La señal emitida por Rosetta, que recibió la orden de despertarse este lunes a las 10H00 GMT, llegó a las 18H18 GMT al centro de control de la ESA en la ciudad alemana de Darmstadt, tras un largo proceso de reactivación.
Tras diez años de viaje y recorrer 7 mil millones de km, Rosetta debe acercarse de la trayectoria del cometa 67P/Couriumov-Guerasimenko este próximo verano (boreal). Para propulsarse hasta los confines del sistema solar, habrá utilizado varias veces la fuerza gravitacional de la tierra y de Marte.
Cuando llegó cerca de la órbita de Júpiter, la sonda estuvo muy lejos del Sol para poder captar su energía (Rosetta está equipada con paneles solares) y se puso en una especie de “sueño profundo”. Al cabo de 31 meses, se ha acercado de su objetivo, pero también del Sol. Por eso era el momento de despertarla y prepararla para la gran cita. Está previsto que Rosetta haga un pequeño recorrido con el cometa 67P/Couriumov-Guerasimenko hasta finales de 2015.
Esta misión es inédita: por primera vez, una sonda va a explorar desde tan cerca un cometa y va pasar mucho tiempo tomando muestras. Precisamente, 18 meses. Durante ese lapso, Rosetta va a dar vueltas en torno al cometa, siguiendo una trayectoria en estrella, y corrigiendo su dirección constantemente para mantenerse cerca de su blanco.
Rosetta también está equipada con un módulo de aterrizaje, Philae, una especie de cubo de un metro de largo provisto de 10 instrumentos, el cual será lanzado sobre la superficie del cometa para tomar muestras de superficie y profundidad. Philae va tomar muestras a unos 30 centímetros bajo la superficie, y los dos aparatos deben analizar la composición de los gases del cometa, su densidad, la presencia de carbono, esencial a la vida.
Esta misión de “arqueología espacial” debe su nombre a la famosa piedra Rosetta (un fragmento de estela con un mismo texto en tres lenguas diferentes) que permitió al francés Champollion descifrar jeroglíficos egipcios a principios del siglo XIX.
“Los cometas son ‘cápsulas testigo’ del nacimiento del sistema solar”, resumió Mark McCaughrean, uno de los responsables de la exploración espacial en la ESA. “Abrir estas cápsulas mirando los gases, el polvo y sobre todo el hielo que los componen es obtener pistas formidables sobre el origen de nuestro sistema solar y a lo mejor también de la vida, porque los cometas contienen moléculas orgánicas”, explicó.
El cometa 67P/TG
¿Por qué el 67P/TG y no uno de los otros innumerables cometas cercanos a nosotros? Porque este cometa ha vivido miles de millones de años en el espacio profundo hasta que un paso cerca de Júpiter modificó radicalmente su órbita en 1959. Dicho de otra manera, este cometa casi no ha sido erosionado por los rayos de sol y su testimonio sobre el universo promete ser particularmente comprensible.
“La cápsula testigo permaneció encerrada durante 4.600 millones de años. ¡Ya es hora de abrir el cofre del tesoro!”, dijo Mark McCaughrean. La sonda y su pequeño módulo Philae, que debe posarse en el cometa en noviembre de 2014, están dotados en total de 21 instrumentos. “¡Queremos saberlo todo sobre el cometa, su campo magnético, su composición, su gravedad, su temperatura, todo!”, dijo Amalia Ercoli-Finzi, responsable de uno de los numerosos experimentos que figuran en el programa.
Antes de lograrlo, el camino habrá sido largo: unos 7.000 millones de kilómetros desde el lanzamiento de la sonda en marzo de 2004. “Tuvimos que dar cinco veces la vuelta al sol en diferentes órbitas para ganar velocidad” aprovechando la gravedad de la Tierra o de Marte, explicó el jefe de la misión Rosetta, Paolo Ferri.