Los Derechos Humanos y el rol de las instituciones es un tema que preocupa a Carmen Frei. La ex senadora e hija del presidente Eduardo Frei Montalva asegura que las Fuerzas Armadas deben entregar la información que ocultan.
La convicción se la ha formado a raíz del tiempo vivido. Ejemplo de ello son los testimonios que Carmen Gloria Quintana y Verónica de Negri han puesto al país, frente a un tema que sigue causando dolor. “Mientras quede una sola familia que siga sin saber qué pasó con sus con sus familiares, es nuestro deber seguir exigiendo justicia”, dijo.
El camino de Carmen Frei lleva años de lucha. A comienzos de 2000 acusó a las FF.AA. de mantener estos pactos de silencio y de una cultura institucional que se propone resguardar lo que ocurrió en Dictadura. Por ello, cuando ahora se confirma la existencia de esta acción sistemática de ocultamiento “se puede demostrar con certeza y con antecedentes judiciales que se oculta información. Que solamente la conciencia de algunos ex conscriptos nos va a permitir llegar a la verdad, porque los altos mandos de ayer y hoy ocultan la información”.
Sin embargo, el tema no solo atañe a las fuerzas militares. “En todos estos años de democracia ha faltado la voluntad de exigir porque los presidentes son el poder civil mayor, son ellos los comandantes en jefe, el mando superior y las Fuerzas Armadas están subordinadas a ellos”, explicó.
El capítulo de la muerte de su padre es uno de los más dolorosos de su historia. La ex senadora siempre sostuvo que Eduardo Frei Montalva había sido asesinado, tesis que por años trató de demostrar. Hoy, con los nuevos antecedentes de la causa, asegura que se reconocen todos los seguimientos, los micrófonos instalados en su hogar, el tema del espionaje del que fue víctima, incluso con la participación de sus colaboradores. Por ello, la operación que culminó con su muerte, fue también comunicada a Augusto Pinochet. “Había llamados directos desde La Moneda a la clínica, personas que iban en la noche para saber cómo evolucionaba; el jefe del Ejército era informado por las autoridades”, declaró.
Estas informaciones han sido atestiguadas en la justicia, acreditando la versión. Sin embargo, el Ejército se ha negado en varias oportunidades a responder siquiera la petición de entregar los antecedentes. “Es inverosímil que hoy el Ejército diga que no tiene esa información. Todo eso fue microfilmado. Esos documentos, al menos hasta 2006, estaban ahí”.
“Es necesaria la verdad y la justicia, pero se requiere voluntad. Este dolor es muy grande, no se puede seguir aguantando”, dijo haciendo referencia a las miles de causas que buscan ser cerradas.
Sobre la situación de los actuales mandos del Ejército, prefirió no referirse. Sin embargo, aseguró que hay responsabilidades de los altos mandos al seguir ocultando. “Estos pactos de silencio, en los que le ordena a los subordinados no decir nada, incluso con la amenaza de poner en riesgo sus vidas, son muy graves de mantener. Como Estado y como chilenos debemos pensar cómo respaldar a estas personas que quieren contar la verdad”.
“Hay que castigar a los verdaderos culpables. A los que idearon este sistema de persecución contra los que pensaron distinto. Me dan mucho horror quienes dicen que esto quedó en el pasado. Hay testimonios de cientos de familias que sufren y necesitan saber la verdad. Ellos no reflejan ni odio ni venganza, solo quieren verdad”, acotó.
El gesto del orgullo
Invitada a una reunión con la Agrupación de Ejecutados Políticos, la ex senadora tuvo la oportunidad de portar en su pecho una foto con el rostro de su padre, a la usanza de cómo estas familias marchan y exigen justicia por sus víctimas desde hace décadas.
El gesto, afirma, la emocionó. “Me la puse inmediatamente. La usé con mucho orgullo porque mi padre fue asesinado y, a pesar, que muchos me trataron de loca por haber sostenido que lo habían matado, hoy sabemos que nunca mentí y que así fue. Por ello, estos reconocimientos son emocionantes. Llegan al alma”.