En octubre de 2019, previo a cualquier pandemia, el Museo de la Solidaridad Salvador Allende (MSSA) comenzó a digitalizar su numeroso archivo. Por medio de este trabajo, la entidad patrimonial inaugurada en 1972 al alero del Gobierno de la Unidad Popular, se propuso difundir cada uno de sus tesoros: en él habían fotografías, correspondencia y documentos audiovisuales, entre otros.
Así, bajo el nombre Acceso digital, redes de investigación y recursos en línea: un enfoque contemporáneo para la valorización del Archivo MSSA, la institución consiguió los fondos para poner en marcha este proyecto que hoy enfrenta una de sus etapas más importantes: la configuración de un software orientado, principalmente, a las necesidades de organismos patrimoniales.
De esta manera, la iniciativa apunta a crear una plataforma didáctica, accesible y capaz de entrecruzar los distintos contenidos del Museo, cuyo acervo alcanza las más de 10 mil piezas documentales. La apuesta busca, de este modo, colocar en diálogo el archivo, la colección y la biblioteca del organismo.
“Este archivo cuenta con un acervo sumamente rico, que da cuenta del desarrollo del Museo y su creación, pero también de lo que pasó a nivel cultural y político en el extranjero. Permite no sólo entender y documentar las obras, sino también entender los afectos, las relaciones y la fraternidad que había en los distintos periodos del Museo”, dijo María José Lemaitre, coordinadora del Archivo del MSSA.
“Entonces, para nosotros también fue un desafío el poder trabajar este proyecto porque no había instituciones que aplicaran este sistema fuera de la Intranet. Eso significó poder encontrar socios estratégicos fuera de Chile que trabajaran con este software”, añadió la investigadora.
En la imagen, Museo de la Solidaridad Salvador Allende.
La idea de digitalizar el archivo nació producto del gran interés que existía de parte del público extranjero respecto de la documentación. Hasta ahora, los interesados debían solicitar los registros y esperar a que el mismo Museo respondiera con una especie de “paquete”, en el que se adjuntaban las informaciones requeridas.
Ante ello, María José Lemaitre sostuvo que el objetivo detrás de la digitalización no sólo tiene que ver con una democratización del acceso a los documentos, sino que también con una modernización de los procesos vinculados a la solicitud de archivos. En esa línea, el proyecto no sólo apunta a investigadores y docentes, sino que también al público general.
“La idea es plantear una plataforma atractiva visualmente que permita al público especializado y no especializado navegar por los documentos muy fácilmente. Eso nos va a permitir hacer ciertas curatorías digitales, donde los usuarios puedan acceder a historias y descargar documentos que van a estar con sus timbres de agua”, comentó la encargada del archivo.
Digitalización y olvido
Para Lemaitre es interesante presentar a la comunidad este tipo de avances, sobre todo si se considera que las instituciones museales aún mantienen como reto el digitalizar sus colecciones. Según la investigadora, este es un punto que se debe abordar de forma urgente, sin embargo, reconoció que para muchas instituciones esta es una tarea difícil si se toma en cuenta el escaso presupuesto con que deben sobrevivir.
Respecto de ello, indicó que esta es una labor que debe cotejarse con otras tareas fundamentales como la conservación y la difusión: “Se ha podido avanzar, pero también hay un tema de dar acceso, porque lo que más ha quedado atrás es el poder socializar esta información”.
La digitalización de los archivos también es una carrera en contra de la fragilidad de los materiales, es decir, si no se respaldan virtualmente, hay muchos que podrían perderse de forma definitiva. Frente a ello, la apuesta del MSSA busca ir al rescate de una historia cultural y política que aún se requiere conocer, examinar y difundir. En ese sentido, se espera que entre agosto y septiembre comience la marcha blanca de este proyecto.
Aun así, el proyecto abre un nuevo desafío para las instituciones culturales del país. Los análisis hablan de una actualización respecto de los estándares museográficos y la difusión virtual de los múltiples registros que son conservados por las entidades patrimoniales.
