Durante la jornada de este jueves se aprobó el Reglamento de Ética de la Convención Constitucional que permitirá sancionar a constituyentes que incurran en alguna falta establecida en el texto. Al respecto, se aprobaron dos artículos que han generado polémica en las últimas horas.
Uno de ellos se refiere a la indicación presentada por convencionales del Frente Amplio, Movimientos Sociales Constituyentes, Colectivo del Apruebo, Pueblo Constituyente e independientes, para sustituir la terminología de ‘noticias falsas’ por ‘desinformación’, indicación que fue aprobada por 112 votos a favor, 36 en contra y 4 abstenciones. Finalmente, el Artículo 24 sobre desinformación quedó establecido como que “se entenderá por desinformación la expresión, a través de cualquier medio físico o digital, de un hecho que se presenta como real, conociendo o debiendo saber que es falso”.
Además, el Pleno votó cuatro indicaciones presentadas por diversos sectores políticos al Artículo 23, que iban desde eliminarlo del Reglamento de Ética hasta ampliar el carácter del término y lo que éste abarcaba. Sin embargo, todas las indicaciones fueron rechazadas y el texto original fue aprobado por 80 votos a favor, 59 en contra y 11 abstenciones. En definitiva, el término ‘negacionismo’ quedó definido como: “Se entenderá por negacionismo, toda acción u omisión que justifique, niegue o minimice, haga apología o glorifique los delitos de lesa humanidad ocurridos en Chile entre el 11 de septiembre de 1973 y el 10 de marzo de 1990, y las violaciones a los derechos humanos ocurridas en el contexto del estallido social de octubre de 2019 y con posterioridad a este”.
No obstante, la aprobación de este artículo provocó una serie de cuestionamientos de convencionales constituyentes de Vamos por Chile, quienes directamente acusaron que esta decisión es un acto de censura. El representante de Evopoli, Hernán Larraín Matte, afirmó que “la aprobación del negacionismo en el Reglamento de Ética es un grave atentado a la libertad de expresión y debilita seriamente la deliberación de los convencionales. Lograron instalar la censura en la Convención. No permitiremos que la instalen en Chile”.
Mientras que el constituyente por el distrito 10, Fernando Atria, explicó que “una definición de negacionismo demasiado amplia como la contenida en el texto original, por lo menos, a mí me parece que afectaba la libertad de expresión”, y a través de sus redes sociales, la representante de Independientes No Neutrales, Patricia Politzer, señaló que “la Convención aprobó sanción al negacionismo en el Reglamento. No lo comparto. Prohibir el negacionismo no evita dichos discursos. Como judía -cuya familia sufrió el Holocausto- conozco el dolor frente a la negación de violaciones a los DD.HH. La solución es más debate”.
Una de las indicaciones rechazadas fue presentada por Marcos Barraza y otros constituyentes, que pretendía establecer el ‘negacionismo’ desde la desacreditación de violaciones de derechos humanos establecidas por organismos nacionales y/o internacionales hasta los genocidios acreditados cometidos en los periodos de colonización europea contra pueblos originarios y afrodescendiente. Sin embargo, el constituyente del Partido Comunista se mostró tranquilo por la aprobación del texto original.
“En estos más de treinta años post dictadura, ha habido cuatro proyectos de ley que no han prosperado en materia de negacionismo en el Congreso. Por tanto, que la propia Convención Constituyente haya definido un artículo sobre el negacionismo respecto del funcionamiento de los constituyentes es un indicio de que el estándar se está elevando, y que el respeto a los derechos humanos pasa, entre otras cosas, por sancionar aquellas expresiones verbales que violentan la dignidad de las personas negando sus derechos humanos”, comentó Barraza.
Esta mañana en conversación con el panel de Radio Análisis, el representante de Apruebo Dignidad, Nicolás Núñez, indicó que la redacción del artículo “es la forma correcta. No podía ser de otra forma cerrada o taxativa, porque la casuística va a ir resolviendo en qué circunstancia o no se va a aplicar o no la sanción respectiva. Generar la norma lo que hace es que compele y envía un mensaje, una función preventiva general, para que nadie incumpla la misma entonces, en ese sentido, está bien. Al mismo tiempo, si andamos nosotros como ‘mira, te voy a pasar a la Comisión de Ética a ti o a ti’, se va a entrabar y se va a volver menos eficiente el proceso”.
“Lo que no podemos dejar afuera es no sancionar como éticamente, por así decirlo, los discursos de odio, el negacionismo, ese tipo de acciones que en Chile, lamentablemente, se ha tenido por tanto tiempo cancha abierta para poder decirlo. La forma que está redactada permite que pueda haber un debido proceso, que se puedan aportar antecedentes, pruebas con respecto a cualquiera de las acusaciones que se hagan. Esto es para todos, no es para solamente un sector de la Convención”, detalló Núñez.
La representante de Vamos por Chile, Paulina Veloso, también se refirió a lo acontecido durante esta semana en la Convención Constitucional por la votación del Reglamento de Ética, e indicó que “nosotros tenemos una evaluación positiva, salvo por algunos temas puntuales. Pero en esto que dice relación con la libertad de expresión, yo creo que en algunos puntos es necesario, sobre todo, porque estamos realizando un trabajo que es serio, que es importante, que va a quedar en la historia de nuestro país, que nos va a marcar también y va a marcar a las futuras generaciones, por lo que se tiene que realizar con responsabilidad”, comentó en Radio Análisis.
Asimismo, Veloso aseguró que la incorporación del término negacionismo’ en el Reglamento de Ética “es algo muy ideológico, así como quedo establecido es muy amplio. Esto del negacionismo creo que ya llega a un extremo que puede hacer compleja la labor dentro de la Convención, se puede convertir en algo que finalmente trabe el avance dentro del trabajo” de la Constituyente.
En conversación con Radio y Diario Universidad de Chile, la convencional constituyente por el distrito 8, Valentina Mirada, aseguró que “aquellos que han catalogado esto como censura son evidentemente personas negacionistas. Aquellas personas que se niegan a reconocer el negacionismo como una forma de violencia es porque son personas negacionistas y, de hecho, ejercen esa violencia sobre los grupos que han sido violentados, que han sido históricamente excluidos, aquellos que hemos sido víctimas de las violaciones a los derechos humanos, y justifican esa violencia a través de no reconocer el negacionismo”.
Miranda explica que, a su juicio, aprobar este artículo no se relaciona con una censura. Además, recuerda que en la votación del Reglamento de Ética, el Pleno también aprobó otras indicaciones que aseguran medidas alternativas para educar y avanzar en un proceso de reparación social.
“Censurar es, finalmente, otro tipo de sanción. Llegar al negacionismo para poder justificar tu discurso de odio, tu prejuicio, el racismo, la xenofobia, el clasismo, la violencia de género, la violencia política. Sancionar todo este tipo de violencia va a permitir prevenir, primero, que estas cosas ocurran y, por supuesto, también sube los estándares de discusión política que vamos a tener, que no va a ser en base a principios violentos, sino que va a ser en base a principios de reparación integral de la sociedad. Por eso también, como medidas alternativas a las sanciones, se aprueba la idea de poder ir a talleres de educación con respecto a género. Nosotros no solamente creemos que hay que tener sanciones punitivitas, sino que también tenemos que ser capaces de reconocer que el ser humano rectifica, que el ser humano aprende, que la educación sana a la sociedad de manera integral. Yo creo que eso, muchas personas al interior de la Convención, no lo comprenden y no lo practican, por ende no les interesa”, aseguró.
“Dimos un paso histórico en poder reconocerlo, en poder avanzar en aquello, pero no solamente en eso, sino que también en subir los estándares de cómo hacer política, con qué criterios y qué cosas son discursos y fomentan finalmente el mensaje y el discurso de odio. Y qué cosas son válidas para el debate que necesita el Chile del siglo XXI que, la verdad, es bien distinto al debate que se daba hace 50 ó 60 años atrás que normalizaba todo este tipo de violencia”, concluyó Miranda.