Activismo digital: La otra plataforma democrática para los movimientos sociales

El activismo digital en Chile es una herramienta que instaló a distintas organizaciones en el debate público, así también poder influir respecto de temas que no están considerados en la cobertura mediática. Al alero de las movilizaciones en la calle, distintas organizaciones valoran el impulso en el primer paso, pero es necesario un trabajo en terreno para consolidar las manifestaciones.

El activismo digital en Chile es una herramienta que instaló a distintas organizaciones en el debate público, así también poder influir respecto de temas que no están considerados en la cobertura mediática. Al alero de las movilizaciones en la calle, distintas organizaciones valoran el impulso en el primer paso, pero es necesario un trabajo en terreno para consolidar las manifestaciones.

La llamada telefónica del Presidente Piñera a la compañía Suez Energy para frenar un proyecto termoeléctrico en Punta de Choros fue el corolario de una demanda social que comenzó en una pequeña caleta de la cuarta región, masificada a través de redes sociales hasta llegar a La Moneda. Un ejemplo similar son las más de 500 mil personas que coparon la Alameda para solicitar, pacíficamente, el rechazo del Ejecutivo hacia Hidroaysén. Campañas sociales que utilizan internet y las redes de comunicación para sumar adherentes y masificar una denuncia ciudadana.

Los analistas políticos destacan el resurgimiento de movimientos sociales durante este gobierno. En paralelo, expertos subrayan el auge de las redes sociales y el activismo digital, sumando temas de interés público a esta nueva ágora: el internet como plataforma de discusión y encuentro.

José Huerta, director de la ONG Cívico, orientada a las políticas públicas digitales, separa dos líneas de trabajo: la convocatoria a manifestaciones públicas y otras acciones en la calle y el sumar información en línea, con el uso de leyes de transparencia y traspaso de información.

“Aún está por verse el impacto del arrastre de gente a través de Internet para conseguir un objetivo material. Las movilizaciones sociales tienen una cosa muy clara por el uso de internet, es un medio de coordinación, pero el contenido duro se da en la cancha. Es distinto a campañas como las que ha hecho la Fundación Ciudadano Inteligente respecto de financiamiento de campañas políticas, centrada menos en trabajo de campo y más trabajo digital, entregando a la gente la información de quiénes están financiando las campañas a través de un sitio web”, declara Huerta.

Pero este escenario también conlleva riesgos. María Belén Saavedra, vicepresidenta de Amnistía Internacional Chile, apunta al desafío de no perder el sentido colectivo de una manifestación, sino potenciar la organización ciudadana y, paradójicamente, sacarla del computador.

“Los principales contra es que la gente pierda el sentido de la humanidad. Creo que las campañas siempre han buscado que la gente se haga parte de las violaciones a derechos humanos, pero a veces la gente piensa que con un clic basta. Queremos complementar esta acción, considerando que la gente tiene que salir a movilizarse, ojalá ir a las movilizacioens, enterarse de lo que ocurre. El mayor contra es que la gente cree que la misión se cumple estando frente al computador, y eso no es así”, indicó.

Amnistía Internacional lanzó hace pocos días la aplicación “Mi Gesto”, dirigida a los usuarios de teléfonos móviles, que permite firmar un texto que solicita a los candidatos sus promesas en derechos humanos.

Matías Asún, director de Greenpeace Chile, señala que el activismo digital se plantea como un apoyo al primer paso, pero las organizaciones deben concretar este capital en consolidar sus colectivos y desarrollar sus propuestas.

El titular de Greenpeace apunta que “es el primer punto, la estrategia digital en si misma es un complemento de la estrategia general y política del posicionamiento de temas y sus organizaciones. Lo que cambia es la tecnología, pero la estrategia es la misma: Influencia política para que quienes toman las decisiones las tomen de forma correcta y en atención a lo que el pueblo o la gente quiere”.

Asún advierte que un clic no es equivalente a asistir a una marcha, pero rescata que a través de las redes sociales es incluso posible emplazar a las autoridades por las decisiones que toman: “Permite hacer una demostración gruesa de la cantidad de gente interesada en temáticas que en medios tradicionales no está cubierta. Esto no significa que un trending topic sea equivalente a una marcha, esta tiene características propias y una convocatoria específica, no son equivalentes. Pero sí ha permitido diversificar la cantidad de temas, y desafiar a los responsables de las decisiones que se toman en esos asuntos, ya sean políticas públicas o problemas de la sociedad civil”.

Las organizaciones internacionales masificaron en Chile el activismo digital, con Greenpeace y Amnistía Internacional como las principales promotoras de campañas sociales, llamando a adherir a ciertas causas o firmar un emplazamiento a las autoridades. Luego, distintos colectivos locales tomaron Internet como un aliado estratégico. En derechos civiles, la Fundación Iguales, o Humanas, tienen en la red su principal fuente de convocatoria. El sitio Atina Chile o El Quinto Poder surgen como un modelo de reporteo colaborativo y comunitario. Chao Pescao es el sitio que alberga la información por Punta de Choros, y Yo Pesco es la iniciativa que está detrás del rechazo a la Ley de Pesca. Una institución emblemática es la ONG Derechos Digitales, que ha sumado distintas campañas por promover la discusión de políticas públicas a nivel digital.





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