En la madrugada del lunes el alcalde de Buenos Aires, el derechista, Mauricio Macri, recibió un espaldarazo a sus pretensiones de llegar a la presidencia de la Argentina, luego de firmar un acuerdo electoral con la Unión Cívica Radical, tradicional colectividad de centro izquierda del vecino país.
La decisión de los radicales surgió de una Convención Nacional celebrada en la ciudad de Gualeguaychú por 186 votos a favor y 130 en contra. Cabe señalar que la UCR es la segunda fuerza legislativa y política detrás del gobernante peronismo.
Macri, un poderoso empresario de 56 años y ex presidente del club de fútbol de Boca Juniors, lidera los últimos sondeos, con un 27% de intención de voto, frente a 24% para el gobernador de Buenos Aires Daniel Scioli, principal precandidato por el oficialista Frente para la Victoria (FPV).
Esta alianza electoral le otorga al candidato derechista una estructura política que abarca todo el territorio del país, un elemento clave para su joven partido Propuesta Republicana (PRO) de cara a las elecciones presidenciales de octubre próximo.
El pacto electoral también afectó a Sergio Massa, otro peronista disidente y candidato a la presidencia que figura tercero en la intención de voto, con 18%, ya que también buscaba el apoyo de la UCR, que finalmente se inclinó por Macri.
De esta manera, en las elecciones primarias del radicalismo del próximo 9 de agosto se definirá quien será el candidato presidencial opositor que enfrentará al kirchnerismo, si el jefe Radical, Ernesto Sanz o el líder del PRO, Mauricio Macri.
Para el periodista argentino Rafael Araya, el acuerdo UCR-PRO dejó a varios damnificados en el camino, especialmente entre los dirigentes más ideológicos quienes responden a las raíces del radicalismo, representados por figuras históricas como Raúl Alfonsín, que se identifican con el progresismo y rechazan de plano el resultado electoral de la Convención que optó por una alianza neoliberal.
El experto en temas políticos señaló que desde el interior de la UCR hay personeros políticos que van a descolgarse de este acuerdo electoral, tomando como base un discurso sobre los principios y respecto del papel que los radicales deben desempeñar en el escenario político trasandino.
Rafael Araya sostiene que el pacto UCR-PRO carece de una base ideológica y solo se explicaría como un acto de reacción contra la fuerza del kirchnerismo.
“El acuerdo se va a transformar en una mera respuesta electoral no propositiva o sin un plan de gobierno gestado y madurado que fije las prioridades de políticas país, sino que será simplemente una reacción contestataria al kirchnerismo y para neutralizar las posibilidades de que un candidato de ese sector pueda asumir de nuevo la primera magistratura de la Argentina”, indicó.
La académica de la Universidad de Santiago de Chile, Cristina Moyano, explicó que a Macri le falta disponer de un partido en una alianza que lo colocara más allá de la simple presencia en la ciudad de Buenos Aires, puesto que su partido, el PRO, solo tiene visibilidad en algunos lugares del país.
“El Partido Radical está en una etapa de desgaste, y la reciente alianza política le proporciona al partido de Macri una red y estructura necesaria para movilizar las adhesiones a nivel nacional, excediendo la propia ciudad de Buenos Aires, que es el ámbito donde el líder derechista ha ejercido su poder durante bastante tiempo”, explico.
La docente indicó que la UCR hace un tiempo viene haciendo un giro hacia la derecha, señalando que más bien es un partido de centro, que ha tenido que resistir el embate del kirchnerismo y de distintos sectores del peronismo que han ido ocupando los espacios tradicionales en los cuales se habían desarrollado los radicales.
El ex diputado y director de la Escuela de Ciencia Política de la Universidad Alberto Hurtado, Esteban Valenzuela, señaló que este pacto puede darle más posibilidades de triunfo en las elecciones presidenciales al alcalde de Buenos Aires, en la medida que el candidato peronista, Daniel Scioli, no muestre mayor autonomía en relación al gobierno de la presidenta Cristina Fernández.
El ex parlamentario opinó que el giro hacia la derecha dado por la UCR muestra una postura algo ambigua por parte de la colectividad, tomando en cuenta su identificación histórica con las ideas progresistas.
“Los radicales argentinos con este acuerdo pasan a un voto zigzagueante. Hubiese sido mucho mejor mantener en una oposición de izquierda renovadora al peronismo que fue lo que se buscó construir con el Partido Socialista y otros actores de ese segmento político argentino”, indicó.
El ex congresista dijo que no sería aventurado pensar en una segunda vuelta muy reñida en el vecino país, indicando que el candidato peronista, Scioli, debería ser claro en los elementos de continuidad y los puntos de crítica respecto del kirchnerismo, además, de buscar aliados en los actores que hasta ahora han sido críticos, aunque no antagónicos, del Gobierno.