Álvaro Uribe, el más férreo opositor a Santos y en particular a las negociaciones con las FARC y el ELN, protagonizó la protesta que tuvo lugar este sábado en más de 20 ciudades y a la que asistieron miles de colombianos vestidos de amarillo, rojo y azul, los colores de la bandera nacional.

En Bogotá, Medellín y Cali, las urbes más importantes, marcharon en contra del gobierno de Santos unas 60.000 personas, según AFP, aunque los organizadores estimaron una participación de casi 300.000 en esos tres puntos, mostrando la polarización ascendiente en el país. Están estimadas a 20.000 las personas que marcharon en Bogotá, a pesar de la lluvia.

Desafiando las fuertes lluvias en varias ciudades y con carteles de “Santos traidor renuncie ya”, “No más impunidad”, “No más corrupción” o “Santos presidente de las FARC”, los manifestantes se concentraron especialmente en Medellín, feudo de Uribe. El tema principal de las protestas se enfocó en criticar las negociaciones de Santos con la guerrilla y la desaceleración de la economía. Uribe acusa a Santos, quien estaba su Ministro de Defensa al fin de su mandato, de ceder antes la guerrilla. En algunas camisetas, se pudo leer “Santos no es Maduro, Santos es peor” ; “Santos entrega el país al castrochavismo” estaba escrito en otras pancartas.

“Estas marchas, en las que nuestros corazones laten por Colombia, nos mantienen en alto la bandera de lucha por la Patria”, escribió Uribe en su cuenta en Twitter.

Estas protestas fueron organizadas menos de un mes después de que sindicatos, organizaciones rurales y agricultores hicieron una huelga de 24 horas. Si la huelga había juntado principalmente una población rural, las protestas de sábado movilizaron colombianos más urbanos.

A pesar de que fue aislado políticamente por resistir a todas negociaciones de paz, y por los escándalos de corrupción y de abusos a los derechos humanos durante su mandato, esos últimos eventos que Urribe todavía tiene un apoyo popular duradero que se puede movilizar.

‘Impunidad disfrazada’, denunció Uribe

El popular político conservativo, que gobernó Colombia entre 2002 y 2010 con una fuerte ofensiva contra los grupos insurgentes, reclamó contra la política económica de Santos, “el manejo corrupto de los recursos públicos” y “la impunidad disfrazada” del proceso de paz con las FARC.

Además, cuestionó que “la dictadura de Venezuela sea la mediadora con el anunciado diálogo con el ELN” (Ejército de Liberación Nacional, guevarista), segunda guerrilla del país y con la que el gobierno de Santos anunció esta semana en Caracas el inicio de un diálogo de paz luego de acercamientos iniciados en enero de 2014.

“Esta protesta es por un inconformismo general contra el gobierno del presidente Santos. No queremos que haya impunidad en los procesos de paz. Nos cansamos de tantas mentiras y del manejo económico, los impuestos y la inflación”, dijo a AFP Francisco Santos, exvicepresidente de Uribe.

Según la policía, las marchas se desarrollaron “en total tranquilidad” en 63 municipios del país, al día siguiente de un paro armado convocado por el Clan Úsuga, principal banda criminal de Colombia, que entre jueves y viernes dejó seis muertos y alteró con amenazas la actividad comercial y de transporte en varios departamentos del noroeste.

En septiembre, el presidente Santos se juntó en La Habana con el alto mando de los FARC en una reunión histórica, y ambos lados prometieron llegar a acuerdos de paz en seis meses – antes del 23 de marzo. Los acuerdos todavía no se finalizaron. En últimas noticias, Juan Manuel Santos, el negociador de paz por parte de Ejercito de Liberación Nacional (ELN) anunció en una entrevista con el diario El Espectador que prefería manejar las negociaciones durante un cese de fuego, así opositándose con la posición del presidente Santos. Este domingo, ELN liberó el exgobernador de Chóclo, al noroeste del país, Patrocinio Sánchez Montes de Oca, quien estaba retenido desde dos años y medio. Los FARC, por su parte, han pedido el desmantelamiento del paramilitarismo que “ensombrecen los sustantivos avances de los procesos de diálogos con la insurgencia”.