El Tribunal Correccional de París consideró, este lunes, que “un pacto de corrupción” fue sellado entre el expresidente conservador, hoy de 66 años, Nicolas Sarkozy, su abogado histórico Thierry Herzog y el ex alto magistrado Gilbert Azibert y condenó a los tres por “corrupción y tráfico de influencias” a tres años de prisión, uno de ellos efectivo.
Según la Fiscalía, las escuchas de la línea telefónica secreta de Nicolas Sarkozy, abierta con un teléfono de prepago bajo el pseudónimo de Paul Bismuth, demuestran que, para obtener información protegida en otro caso judicial en su contra, Sarkozy había prometido al alto magistrado Gilbert Azibert ayudarlo para conseguir un puesto en el Principado de Mónaco, cargo que finalmente no obtendría.
“Fantasías”, un juicio “por intenciones”, “sin pruebas”, habían denunciado los abogados de la defensa durante el juicio en diciembre pasado. Nicolas Sarkozy y los dos otros condenados pueden apelar la sentencia del tribunal.
Por primera vez bajo el régimen político de la Quinta República, que data de 1958 en Francia, un expresidente podría tener que cumplir una pena de cárcel firme. Si fuese el caso, sería probablemente con un brazalete electrónico. Antes de Sarkozy, el exmandatario, también de derecha, Jacques Chirac fue condenado por empleos ficticios durante su paso a la cabeza de la Alcaldía de París, pero a una pena en suspenso.
Sarkozy, en el poder entre 2007 y 2012, se alejó de la política en 2016 tras su fracaso en las primarias del partido conservador, pero sigue siendo muy popular en las filas conservadoras. Algunos incluso lo imaginaban como el candidato providencial de la derecha para la elección presidencial de 2022.
A un poco más de un año de estos comicios, esta decisión judicial ensombrece el camino del exjefe de Estado que además está acusado en varios otros procesos judiciales, entre éstos por presunta financiación ilegal de sus campañas presidenciales.