, por haber sido el “principal intermediario” entre Estados Unidos y Corea del Norte durante este proceso. Igualmente agradeció a China por desempeñar “un papel muy constructivo al facilitar el traslado” (de King) fuera de Corea del Norte, aunque no participó en tareas de mediación.

El régimen de Kim Jong-un anunció la deportación del soldado sorpresivamente el miércoles, tras concluir una investigación del caso sobre la que no se han aportado mayores detalles. Durante la investigación que se habría llevado a cabo (léase interrogatorios) “Travis King confesó que entró ilegalmente” en Corea del Norte debido a los resentimientos ya mencionados, afirmó Pyongyang. 

Pero desde que el soldado ingresó en territorio norcoreano, Pionyang tardó un mes en confirmar públicamente su detención, período de tiempo en el que Estados Unidos admitió dificultades para contactar con el Gobierno norcoreano, con el que no tiene relaciones diplomáticas y pese a lo anterior, hoy, haciendo gala de la estrategia de contra propaganda, altos funcionarios estadounidenses afirmaban que King “está muy feliz de regresar a casa y de reunirse de nuevo con su familia”.

Pero dos grandes interrogantes quedan flotando en el aire: primero, no está claro por qué Corea del Norte, que tiene tensas relaciones con Washington debido al programa nuclear de Pyongyang, el apoyo a la guerra de Rusia en Ucrania y otros asuntos, había aceptado entregar al soldado y, segundo, tal vez la duda más intrigante: ¿por qué el soldado huyó realmente a Corea del Norte?

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