“Diez años del Auge, Garantía Universal, Oportuna y de Calidad” se tituló el Foro al que asistieron protagonistas del ámbito de la Salud.
Según el subsecretario de Salud Pública, Jaime Burrows, las mayores debilidades del plan que beneficia a los afiliados de Fonasa e Isapres están en la restricción de edad, al introducirse el criterio de costo efectividad, en la definición del inicio de la garantía y la restricción en la integralidad de la respuesta a la enfermedad.
La directora de Fonasa, Jeanette Vega, coincidió con Burrows en que dicho organismo debería tender a perfeccionar la resolutividad e integralidad de la atención. Asimismo, indicó que hace falta una mejora en la gestión de los medicamentos, de las enfermedades Auge y no Auge, creación de recursos humanos y cambios en la rectoría.
Sobre esto último, la representante de Fonasa propuso la separación de la Subsecretaría de Salud Pública de la de Redes Asistenciales para que lo urgente no opaque a lo importante.
“El sentido era que la Subsecretaría de Salud Pública tenía que estar separada para que la gestión preventiva y promocional tuviera recursos y poder sobre el sistema. Sin embargo, el diseño original quedó trunco porque tendría que haber tenido las seremis de salud a cargo de los servicios y la subsecretaria de Redes como lo que era antiguamente el director de atención de salud”.
En cambio, el balance de la doctora Iskia Siches, presidenta del Colegio Médico Santiago se enfocó en las críticas listas de espera que, a su juicio, en su mayoría son por enfermedades no pertenecientes a las Garantías Explícitas de Salud (GES). En efecto, cuestionó los criterios de selección de enfermedades AUGE.
“Se siguen reproduciendo políticas de discriminación, de exclusión en prestaciones y hay una lista AUGE que no debería existir. Además la calidad con acreditación y protocolos tampoco está garantizada, puesto que la salud se mueve en la misma dinámica de negocios que cualquier otra prestación”.
El experto en Economía de la Salud Guillermo Paraje, de la Universidad Adolfo Ibáñez, criticó que la carga profesional y las demandas sociales como aspectos de clasificación de enfermedades AUGE dependen de la organización efectiva.
A propósito de esto, Jeanette Vega afirmó que es difícil estandarizar estos factores porque son “componentes cualitativos”. No obstante, coincidió con los profesionales en que hay que congelar la lista AUGE por un tiempo para hacer correcciones al sistema.
En cambio, el gerente general de Isapre Consalud, Marcelo Dutilh, apostó por la incorporación de nuevas patologías al GES con el fin de disminuir las que quedan, entre las que no se incluyen y las que sí.
“El verdadero cambio para comprar prestaciones, no en forma individual sino que asociado a un problema en resolución de salud, fue producto del GES. Al comienzo había un tremendo rechazo de los médicos privados y con el tiempo eso ha progresado, obligando a las aseguradoras a constituir prestadores que estén entendiendo que no se puede hacer la medicina como a cada persona se le ocurra”.
Por su parte, el subsecretario de Salud, Jaime Burrows, aseguró que en el presupuesto habrá más recursos para salud, pero se congelará la lista AUGE. No obstante, manifestó su preocupación por la cobertura de personas que quedan desprotegidas.
“Hay tratamientos que no son de alto costo ni son parte del GES. Entonces, la pregunta es si vamos a ir hacia la convergencia entre ambos sistemas garantizados a través de las mismas herramientas o requerimos crear nuevos sistemas para hacernos cargo de ese sector”.
Por último, Burrows aseguró que dentro del Ministerio de Salud se está pensando en la creación de una institución permanente encargada de las enfermedades GES.