El Museo de Fotografía de Rotterdam, Holanda, decidió colocar en su Galería de Honor la imagen de Chas Gerretsen que tomó el 18 de septiembre de 1973 durante el Te Deum con motivo de las Fiestas Patrias.
La fotografía se convirtió en parte de la iconografía y multiplicada desde entonces hasta la actualidad en el retrato principal del responsable del golpe de Estado que sólo días antes había encabezado junto a las otras ramas de las Fuerzas Armadas y Carabineros contra el Gobierno del Presidente Salvador Allende.
Pinochet aparece con rostro de duro en la imagen. Tiempo después habría expresado que se arrepentía de haber posado así, pero su cara, flanqueado por varios otros militares, quedó plasmada y convertida en uno de los principales afiches para identificar al cabecilla del régimen dictatorial y la política de exterminio de miles de ejecutados, desaparecidos y torturados en Chile.
Gerretsen expresa que “es un honor que se haya elegido una imagen que hice hace casi 50 años”. En sus respuestas a un cuestionario que enviamos desde Diario y Radio Universidad de Chile, el fotorreportero precisa que cuando hizo la toma de Pinochet esa mañana de septiembre “nunca esperé estar en una ‘Galería de Honor de la Fotografía holandesa’ o que la imagen se expusiera permanentemente en un museo” como es el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos.
“La ‘Galería de Honor’ cuenta la historia del desarrollo de la fotografía en los Países Bajos desde 1842. Muestra los aspectos más destacados, las innovaciones y los enormes pasos que dieron los fotógrafos. Cada fotografía que forma parte de la Galería de Honor tiene un valor icónico por su significado social y artístico”, precisa Gerretsen.
La historia de una imagen
Chas Gerretsen no era un novato cuando llegó a Chile. Ya había recorrido parte del sudeste asiático y en la guerra de Vietnam a fines de la década de 1960. Sus fotografías eran publicadas por los principales medios y agencias internacionales que contaban en sus páginas lo que ocurría en ese enfrentamiento armado en el que estuvo involucrado Estados Unidos.
Ya en Chile, su lente retrató lo que acontecía en medio del torbellino de los días de la Unidad Popular, las multitudinarias manifestaciones de apoyo al Gobierno de Allende y el desenlace de aquella mañana del 11 de septiembre de 1973.
Una semana después, Gerretsen recuerda que el día estaba soleado. “No me había dado cuenta, de la importancia del 18 de septiembre, Fiestas Patrias en Chile. Todo lo que sabía era que se trataba de otra oportunidad de tomar fotos de la junta. No me molesté en inscribirme en ella. Alrededor de las 10 de la mañana, decidí: ‘¿Por qué no ir?’ Era un día soleado y no tenía nada más que hacer. Cuando llegué al centro de la ciudad, a un kilómetro de la iglesia, me detuvo el primer bloqueo, soldados con ametralladoras, francotiradores en los tejados. Me di cuenta de que no se trataba de una foto más. Pero, como no me había inscrito para cubrir este evento, los militares no me dejaron pasar”, rememora el fotógrafo.
Si bien al principio la decisión de los militares era impedir su ingreso, un policía de civil lo reconoció: “Les dijo: ‘deja pasar al flaco holandés’. Hubo varios cortes más, pero les habían avisado que yo venía. Los francotiradores vigilaban el camino hacia la iglesia. Llegué a la iglesia, al mismo tiempo que los ex presidentes Frei y Alessandri llegaban en coche”.
Gerretsen continúa con su relato: “Los seguí al oscuro interior de la iglesia, donde los fotógrafos y camarógrafos estaban filmando, enfocando a los cuatro miembros de la Junta. Quería hacer algunos retratos. Empecé por la derecha, con el General Mendoza de Carabineros, no sabía dónde mirar. Definitivamente no quería mirarme; lo mismo con el General Leigh de la Fuerza Aérea y el Almirante Merino. Ninguno quería mirarme. El último que fotografié fue el General Pinochet. Miró directamente a través de mí. Trabajé todos los ángulos y fotografié a cada uno de los miembros de la junta: primer plano, medio plano y fotos de grupo”.
Al terminar la sesión el cardenal Raúl Silva Henríquez iniciaba su homilía religiosa.
El fotógrafo holandés relata que los miembros de la junta parecían aburridos durante la ceremonia. Concluido el tradicional encuentro salió al frontis del edificio y nuevamente fotografió a los generales antes que subieran a sus automóviles para dejar el lugar. “No me imaginaba, en ese momento, que este acontecimiento, que casi me pierdo, se convertiría en una parte importante del cambio de mi vida”, precisa.
“El pueblo de Chile siempre estuvo en mi corazón. Los chilenos y chilenas, estudiantes, trabajadores, jóvenes y ancianos, hicieron de Chile una parte inolvidable de mi vida”, comenta Gerretsen quien regresó a Chile en 2013 junto a su pareja, Monika, para participar en un documental sobre el golpe de Estado en Chile. “Me sentí inmediatamente en casa de nuevo, aunque el país había cambiado visualmente, la gente era la misma. Todas las imágenes que he tomado en Chile me vinculan a Chile”, concluye.