Divide y vencerás: ¿a qué juega el Gobierno cuando vincula la violencia con algunos sectores políticos?

A un año de la frase “estamos en guerra”, si bien la estrategia ya no parece atacar a la protesta popular en su conjunto, sigue deslindando la responsabilidad estatal en los hechos de violencia. “Creo que el Gobierno ya no tiene muchos simpatizantes y ocupó lo que sucedió el domingo para decir, bueno, la violencia no está acá”, analiza el cientista político, Carlos Correa.

A un año de la frase “estamos en guerra”, si bien la estrategia ya no parece atacar a la protesta popular en su conjunto, sigue deslindando la responsabilidad estatal en los hechos de violencia. “Creo que el Gobierno ya no tiene muchos simpatizantes y ocupó lo que sucedió el domingo para decir, bueno, la violencia no está acá”, analiza el cientista político, Carlos Correa.

La madrugada del 21 de octubre, el Presidente Sebastián Piñera pronunció en cadena nacional la frase que sería bencina para los días posteriores al recientemente iniciado estallido social: “Estamos en guerra contra un enemigo poderoso”. Una apuesta comunicacional, además, que significó un rayado de cancha que introducía a todas las manifestaciones que se producían en el país en un saco de violencia, que debía ser repudiada por todos quienes se considerasen defensores de la paz.

Un año después, y con la reciente resaca política producida por el primer aniversario de la revuelta, es lícito preguntarse cuánto ha cambiado esta estrategia, tomando en cuenta que lo sucedido este último domingo -sobre todo durante la noche- sigue polarizando las opiniones tanto en los sectores políticos como en la conversación ciudadana de a pie.

Para el analista Tomás Duval, por ejemplo, el sentido de la estrategia primigenia del Gobierno en octubre del año pasado, si bien ha podido variar, ha obviado las fallas graves en materia de seguridad, referidas principalmente al actuar de Carabineros en medio de dicha contingencia, y por las cuales el Ejecutivo no pretende hacerse responsable, y contrario a eso, las defiende.

Tomás Duval.

Tomás Duval.

Una muestra de esto sería el pronunciamiento realizado la noche del pasado domingo por parte del ministro del Interior, Víctor Pérez, y que, según Duval, además de evitar un discurso presidencial que ya había sido voceado, fue parte de una estrategia que pretendía poner los hechos de violencia en el centro de la atención de ese día.

“Era bastante inoportuno que el Gobierno pretendiera pronunciarse por el aniversario del 18 de octubre. Primero porque no fue protagonista ni del pacto constitucional ni de los hechos. Y segundo porque además creo que tenían claridad de la violencia que iba a surgir, entonces, con ningún escenario, el Presidente debía hacerse protagonista de ese día. No era el momento, salvo que tuviera que decir algo muy importante para la ciudadanía”, aseguró Duval en conversación con nuestro medio.

Sin embargo, el pronunciamiento de Pérez vino acompañado de una aún más provocadora de parte del General de Carabineros, Mario Rozas, que, incluso con las acusaciones en contra de la institución que preside, pareció salir un poco del libreto y emitió una opinión casi política respecto de los hechos de violencia que opacaron la jornada pacífica que se vivió duranta gran parte del día en la Plaza Baquedano.

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Esto, para el académico de la Universidad de Chile, Ernesto Águila, no se trata de un discurso casual sino más bien formaba parte de una nueva estrategia que, ad-portas del plebiscito constitucional, pretende vincular a la opción del apruebo con la violencia, sin hacerse cargo de su responsabilidad en materia de orden público.

“Para Rozas la jornada consistía en culpar a una parte de la ciudadanía por lo que estaba ocurriendo, y liberar de la responsabilidad a Carabineros en una construcción discursiva francamente pobre y muy obvia en el sentido de su pedagogía. Además, se supone que Carabineros no puede estar compitiendo con los delincuentes, y si está compitiendo con la delincuencia en la imagen pública, solo denota la crisis profunda en que están”, criticó.

Una opinión similar fue entregada por el cientista político y ex director de la Secretaría de Comunicaciones, Carlos Correa, quien aseguró que fue un acierto reservar el pronunciamiento de Piñera para el aniversario del 18-O, la estrategia comunicacional frente a los hechos de violencia prácticamente intentan deslindar responsabilidades y ejercer liderazgo político en su cada vez más acotado grupo de simpatizantes.

Carlos Correa.

Carlos Correa.

Creo que el Gobierno tiene una falta de simpatizantes y ocupó esto para decir, bueno, la no violencia está acá. Pero Carabineros ha tenido cuestionamientos de tres organismos internacionales respecto a su desempeño en materia de derechos humanos, las reformas que se le ha pedido no están en ninguna parte, y los cuestionamientos no vienen solo de la oposición, en la sociedad civil hay tres organismos internacionales que han dicho que Carabineros ha violado los derechos humanos”, recordó.

Posterior al pasado fin de semana y los pronunciamientos del Gobierno al respecto, algunos representantes del mundo político también entregaron su visión, la mayoría en contra de los episodios de violencia producidos en horas de la noche. Así, para la presidenta del Senado, Adriana Muñoz, por ejemplo, hay una intención del Ejecutivo por vincular este tipo de episodios a un determinado sector político de la centroizquierda, lo cual se suma también a las críticas que han recibido algunos líderes de la izquierda por su falta de contundencia para condenar la violencia.

Al respecto, Correa se mostró contrario a la idea de que cierto sector político sea el responsable de hechos como los incendios a las iglesias de Carabineros y de la Asunción. Para el experto, dicho discurso “no se sostiene en ninguna parte porque la violencia callejera, en sus tratos más profundos, no tienen que ver con una fuerza política, no hay en Chile ninguna fuerza política capaz de agitar a la gente en la calle”.

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Para corroborar su apreciación, Correa agregó que “la dinámica que se ha dado en estos tiempos respecto de la violencia, y las investigaciones judiciales que ha habido de los atentados contra el metro y todos los episodios de ese tipo, en ningún caso muestran que las personas que están formalizadas o detenidas tienen vínculos con organizaciones políticas”.

Todo esto, hay que recordar, ocurre precisamente en una semana que es crucial para el futuro del país, y en la cual, la opción del rechazo hacia una nueva Constitución estaría debilitada. Por esta razón, pareciera no ser casualidad que algunos representantes de dicha opción hayan hecho gala de sus argumentos aprovechando las imágenes más crueles del domingo vertidas por los medios de comunicación, y que polarizan aún más el sentido de un plebiscito que podría verse afectado en su nivel de participación, sumando incluso que la contingencia sanitaria aún no está superada.





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