Las actuales denuncias de espionaje datan de enero, cuando investigaciones periodísticas informaron sobre un supuesto seguimiento a la vicepresidenta Marisol Espinoza. Los escoltas de Espinoza declararon ante la policía haber visto a dos agentes de inteligencia rondando la residencia de la funcionaria en noviembre de 2014.
Según los programas de televisión “Sin medias tintas” y “Panorama”, personal que escolta a la vicepresidenta detectó un vehículo frente al domicilio e identificó a un suboficial del DINI.
El presidente Humala ordenó investigar esas denuncias contra la Dirección Nacional de Inteligencia (DINI) por espiar no sólo a esa funcionaria, miembro del oficialista Partido Nacionalista Peruano, sino también a opositores. Espinoza se había declarado “indignada” y había repudiado prácticas que calificó de “delincuenciales”.
Al anunciar la apertura de la investigación, el mandatario peruano afirmó: “He dispuesto que todas las entidades que tiene responsabilidad en el funcionamiento de los órganos de inteligencia presten las facilidades al congreso y a la Fiscalía para las investigaciones y de ser el caso se apliquen las más drásticas sanciones”.
Previamente, una revista había publicado un reportaje acusando a los servicios de inteligencia de seguir “sistemáticamente” a opositores, entre ellos a dos exministros y a un empresario.
Estas denuncias han elevado el clima de tensión política en Perú. Esto se agrega a la fuga a Bolivia de un ex colaborador de la pareja presidencial acusado de corrupción.
La DINI, dirigida por compañeros de promoción de Humala, permanecerá cerrada 180 días. Durante el gobierno de Fujimori, ese organismo, bajo otro nombre, sirvió para espiar políticos de la oposición.