El proyecto Clima-Adaptación-Santiago (CAS) presentó 14 medidas y un manual de implementación para enfrentar en la región Metropolitana las consecuencias del cambio climático.
Estas son principalmente dirigidas a la escasez hídrica, las alzas en las temperaturas, especialmente en verano, las altas probabilidades de inundaciones que afectarían a ciertas comunidades y el calor extremo, lo que se podría percibir en Santiago para el año 2050.
La Universidad de Chile, la Pontificia Universidad Católica y la Comisión Económica de las Naciones Unidas para Latinoamérica y el Caribe (Cepal) colaboraron con la Asociación Helmholtz de Alemania, desde donde surgió la iniciativa científica.
Kerstin Krellenberg, una de las protagonistas del proyecto, advirtió que aun cuando los asuntos hídricos son lo más importante del diagnóstico, no necesariamente deben ser una de las preocupaciones más inmediatas en cuanto a las medidas que se deben tomar: “En general, el problema del agua es grave en la ciudad, pero no hay que darle más importancia que otros. Hay que revisar bien al implementar medidas. Por ejemplo, hay medidas que se refieren a mejorar o aumentar el espacio verde en la región Metropolitana y eso necesita más agua, entonces proponemos una medida de cómo reutilizar el agua”, explicó.
Ante esto, el seremi de Medio Ambiente, José Ignacio Pinochet, dijo que la autoridad toma esta iniciativa con calma, esperando trabajar el tema en el largo plazo mediante la instalación de una mesa de trabajo: “Hay varios aspectos y ninguno es más urgente que otro. Además que no estamos hablando de medidas a dos o tres años, sino que medidas a décadas plazo. Por lo tanto, debemos tomar cada una de las 14 tareas con el mismo peso e importancia”, indicó.
Esta tranquilidad con que se toma la propuesta no fue compartida por el especialista de la Universidad Católica, Jordan Harris, quien subrayó que los avances institucionales no deben esperar: “Aunque la gente piensa en el cambio climático como algo futuro y nosotros ponemos esta idea de que de aquí a 2050, eso es en menos de 40 años, entonces tenemos que empezar a caminar ahora para generar los espacios institucionales que son capaces de responder, de tener la flexibilidad necesaria para responder a estos desafíos que ya están empezando a emerger y que solo se van a agravar en el corto plazo”, dijo.
De esta manera, se espera tener una certeza de los principales cambios climáticos que enfrentará Santiago a nivel urbano, las consecuencias de estas variaciones en la región Metropolitana y los riesgos y la vulnerabilidad a la que podrían estar expuestos sus habitantes.