Con el objetivo de comprobar si el ex presidente de Argentina, Alberto Fernández, contactó y hostigó a su ex pareja, Fabiola Yáñez, la justicia trasandina allanó el departamento del ex mandatario en Buenos Aires la noche de este viernes.
Esto, luego de que la ex primera dama interpusiera una acción judicial contra Fernández por violencia física y “terrorismo psicológico” ante el juez federal, Julián Ercolini, tras darse a conocer los chats y fotos que estaban en el teléfono de la ex secretaria del político, María Cantero, en el marco de la causa por tráfico de influencias.
Sin embargo, las repercusiones de este caso no han sido sólo en materia judicial, ni política, también ha tenido implicancias en el movimiento feminista argentino, pues el expresidente no sólo dijo en su mandato “que le había puesto fin al patriarcado”, sino que además en su gobierno se llevaron a cabo varias políticas que surgieron desde los feminismos.
Situación, que frente a esta denuncia de Yáñez por violencia de género, ha sido utilizada de manera estratégica por la ultraderecha transandina y el gobierno libertario, quienes han atacado a las feministas argentinas con el propósito de deslegitimizar sus demandas y por su supuesta cercanía con Fernández.
De hecho, el presidente Javier Milei, a raíz de este caso, publicó en su cuenta de X que “la solución para la violencia que ejercen los psicópatas contra las mujeres no es crear un Ministerio de la Mujer“.
Desde Buenos Aires, en conversación con Radio y Diario Universidad de Chile, la socióloga y militante del colectivo argentino Ni Una Menos, Lucía Cavallero, se refirió a cómo desde el movimiento feminista observan esta denuncia contra Alberto Fernández.
“La verdad es que causa una sensación de que estamos un momento de gran descomposición del sistema político en general, además hay una mezcla de indignación, de decepción, pero también es un momento de oportunidad, para defender la importancia de la lucha feminista sin la cual este hecho de violencia no hubiera sido percibido como un problema, de reivindicar nuestras luchas en relación a las políticas públicas de prevención de las violencia, que este gobierno de Javier Milei está desmantelando desde que asumió”, afirmó.
En ese sentido, la militante de Ni Una Menos hizo hincapié en que “tenemos que aprovechar para poner en crisis estos pactos patriarcales, que son los que estructuran una forma de hacer política”.
Respecto de la oportunidad que significa para los grupos más conservadores y la actual administración este tipo de casos, Cavallero explicó que “estamos en una relación de poder totalmente desigual porque la discusión siempre se da en una cancha marcada por ellos, en términos de cómo se filtró la información, cómo llegó desde el Poder Judicial a los medios de comunicación y como estos articulan desde el propio Gobierno un ataque en las redes sociales que impone un relato de los hechos”.
“Frente a eso, hay una primera reacción que tiene que ver con que muchas de nosotras salimos a hacer declaraciones públicas tratando de instalar un relato inverso (…) porque ahí donde hay una fuerza la ultraderecha nos trata de devolver impotencia, responde con este latiguillo de ‘vieron que apoyaron a un violento’ o dicen que las políticas de prevención de las violencias no sirven. Entonces, creo que hay un primer paso, que es construir desde el relato propio y es lo que estamos intentando, que parta de la afirmación de una fuerza, porque eso es justamente donde ellos intentan quebrarnos, crear un relato donde somos impotentes, usadas, comerciables“, sostuvo.
Para la sociologa además de crear un relato propio, también es relevante armar una agenda que vaya en paralelo. “Creo que hay que combinar varias estrategias, por un lado, obviamente construir un relatode afirmación de nuestra fuerza, por otro lado, una agenda propia que no se puede agotar para nada en la discusión mediática y la tercera creo que está relacionada con aprovechar este momento para profundizar la discusión sobre el modo en el cual nos organizamos y en el que elegimos representantes”, enfatizó.
Sobre como el movimiento feminista argentino puede garantizar su autonomía respecto de los diferentes partidos políticos, Lucía Cavallero aseveró que “es una operación más compleja en Argentina porque el movimiento feminista es autónomo, pero a la vez transversal. Entonces, contiene también al interior a compañeras que tuvieron roles institucionales y que militan en las fuerzas políticas del peronismo y el kirchnerismo”.
“Por lo tanto, no creo que se trate de desmarcarnos de esas compañeras (…) Más bien se trata de apoyarlas, de reforzar nuestra autonomía y capacidad de construir un programa político que no nos arrepentimos de discutirlo con ninguna fuerza, porque también militamos para transformar todo, para hacer una revolución, pero en el medio conseguimos políticas publicas que cambian la vida de las personas, por ende, siempre hay un diálogo con las instituciones. Nosotras lo hicimos en el gobierno de Alberto Fernandez, donde estuvimos movilizadas en las calles, entonces, se tratan de reforzar esas instancias y de usar ese lugar también para que quienes estén dando esas disputas puedan extraer una fuerza a partir de la organización del movimiento feminista”, agregó.
Acerca de las declaraciones que han dado diversas dirigentas políticas en Argentina sobre la denuncia por violencia de género contra Alberto Fernández, entre ellas, la expresidenta Cristina Fernández, la militante de Ni Una Menos dijo que “es saludable que exista ese pronunciamiento porque tenemos que tener en cuenta que, lamentablemente, hay muchas personas del entorno del ex presidente que no han dicho nada y que en su mayoría son varones, los que han sido también complices en el sentido del tipo de poder que se ejercía, entonces, no es menor que ciertas dirigentas se pronuncien”.
“Me parece que el tweet de Cristina es acertado en términos de la profundidad y del lenguaje que utiliza para marcar la gravedad del asunto, incluso, creo que es de las primeras veces que utiliza un lenguaje marcadamente feminista, pero sigue quedando impensada la cuestión más estructural que es cómo llegan esas personas ahí y cuáles son las formas políticas, los modos de organización, de elección de los dirigentes, la relación entre ellos y las luchas, que terminan llevando a personas de ese tipo a gobernar y, sobre todo, a establecer una estructura de decisión muy complice, reducida y formateada en un pacto patriarcal”, argumentó.