Con más de 58 muertos, el ataque de Las Vegas se convirtió en el más mortífero en la historia de Estados Unidos, desde el atentado contra las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001.
Varios cientos de personas habían acudido al último concierto de música country del festival “Ruta 91” en Las Vegas cuando, pasadas las diez de la noche, se empezaron a escuchar disparos en ráfagas, que según testigos parecían venir de un arma automática.
El pánico provocó que la gente salga corriendo pero al menos 20 no lograron escapar y cayeron fatalmente bajo las balas. Además, el ataque dejó a más de 500 heridos, según la policía local.
En rueda de prensa, el sheriff Joseph Lombardo también informó que el atacante fue abatido en el piso número 32 de un hotel-casino cercano, el Mandalay Bay. El agresor, un residente local cuyo nombre no fue revelado, sería el único atacante. La policía busca ahora a una mujer que lo acompañaba para interrogarla.
La policía cerró buena parte de la avenida Las Vegas Strip donde se encuentran el Mandalay Bay y los principales hoteles-casinos. El aeropuerto de la ciudad desvió varios vuelos por el incidente. “Es una noche triste para Las Vegas”, escribió la alcaldía en las redes sociales.
El mortal tiroteo en Las Vegas reabrió el debate en torno al control de armas en el país norteamericano. Cabe recordar que en junio del año pasado, luego de otro atentado en una discoteca gay en Orlando que dejó 50 fallecidos, el presidente Barack Obama fue categórico en que es “inexcusable” no aumentar el control de armas en Estados Unidos.
En esa linea, el en ese entonces mandatario estadounidense agregó: “Es inadmisible que permitamos un fácil acceso de las armas de guerra a estos lugares. E incluso después de ver a padres llorar la muerte de sus hijos, el hecho de que como país no hagamos nada para evitar el siguiente sufrimiento no tiene ningún sentido”.
Una postura que dista bastante de la sostenida por las actuales autoridades. Consultada sobre este tema la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders, consideró que es “prematuro” hablar de legislación para un mayor control de armas, y que si bien es un debate que puede darse más adelante, enfatizó que el presidente Donald Trump es “un férreo defensor” del derecho a portar armas de fuego.
En tanto, durante la jornada diversos legisladores demócratas pidieron a los republicanos que dejen de bloquear las leyes para el control de armas.