Cuatro veces ha sido devuelta a prisión preventiva la machi Francisca Linconao. La líder espiritual del pueblo mapuche es investigada por la muerte del matrimonio Lucksinger-Mackay junto a otros 10 comuneros.
Durante sus ocho meses en la cárcel, el estado de salud de la mujer ha empeorado considerablemente: aquejada de una gastritis severa y una baja general en sus defensas, comparte su tiempo en el penal y en el Hospital Intercultural de Nueva Imperial.
Los llamados de Linconao, su familia y diversas organizaciones de Derechos Humanos han sido directo a la presidenta Michelle Bachelet. La solicitud es que se le deje esperar el juicio en libertad, tal como lo ha planteado en cuatro oportunidades el Juzgado de Garantía de Temuco.
Sin embargo, y pese a que luego que la Corte de Apelaciones de la sureña ciudad le hiciera vivir un nuevo revés judicial devolviéndola a prisión, la machi iniciara una huelga de hambre líquida, la Mandataria declinó referirse al caso.
De paso por La Araucanía, dijo que “su tema está en la justicia, así que no me pronuncio”.
También decidió guardar silencio en el caso Caval. Si bien reconoció que es algo que la afecta emocionalmente, indicó que mientras mantenga el cargo de jefa de Estado no opinará de la investigación que recae sobre Natalia Compagnon y Sebastián Dávalos.