Julio Pinto: "Se ha abandonado la pasividad instaurada en la dictadura"

En conversación con Radio y Diario Universidad de Chile, el Premio Nacional de Historia 2016 analizó los distintos procesos políticos y sociales que han marcado la historia reciente de nuestro país. El historiador aseguró que nos encontramos en un momento auspicioso para los movimientos sociales.

En conversación con Radio y Diario Universidad de Chile, el Premio Nacional de Historia 2016 analizó los distintos procesos políticos y sociales que han marcado la historia reciente de nuestro país. El historiador aseguró que nos encontramos en un momento auspicioso para los movimientos sociales.

El historiador Julio Pinto nació en Santiago pero tiene sus raíces en el Norte Chico: parte de su familia materna vive en el pueblo de Cogotí, cercano a Combarbalá, en la región de Coquimbo, con quienes mantiene una estrecha relación hasta hoy.

Su vasta bibliografía orientada a la historia social y política de Chile y de América Latina, “El orden y el bajo pueblo” corresponde a su última publicación en autoría con otros tres historiadores, y su experiencia como docente en la Universidad de Santiago (Usach) le merecieron el Premio Nacional de Historia este año.

En conversación con Radio y Diario Universidad de Chile, el también director del Doctorado de Historia de la Usach se refirió a distintos temas de contingencia que requieren de un análisis en perspectiva.

Durante esta semana se conoció una propuesta del Ministerio de Educación (Mineduc) sobre la nueva estructura curricular para los niveles de terceros y cuartos medios. En ella se contemplaría dejar fuera del plan básico común Filosofía y en el caso de Historia fusionarlo con Ciencias Naturales.

Pese a que Pinto valoró la reincorporación de la asignatura de Educación Ciudadana al programa, eliminada en 1998 durante el gobierno de Eduardo Frei, cuestionó la reflexión de fondo que acompaña a esta propuesta y lo que provocaría en los estudiantes. “Hay elementos que a primera vista se ven preocupantes, no sabemos cómo se va a traducir esto al currículo concreto pero son ideas que aparte de ser radicales nos podemos preguntar cuál es la reflexión que está teniendo el Ministerio para hacerlo”, observó.

A partir del movimiento secundario o la “revolución pingüina” de 2006, pasando por las exigencias de Educación Superior instaladas con fuerza desde el 2011 y hasta las marchas masivas contra el fin al sistema previsional instaurado en Dictadura, en 1981, todo demuestra un momento auspicioso para el movimiento social que va cuesta arriba, según expresó Pinto. “La sociedad abandona la pasividad en que había caído en los primeros años de la posdictadura y ahora va adquiriendo mayor masividad. Eso nos habla de una sociedad que deja de ver el orden establecido como una cosa inamovible e intocable, empieza a atreverse a cuestionar algunos de los fundamentos de ese orden y a actuar para cambiar los principios de ese orden. Ese es un ejercicio muy saludable para una sociedad”, recalcó.

Al referirse a la creación de una AFP estatal, el único proyecto contemplado por el gobierno sobre previsión social, el profesor expresó que: “No tenemos en absoluto un gobierno socialista porque justamente en las políticas públicas que impulsa se observa la antípoda a esta concepción: el individualismo”.

Una reflexión que también orientó a la Reforma de Educación Superior, muy compleja recalcó, donde “no se puede meter todo a un mismo saco o analizarla a fardo cerrado por lo poco que conocemos de ella”.

Siendo la educación uno de los negocios más grandes de Chile, explicó que lo significativo de modificar este sistema educativo dependerá de ciertos componentes determinados por los intereses concretos de los inversionistas, y otras fuerzas que apuntan a obtener estos mismos beneficios, y del modelo general de convivencia social que para funcionar de manera “eficiente” ha sido mercantilizada en todos sus ámbitos.

“El componente que a mi más me preocupa es que estamos en presencia de una propuesta que trata de equilibrar dos concepciones de educación superior que son totalmente contrapuestas: por un lado, busca relevar el sentido social que debe tener la educación superior, pero por otro lado no quiere hacerle daño a la educación privada. Es difícil hacer cuadrar esa ecuación y por lo mismo me temo que va a ser una propuesta que no va a llegar a buen puerto”, sostuvo.

En medio del proceso constituyente que impulsa el Gobierno, Julio participó de algunos cabildos ciudadanos junto a otros colegas historiadores de su casa de estudios y de la Universidad de Chile. Reconoció que fue un proceso formativo muy interesante pero de todas maneras insuficiente si se analiza desde una óptica general. “Es muy bueno que una comunidad política reflexione y delibere sobre las normas que la van a regir. Cualquier proceso que ayude a esta discusión es positivo pero la necesidad de cualquier itinerario político respecto a una Nueva Constitución es la representación a través de una Asamblea Constituyente, una experiencia que no tenemos y que reflejará el sentir colectivo”, concluyó Pinto.





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