Hasta que valga la pena vivir: el poemario que rescata las huellas del estallido social

En el libro, Álvaro Inostroza Bidart presenta una serie de poemas que dialogan, por medio de fotografías, con el movimiento social que inició en octubre del año pasado. De esa manera, el volumen expone versos como “toda vida debe caber/ en la Constitución de la República”.

En el libro, Álvaro Inostroza Bidart presenta una serie de poemas que dialogan, por medio de fotografías, con el movimiento social que inició en octubre del año pasado. De esa manera, el volumen expone versos como “toda vida debe caber/ en la Constitución de la República”.

El movimiento social que inició en octubre de 2019 fue un hecho que marcó de forma rotunda al poeta Álvaro Inostroza Bidart (1960), quien desde 1988 vive en Concón. Desde 2016 había guardando una serie de poemas que serían parte de un nuevo libro, no obstante, fue sólo con la protesta que este manuscrito cobró forma y sentido.

Así, entre visitas a Valparaíso y caminatas por la zona, el escritor perteneciente a la generación de los ‘80 logró consumar un texto que reúne poesía y fotografías de los rayados que surgieron con la protesta. ¿El título? Hasta que valga la pena vivir, texto que, recientemente, fue presentado de manera virtual por RIL Editores.

El libro está dividido en cuatro partes que transitan por una poesía que constata la crisis que dio vida al movimiento social de octubre de 2019. Al mismo tiempo, el ejemplar propone un recorrido por espacios íntimos en dónde surge la figura del poeta y el padre. En definitiva, se trata de un compendio que devela cómo el universo personal tiene también relación con el mundo colectivo de la manifestación. 

Inostroza - Hasta que valga la pena vivir

“Antes del estallido social, tenía bastante avanzado en el manuscrito. Diría que en un 80 por ciento, pero sentía y sabía que le faltaba algo. Cuando ocurrió el estallido social me di cuenta que eso era lo que estaba esperando: el movimiento social. Entonces, en mi recorrido por la ciudad empecé a registrar estos rayados, porque me di cuenta que rápidamente los iban a borrar. Muchos de ellos eran bastante metafóricos, poéticos y tenían mucho que ver con mi poesía”, dijo el autor. 

“El libro es como un espejo, porque lo que ocurre afuera, retumba en nuestra interioridad y, de alguna manera, también en nuestra manera de querer y de amar. Es un reflejo de cómo nosotros nos movemos en la calle, en la ciudad y cuáles son nuestras prioridades existenciales”, agregó. 

De esta manera, el texto propone imágenes que apelan a la reforma constitucional, a las mutilaciones oculares durante el movimiento social y a la crisis de la modernidad. Uno de los ejemplos se encuentra en el poema Constitución de la República, en el que se lee: “toda vida debe caber/ en la Constitución de la República/ todo sueño colectivo/ debe caber en sus derechos”. 

O bien: “marcharemos/infinitas veces/ con los sin casa/ con los sin nombre/ con los sin esperanza/ con los amigos”.

La revolución es poesía

“Para mi fue una cosa realmente maravillosa lo que ocurrió, porque siento que con este movimiento social, las personas de mi generación tuvieron una oportunidad importante de participar en un cambio histórico a nivel de país y de luchar, codo a codo, con su hijos, y hablarles también de esto a sus nietos. Como que la historia nos dio una oportunidad para aportar y no sentir que la vida ya se nos pasó”, dijo el escritor.  

“El libro responde a una necesidad personal. Yo escribo poco, publico menos, porque pienso que uno debe escribir cuando ya no puedes hacer otra cosa, cuando uno garantiza que lo que va a escribir tiene realmente una potencia fuera de lo usual. Entonces, primero está esa necesidad personal, pero luego está la ubicación del poeta en el mundo”, apuntó. 

Para el autor el ejercicio poético está fuertemente relacionado con la contingencia. De ahí, que no sea extraño el resultado expuesto en Hasta que valga la pena vivir: “Para mi el poeta está absolutamente inserto en lo que está ocurriendo afuera”, manifestó. 

“Lo que falla es la sociedad que no le interesa reflexionar sobre sí misma. Lo ideal sería que el poeta se pudiera comunicar con la gente, que entregara lecturas en las plazas, que ocupáramos espacios públicos, talleres. Que el poeta tuviera un rol en los colegios, en los centros culturales. Muchas veces los novelistas están pensando en una cosa que van a publicar en dos o tres años más. Ese no es el sentido de la poesía, que es está inmersa en la realidad”, sostuvo. 

Hasta que valga la pena vivir es el décimo libro de Inostroza Bidart. En él, el autor propone un estilo directo y alejado de la estética cifrada que desarrolló en sus primeras publicaciones creadas al calor de la dictadura. “A nuestra generación, en un minuto, la llamaron la generación NN, con lo cual no estoy de acuerdo porque, a pesar de todas las sospechas y todo el miedo que había, siempre buscábamos maneras de encontrarnos los unos a los otros, en las calles, en los cafés”, recordó.  

Somos el nuevo mundo

Inostroza Bidart publicó sus primeros poemas a fines de los años 70. Su primer texto fue Patio de Luz (1985). Más tarde se sumaron títulos como Tendido (en) público (1996), Días de fiesta (2004), Hablar de memoria (2010) y  Zona de extinción (2016), entre otros. Ha participado en distintos festivales de poesía en Latinoamérica, a la vez que se ha desempeñado como crítico de cine. 





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