La ventaja con la que llegaba la Selección brasileña a su último cruce del Grupo E, frente a Serbia, era que no se veía en la obligación de un triunfo para avanzar de ronda. Con un empate, los de Tite accedían a los octavos de final, mientras que a su rival le urgía una victoria para no quedar eliminado.
Liberada de presión, entonces, jugó la Canarinha, que sin necesidad de exigirse ni brillar al máximo se impuso por 2-0 y se clasificó en lo más alto de su zona.
El susto inicial llegó a partir de una molestia en la espalda de Marcelo, quien a los 10 minutos debió dejar su lugar en el lateral izquierdo para darle paso a Filipe Luis. Así, los pentacampeones del mundo perdían un arma fundamental y alternativa de ataque.
Brasil mantuvo el partido bajo control y, una vez más, tuvo a Philippe Coutinho como destacado: el futbolista más decisivo para su equipo hasta el momento asistió a Paulinho mediante un pase largo y alto de 25 metros. La combinación entre jugadores de Barcelona terminó con éxito luego de que el centrocampista se filtrara perfectamente en la defensa y definiera por encima de Vladimir Stojkovic.
Con la diferencia a favor, la obligación fue del combinado serbio y los brasileños encontraron espacios por intermedio de Gabriel Jesus y el propio Neymar, rápido y escurridizo durante la noche en el Otkrytie Arena de Moscú.
Los sobresaltos para los de Tite se vivieron en el primer cuarto de hora con las oportunidades de peligro que finalmente desperdiciaron Sergej Milinkovic-Savic y Nikola Milenkovic, además de las apariciones de Dusan Tadic y Antonio Rukavina.
Cuando pasó la tormenta, la Verdeamarelha retomó el dominio, Neymar lució su velocidad y habilidad y obligó con su disparo a la tapada del arquero balcánico. Finalmente, la asistencia de la estrella de PSG llegaría mediante un corner desde la izquierda, ya que el centro tuvo como destinataria a la cabeza de Thiago Silva, quien con un salto se elevó y no perdonó para encaminar el encuentro.
Los ingresos de Fernandinho y Renato Augusto permitieron cuidar jugadores y administrar la energía con miras al futuro. Ney siguió con ganas en busca de poder volver a sentirse óptimo de una vez tras la lesión en el pie derecho previo al Mundial y Brasil terminó relativamente cómoda una primera fase que le presentó más complicaciones de las esperadas.
La Canarinha ya está en los octavos de final y su próximo escollo será México.