Su llegada a La Moneda se dio tras una cooperación completamente desinteresada. “En esos años uno entregaba su vida por ideales”, afirmó Patricia Espejo, socióloga y ex miembro de la Secretaría Privada de La Moneda que, tras la llegada de la Unidad Popular al poder en 1970, se transformó en una de las colaboradoras más cercadas del expresidente Salvador Allende.
Todo arrancó en la universidad, cuando Espejo ejercía como académica junto a Beatriz “Tati” Allende, hija del exmandatario. Durante esos años, ambas cultivaron una amistad que se tradujo en un apoyo laboral que resultó crucial durante los días más intensos de campaña.
“Se tuvo que retirar de la facultad y yo asumí sus clases como amiga, compañera y colaboradora. Y eso tal vez nos hizo más cercanas. Yo ayudé a la campaña desde ese trabajo. No hice campaña en las calles, ni panfletos, ni reuniones políticas“, recordó socióloga.
“Ahí vi por segunda vez a mi querido Salvador Allende. Esa noche habló con la impronta de humanista que tenía, de hablar y buscar un lenguaje para que todo el mundo comprendiera. Muy cariñoso, además. Muy afectuoso, muy respetuoso de la gente”, señaló Espejo.
Pensó que al día siguiente su vida seguiría igual. Hasta que recibió un llamado de Tati Allende: “‘Pero qué estás haciendo, vente inmediatamente para acá con la Blanca (Mediano). Le dije ‘pero para dónde’. ‘Para La Moneda, para dónde va a ser’. Corto el teléfono y le digo a la Blanca ‘oye, dicen que tenemos que irnos para La Moneda'”.
Desde entonces, y hasta el 11 de septiembre de 1973, Patricia Espejo formaría parte de la Secretaría Privada de La Moneda. Una experiencia que retrató en el libro “Allende inédito: memorias de la Secretaría Privada de La Moneda”, y que el pasado sábado compartió en el programa de Radio y Diario Universidad de Chile “Memorias de futuro”.
Allende vigente
El próximo 26 de junio se cumplen 116 años desde el nacimiento de Salvador Allende, quien pasó a la historia como una de las figuras emblemáticas de la izquierda democrática.
Para Patricia, su vigencia se justifica al revisar sus características no solo políticas, sino que también humanas. “La imagen de Allende se acrecienta cada vez más porque fue un hombre íntegramente democrático. Quería la democracia para su país buscando un camino que fuera fructífero para el pueblo, para conquistar la justicia, porque el pueblo en esos años también era muy vilipendiado y vivía en condiciones muy miserables”, indicó la socióloga.
“Teníamos muchos problemas sociales. Yo trabajé en salud, así que conocí bastante bien lo que era el Chile de la época. Y se acrecienta cada vez más porque estamos frente a una crisis política en el mundo, no solamente en Chile. Hay una crisis mundial valórica. Si miramos hacia afuera de nuestro país y también dentro, la democracia está careciendo de valor. La gente quiere cosas materiales, es individualista, quiere comprar, no hay valores solidarios. Hoy no veo en Chile ni en el mundo una actitud solidaria frente a un hermano, frente a un doliente, frente a un a un refugiado político, frente a un niño”, agregó.
Por el contrario, describió al ex presidente chileno como un referente “consecuente y valiente. Hizo lo que dijo que iba a hacer, y hasta el último minuto, el día 11 de septiembre, él iba a llamar a un plebiscito. Esa es la demostración de la democracia”.
Sobre las razones múltiples que llevaron al quiebre democrático en Chile, Espejo recordó la poca cohesión que existía por parte de los partidos de izquierda. “Había una izquierda que no había madurado lo suficiente para llevar ese proyecto adelante. Se produjeron rencillas, divisiones, la Democracia Cristiana jugó un papel que fue realmente antidemocrático”.
“Allende estudió medicina, y creo que esa profesión lo hace ver el mundo diferente. El mundo del dolor, de lo poco que el ser humano puede ser ante la enfermedad. Y esa concepción humanista es la que se extiende por todos los puntos de vista. En la política, con su familia, con sus amigos. Porque él era, primero que todo, un ser humano humanista y demócrata”.