La cuestión de la frontera irlandesa se ha convertido en uno de los asuntos más polémicos del proceso de Brexit. La isla verá nacer la única frontera terrestre entre el Reino Unido y la Unión Europea, creando una pesadilla logística que incluye la introducción de controles aduaneros que tendrán que cumplir la reglamentación de la UE debido a la afiliación comunitaria de la República de Irlanda. Lo anterior implica la reintroducción de medidas de seguridad para la fuerza fronteriza, reminiscente simbólico de la violencia y división política que están todavía frescas en la memoria colectiva del pueblo irlandés.
Theresa May habló sobre la importancia de la frontera irlandesa, en las condiciones cambiantes del Brexit, frente a una multitud en la Irlanda del Norte. Ella destacó que la cuestión no solo se concentra en el plano logístico, sino también en la paz recientemente construida para calmar la historia turbulenta de la isla irlandesa.
“Hoy en día, en Irlanda del Norte, hay una frontera sin trabas que facilita un comercio y cooperación sin precedentes entre norte y sur. Cualquier forma de infraestructura fronteriza es un concepto ajeno y las consecuencias prácticas para la vida cotidiana forman solo una parte de la historia gracias a este tipo de frontera que es la piedra angular en la que el Acuerdo de Belfast se apoya. Ella facilita el tratamiento justo e igual de la identidad, el espíritu y las aspiraciones de las dos comunidades. Cualquier cosa que lo mine es una infracción al Acuerdo de Belfast, un acuerdo que hemos prometido proteger en todas sus partes y que la UE también dice que honrará”.
La violencia a que no se quiere volver fue conocida como ‘The Troubles’ (Los Problemas), un periodo de conflicto nacionalista y político que duró desde fines de los años 60, hasta la firma del Acuerdo de Viernes Santo en 1998. Las opiniones religiosas también desempeñaron un papel importante, atrincherando la división de los nacionalistas católicos al Sur, y a los unionistas protestantes al Norte.
En 1969 el despliegue de soldados británicos para patrullar la frontera fue considerado como una ocupación militar y entregó terreno fértil para la aparición de grupos paramilitares, e incluso terroristas, que nacieron en la oposición incluyendo al Ejército Republicano Irlandés Provisional, comúnmente conocido como IRA.
Irlanda del Norte tiene la población más pequeña del Reino Unido, pero representa el reto más grande en el debate con la Unión Europea. En ese panorama es que nace la pregunta ¿cómo siente el público el Brexit, y más específicamente, qué rol juega Irlanda del Norte en el proceso?
El Profesor de Política Europea de la Universidad de Queen’s, en Belfast, David Phinnemore, comenta respecto de esta situación:
“Existe una cierta frustración por la manera en que Irlanda del Norte ha sido representada, o más bien ha fracasado en ser representada, en la manera en que el gobierno británico ha manejado el Brexit, pero también porque la voz de Irlanda del Norte ha sido esencialmente representada por el DUP en Londres y ellos han tenido una opinión muy particular de apoyo del Brexit y hostil hacia el ‘backstop’. Sin embargo, el sentimiento depende de cada comunidad. Así, quienes tienen intereses comerciales tienden a apoyar el ‘backstop’, no importa si quienes lo promueven son nacionalistas o unionistas”.
El Partido Unionista Democrático (DUP) no parece representar suficientemente los intereses del público pues existe una desconexión y sentimientos de aislación entre la gente que consideran que el problema se ha visto casi exclusivamente en Westminster. El Dr. Jonny Byrne, Profesor Senior de Criminología de la Universidad de Ulster, se refiere al impacto de esta distancia literal y metafórica:
‘Creo que para mucha gente, si no tienes apego emocional o psicológico al asunto, entonces, no necesariamente te afecta. Entonces, para mucha gente, la salida del Reino Unido de la Unión Europea se vio como un asunto de Westminster, como un problema solo de Westminster. Por eso hubo una desconexión, porque no hubo muchos políticos que vinieran acá para hablar sobre el Brexit y sus implicaciones”.
En materia política hubo una clara ignorancia respecto de las posibles consecuencias del Brexit. Uno de los diputados del Partido Conservador, Andrew Bridgen, representó claramente la falta de conocimiento cuando en el programa de entrevistas ´The Nolan Show’ aseguró que era muy fácil obtener pasaporte irlandés o británico.
“Tenemos un acuerdo recíproco en el que yo puedo ir a Irlanda y pedir un pasaporte irlandés, y alguna persona irlandesa puede venir al Reino Unido y pedir un pasaporte británico, tenemos este sistema, ¿eso es el sistema que tenemos, verdad?”
Esta falta de conocimientos flagrante demuestra que la gente en la isla británica no entiende la soberanía que reside en la isla vecina y ello, probablemente, se debe a las relaciones abiertas y cercanas que se han desarrollado en la región en los últimos 20 años. Pero el Brexit va a cambiar eso.
Los habitantes de Inglaterra, Escocia, y Gales no comprenden lo que significa compartir una frontera internacional, por eso, les cuesta empatizar con los problemas que plagan la isla irlandesa y que están recién viendo la luz en el discurso político, después de haber ignorado el tema durante las campañas previas al referéndum.
El Acuerdo de Viernes Santo y la identidad irlandesa
El Dr. Jonny Byrne cree que la cuestión de identidad, que había sido resuelta por el Acuerdo de Viernes Santo, ha vuelto a ponerse en discusión debido al Brexit.
“Hasta tal vez el año pasado, la gente no le daba importancia al Brexit, luego, cuando hubo asuntos ligados con el proceso de paz, con el Acuerdo de Viernes Santo, con los pasaportes y la soberanía, todos estos asuntos llegaron a las primeras planas y la gente se empezó a interesar en el Brexit. Por ejemplo, sus implicaciones en la isla de Irlanda porque forzó la discusión del asunto de la soberanía de nuevo, algo que el Acuerdo Viernes Santo había resuelto permitiéndoles a los ciudadanos de Irlanda del Norte ser irlandeses y británicos a la vez”.
No se puede negar la importancia del Acuerdo de Viernes Santo en el proceso de paz y estabilidad en la región desde su firma en 1998. Sin embargo, es probable que el Brexit se constituya en una amenaza a sus efectos. El Dr. Byrne explica como el restablecimiento de fronteras y la disrupción de identidad minan la base de la autodeterminación del Acuerdo de Belfast.
Ese tratado se refiere específicamente a los dos países, Irlanda del Norte y la República de Irlanda, como ‘compañeros en la Unión Europea’, lo que implica que el Reino Unido, en su intento de desligarse de las instituciones y leyes de la UE, podría afectar los Derechos Humanos que han integrado el proceso de la paz en Irlanda del Norte.
Así lo expresa el periodista Roy Greenslade del periódico The Guardian. “Un punto clave que se debe decir sobre el Acuerdo de Viernes Santo es que no es solo el acuerdo per se el que ha contribuido a la eliminación de la frontera, sino también, la afiliación mutua de Irlanda y el Reino Unido a la UE. Eso es parte del contexto que ha facilitado el proceso de paz que tenemos”.
En cuanto al comercio, el movimiento libre de bienes entre ambos países es simplemente la forma de vida normal. Según The Financial Times, el 15% de negocios se verían afectados por la implementación de una frontera dura. Además, el periódico especializado hace notar que la República de Irlanda representa el 30% del las importaciones de Irlanda del Norte, es decir, la relación comercial más grande de todas las naciones del Reino Unido.
Las cosas se ponen peor para Irlanda del Norte, pues las sedes de muchas empresas podrían trasladarse desde Belfast a Dublín, ya que la República de Irlanda se convertiría en el único país de la UE cuyo idioma nativo es el inglés. Esto, consecuencialmente, agravaría la desigualdad entre la República de Irlanda, Irlanda del Norte y el Reino Unido. Sin embargo, el ‘backstop’ podría reducir estas complicaciones, como explica David Phinnemore:
“No debería haber ninguna restricción en el movimiento de bienes entre Irlanda del Norte a la Gran Bretaña porque el gobierno del Reino Unido se comprometió a asegurar el acceso sin barreras al mercado británico y también busca asegurar controles mínimos en bienes yendo a la Irlanda del Norte ya que el Reino Unido aseguró que mantendrá una alineación con las regulaciones de la UE en los temas relacionados por el ‘backstop’. Por eso, en teoría, si el ‘backstop’ entra en vigor, las implicaciones comerciales entre Irlanda del Norte y el resto del Reino Unido deberían ser mínimas”.
El asunto migratorio
Otro asunto clave en la aparición de una nueva frontera es la política de movimiento libre de ciudadanos comunitarios. El tema de inmigración, a la luz de la crisis de refugiados en Europa, fue esencial en el debate y probablemente decisivo en el resultado del referéndum. Los controles de seguridad a lo largo de la frontera evocan la época de “the Troubles” cuando los puestos de avanzada sirvieron como blancos de tiroteos y atentados suicidas. Aunque todos los partidos buscan evitar una situación similar y mantener las bases del Acuerdo de Belfast, esto podría ser inevitable, como lo asegura David Phinnemore:
“Existen preocupaciones legítimas por parte de la policía y los servicios de seguridad, que si hay un endurecimiento de la frontera, y por lo tanto se instalan controles, éstos podrían ser utilizados por oponentes y su infraestructura atacada. También hay inquietud sobre si los aduaneros pueden hacer su trabajo o si necesitarán el apoyo de la policía, y, por consiguiente, si la policía puede entregar el apoyo necesario, o si se utilizará apoyo militar también”.
El Dr. Byrne también observa que una infraestructura fronteriza crea la oportunidad perfecta para evocar la violencia armada, y, como consecuencia, ello exige una respuesta del Estado. Sin embargo, cualquiera que esta respuesta sea probablemente será manejada por agendas varias, lo que profundizará las divisiones políticas.
“Siempre habrá individuos y organizaciones que buscan un catalizador, que buscan un problema como plataforma, entonces una frontera dura entrega esa base para que estos grupos pueden empezar a crear la narrativa que Irlanda del Norte es parte del Estado británico, que el Acuerdo de Viernes Santo no entregó paz, que el ejército controla la frontera etcétera. Se puede crear un entorno y oportunidades para aquellos que estarían dispuestos a participar en la violencia armada. Y una vez que tengas la violencia armada, pues, tienes que tener una respuesta del Estado”.
Irlanda del Norte, habiendo votado para permanecer en la UE y sufriendo la desconexión política con Westminster en estos últimos dos años y medio, está incubando la idea de un referéndum sobre la reunificación de la isla. Según reporta la BBC, fuentes internas del gobierno de Theresa May han informado que este es un tema que les preocupa, pues la naturaleza separatista del Brexit ha alcanzado la cuestión de la identidad, y quienes persiguen una agenda de reunificación de la isla irlandesa están capitalizando estas nuevas oportunidades. El Dr. Byrne cree que la isla no está lista para tal cambio radical.
“Han pasado solo 20 años del proceso de la paz y no creo que estemos listos para una conversación sobre una Irlanda unificada, yo particularmente no lo quiero en este momento, creo que hay que esperar, hay que ver lo que sucederá después del Brexit, hay que ver como esta isla en conjunto desarrolla su relación con el Reino Unido y luego hay que evaluarse y ver adónde vamos como sociedad. Pienso que, ahora mismo, en el clima actual, conversaciones sobre encuestas fronterizas y una Irlanda unida simplemente crean división y pueden, potencialmente hacer descarrillar el proceso de paz a largo plazo’.
El Brexit podría, entonces, no solo provocar una vuelta al conflicto y malestar civil, sino el colapso del Reino Unido como lo conocemos si se produce la reunificación de las Irlandas y la búsqueda de la independencia de Escocia. Así, el Reino Unido no solo estaría dejando de ser comunitario, sino también de ser unido.
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